La guerra que no cesa. Por Antonio Ramírez

La guerra que no cesa.

«Pierre Lemaitre con su última entrega titulada El espejo de nuestras penas nos muestra las verdades y las mentiras de la guerra que no cesa»

El final de la trilogía de entreguerras «Los hijos de desastre» nos lleva, de nuevo, a la grandeza  y, también, a las miserias de un conflicto armado en el que, como cualquiera, todas las partes pierden. «El espejo de nuestras penas» nos sumerge en1940, cuando Alemania amenaza con invadir Francia y esta actua en consecuencia, entre otras acciones, reforzando el reclutamiento de jóvenes destinados a un futuro incierto.

Esta historia, que puede leerse de manera independiente a las dos que le precedieron, contine personajes entrañables, amistades inquebrantables, optimismo, desesperanza y picaresca y una buena dósis de mentiras y verdades de las que toda guerra contiene. 

Durante el tiempo que transcurrió tras la l Guerra Mundíal y en plena recuperación aún de los trágicos efectos de ella; cuando comenzaba a cundir el sosiego que el nuevo orden establecido produjo, volvió con fuerza la desesperanza ante una nueva, impredecible y trágica cita con las armas.

Pierre Lemaitre, excepcional autor francés, ganador del prestigioso galardón literario, el Premio Goncourt por la primera de las entregas de esta trilogía, «Nos vemos allá arriba» y que fue llevada al cine, nos muestra la ideosincrasia de una Europa turbulenta en un periodo incierto y, especialmente, una Francia que tan magistralmente conoce.

Antonio Ramirez Velez

Indígena melillense con varias decenas de años a mis espaldas. Periodista de profesión y dedicación institucional desde hace muchos años en lla Ciudad Autónoma de Melilla, anterior Ayuntamiento, con una paso también en la Administración del Estado, Delegación del Gobierno. Responsable en diversas legislaturas de gabinetes de prensa y relaciones institucionales, comencé a entender, hace tiempo ya, que el poder es un mar de ambiciones y conjuras permanentes y por ello la verdad, cuando sobrevive, vale su precio en oro. Mi paso por medios de comunicación, tanto públicos, como privados, me enseñó de la gran asignatura pendiente que tienen, aún, generaciones de periodistas sobre la consideración de su profesión y la dignificación de la misma.

Lector aplicado, que intento ser, concibo a los libros como uno de los últimos reductos de la libertad de pensamiento, generadores de opinión y salvaguarda, por ello, de la voluntad. Lo único que no nos puede ser arrebatado (Víktor Frankl).

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