Amistad y quiebra, a veces caminan juntas. Por Antonio Ramírez

Amistad y quiebra, a veces caminan juntas. Los privilegios del ángel. Dolores Redondo

«Dolores Redondo profundamente deslumbrada y enamorada por su tierra, ya forma parte por méritos propios del fenómeno literario español»

Si con la Trilogía del Batzán, Dolores Redondo nos adentró en la profundidad y la belleza de la naturaleza de Navarra (la selva de Irati); en sus mitos, intrigas y los entresijos familiares más puros, con esta reedición de la que fue su primera novela, nos brinda una historia de amistad, soledad y quiebra.

«Los privilegios del ángel» nos traslada a un pequeño puerto pesquero de la apasionate y legenadaria bahía de Pasajes de los años sesenta del siglo pasado. El olor a salazón, la sensación de la humedad marina, la vibración humana de los hombres de mar y los estibadores, acogen la relación entre dos niñas a las que el futuro tiñó de tragedia, especialmente a una de ellas, la protagonista, Celeste.

Dice la autora que lo primero que hizo al ponerse a escribir, en esta su primera obra, fue «ponerme en paz con la muerte» y así, mediante esta entrañable historia, ahuyenta esos fantasmas que el reverso de la vida suele brindar. Esta escritora donostiarra, profundamente deslumbrada y enamorada por su tierra, ya forma parte por méritos propios del fenómeno literario español y que tantas y buenas obras de genero negro ha brindado en los últomos tiempos.

Laureada con el Premio Planeta en 2016, entre otros galardones, Redondo es, además virtuosa, a la hora de describir y hacer vivir los paisajes urbanos, rurales o naturales donde desarrrolla la trama, meritorio.

Antonio Ramirez Velez

Indígena melillense con varias decenas de años a mis espaldas. Periodista de profesión y dedicación institucional desde hace muchos años en lla Ciudad Autónoma de Melilla, anterior Ayuntamiento, con una paso también en la Administración del Estado, Delegación del Gobierno. Responsable en diversas legislaturas de gabinetes de prensa y relaciones institucionales, comencé a entender, hace tiempo ya, que el poder es un mar de ambiciones y conjuras permanentes y por ello la verdad, cuando sobrevive, vale su precio en oro. Mi paso por medios de comunicación, tanto públicos, como privados, me enseñó de la gran asignatura pendiente que tienen, aún, generaciones de periodistas sobre la consideración de su profesión y la dignificación de la misma.

Lector aplicado, que intento ser, concibo a los libros como uno de los últimos reductos de la libertad de pensamiento, generadores de opinión y salvaguarda, por ello, de la voluntad. Lo único que no nos puede ser arrebatado (Víktor Frankl).

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