¡Feliz año nuevo, hermano esclavo! No enarque la ceja… Ya sé que su salita de estar no es bodega de barco negrero. Que no siente en su espalda el sangrante dolor del látigo clavándose en sus carnes morenas mientras contempla “Sálvame” y que el único momento en el que siente su cuerpo aprisionado entre otros cuerpos es cuando toma el metro para acudir al trabajo.
Que cuando mira su tobillo, solo ve un cálido calcetín de cuadros, rayas o dibujitos navideños y no la sanguinolenta marca de la herrumbrosa cadena que le sujeta a su vecino de sofá.
Que las órdenes que escucha a lo largo del día provienen solo de su jefe y de los anuncios con que le bombardea la tele entre fragmento y fragmento de película.
Usted, vive tranquilo en su cubículo-hogar y está seguro de que su libre albedrío se encuentra seguro y a salvo.
Usted, no se da cuenta de que es vendido varias veces al día como carne consumible y consumidora. Que figura en toda clase de listas y forma parte de archivos misteriosos que se intercambian en la trastienda de la “nube“ esa, ya tan contaminada como puede estarlo la última herramienta de tráfico y abuso de seres humanos.
Y ya no es porque extraños extranjeros violentamente diabólicos desembarquen en su tierra y lo rapten, empujándole a zurriagazos hasta las entrañas de un chirriante barco de madera movido por el remo de galeotes esclavos, llevándolo después a través de mares y océanos para vender su cuerpecito bien alimentado a otro ser humano como usted, pero con más fortuna, que se crea elegido para mangonear su cuerpo… también su alma si puede.
Ahora, los nuevos propietarios y los que le subastan en mercados de esclavos modernos son corporaciones, empresas, multinacionales… También, ultra malandros de los que hablaríamos en otro momento.
Para ser pasto de estas reses lo único que debe hacer es entrar en Internet, redes sociales, lugares de vídeos como “YouTube”, periódicos digitales, y casi cualquier lugar.
Paseamos una mañana cualquiera de domingo: ocio y relax por la red. Nos enseñan tráileres e imágenes de casos y cosas que podemos ver cuando queramos con el privilegio de lo gratuito.
Nos ofrecen aplicaciones, gratuitas también… ¡Que gozada!… Tan solo a cambio de un inocente registro, donde es importantísimo poner el número de teléfono.
Noticiarios y sitios de vídeo en los que, con tono melifluo, nos avisan de que, como nos quieren mucho y se preocupan por nosotros, debemos aceptar algunas condiciones.
No las enumeran a la primera ni a la segunda… Inmediatamente, una amable ventanita donde pone “aceptar todo” nos indica que cliquemos en ella para poder gozar, por ejemplo, de videos morales o cargados con el chisme crucial que estimulará nuestro intelecto y cambiará nuestras vidas para siempre cuando conozcamos que, Nelson Raúl Gómez De La Mare Meva, allá en Ultramar, pone los cuernos a María Deysi Del Amor Hermoso Mínguez: la flor del puerto; pero que todo se sabe y entonces María Deysi del Amor hermoso de Mínguez es premiada por su fidelidad y Nelson Raúl de la Mare Meva Gómez es castigado teniendo que abandonar la chabolita, pobre pero limpia, que María Deysi Del Amor Hermoso de Mínguez mantenía a pesar de la poca plata que el golfo de Nelson Raúl de la Mare Meva entregaba con desgana bananera a la sacrificada esposa y madre del otro lado de los mares…
La cuestión es que, el látigo, el rapto y la trampa, se esconden ladinamente detrás de este “Aceptar todo” que usted, “que no tiene nada que esconder y poco le pueden sacar”, oprime campechanamente…
Si, le informo con precaución que usted, también es un campechano.
Pues usted con la generosidad que le caracteriza, entrega su cabeza y su vida en Internet a no se sabe quiénes que viajarán subidos en su hombro a través de la red: Con mucho cariño, eso sí, tan solo para observar donde se mete y hacerle tragar después miles de anuncios con temas relacionados con lo que vio. Por eso debe apropiarse de algunos datillos sin importancia de las entrañas de su PC, portátil o teléfono.
El colmo es, que después, le ametrallan con cínicas ofertas en las que le prometen salvarle de anuncios a cambio de una módica cantidad.
Estos visitantes de dormitorio virtuales han sido condenados a descubrir su juego, así que, se ven obligados a presentar sus cartas para que el internauta elija si se entrega a ellos por completo o “solo lo necesario”…
Si la futura víctima siente desconfianza, curiosidad o ya estuviera informada, examina antes de aceptar la propuesta de “comerse todo el marrón” y clica sobre otra descolorida ventanita con aspecto de no ser importante donde seguramente pondrá: “más opciones”, “administrar ajustes o configuraciones” …o, “ver” …
Una vez que no han conseguido que usted con las prisas acepte todo porque total – ¿Qué me podrían hacer? – Entonces, hay posibilidades de encontrar fácilmente la patita del lobo bajo la puerta o la manzanita de Blancanieves o la camita del lobo aquel que se hacía pasar por abuelita.
Usted que ha dado un salto cuántico en su naturaleza de oveja sumisa, tan inocente y obediente siempre… ¡Está investigando algo!… ¡Enhorabuena! sufrido consumido; ¡No me he equivocado! ¡quería decir “consumido” y no, consumidor!: Ha entrado usted en la caseta del terror.
Alguien les avisa que la página tiene “socios” que junto con el administrador del sitio le ofrecen el contrato de venta de alma y cuerpo y copio literalmente una de las informaciones comunes:
“Nosotros y nuestros socios ALMACENAMOS o ACCEDEMOS a información en dispositivos, tales como cookies y procesamos datos personales, tales como identificadores únicos e información estándar enviada por un dispositivo, para los propósitos descritos a continuación:
Puede hacer clic para otorgarnos su CONSENTIMIENTO a nosotros Y A NUESTROS SOCIOS para que llevemos a cabo el procesamiento con dichos propósitos. De forma alternativa, puede hacer clic para denegar su consentimiento o acceder a información más detallada y cambiar sus preferencias antes de otorgar su consentimiento. Sus preferencias se aplicarán solo a este sitio web. Tenga en cuenta que ALGUN PROCESAMIENTO DE SUS DATOS PERSONALES puede NO REQUERIR DE SU CONSENTIMIENTO, pero usted tiene el DERECHO de RECHAZAR tal procesamiento. Puede cambiar sus preferencias en cualquier momento entrando de nuevo en este sitio web o visitando nuestra política de privacidad”.
Después, dos ofertas contundentes:
BLOQUEAR TODO AUTORIZAR TODO.
En muchos lugares el clicar en “Bloquear todo” no funciona…
Después le informan de varios puntos referidos al uso de su alma virtual de los que indico los más preocupantes:
Analizar activamente las características del dispositivo para su identificación.
ALMACENAR O ACCEDER a información en un dispositivo.
Servir técnicamente anuncios y contenido… O sea: Su dispositivo puede recibir y enviar información que le permita ver e INTERACTUAR con anuncios y contenido…
Los datos obtenidos de fuentes de datos off line pueden combinarse CON SU ACTIVIDAD ON LINE para RESPALDAR UNA O MAS FINALIDADES-
VINCULAR DIFERENTES DISPOSITIVOS: Se puede determinar que diferentes dispositivos pertenecen a usted o a su hogar para UNA O MAS FINALIDADES.
Recibir y UTILIZAR para su identificación las características del dispositivo que se envían automáticamente.
La curiosidad me lleva a un recuadrito donde nos informa alfabéticamente del nombre de los socios de la página que se subirán en nuestra espalda con cariño para mirar a través de nuestros ojillos y utilizar esa vigilancia en vaya usted a saber qué. Por ejemplo: nuestros números de teléfono, o nuestros datos bancarios, nuestras “debilidades secretas” …
Que ellos, no usarán porque lo único que les interesa es poner anuncios delante de nuestros ojos… Dicen.
He perdido la paciencia al llegar a los doscientos podría ser incluso que la lista de amiguetes que acuden a nuestra máquina llegara a los trescientos o más: ¡Todo un ejército sobre mis débiles hombros!¡Y sobre los suyos!
Este abuso, en la actualidad abarca además sistemas operativos, navegadores, programas comprados, ordenadores y tabletas, teléfonos…
Usted deberá registrarse, aceptar, incluir… Todo lo que le solicita el dispositivo antes de poder estrenarlo.
Usted y yo, en este presente convulso somos ganado, por muy estupendos e independientes que nos creamos. Por muy mala o buena vida que llevemos, todos, formamos parte del rebaño.
Y va cansando ya, oiga.