
«En mi barca se puede surcar el cielo por toda la eternidad mientras alguien te recuerde y hay dos pares de remos»
Hay días que uno no quisiera vivir, ni siquiera que hubieran comenzado nunca, son pocos pero son los más duros. Llevo unos años de duelos, el 2003 por mi padre, el 2004 por mi hermana el 2021 por mi madre y este 2022 por la muerte de quien ha sido mi mejor amigo en esta vida. José Ramón era un hombre animoso, echado para adelante, emprendedor y buena persona, como pocos. Llevábamos ya tiempo sin vernos, dos años para ser exactos, el vivía en Miami y yo aquí en Madrid.
Ya venía de lejos su enfermedad, tenía un tumor en el hígado, ese cáncer que a veces se controla, pero que a su vez derriba todo el sistema del cuerpo. Afortunadamente parece que murió sedado y que no sufrió. Esto es algo que siempre se dice, puede que sea así, pero cuando una persona, tu mejor amigo, se va de este mundo también duele tanto el alma como cuando son tus familiares quienes te dejan, es perder a un hermano que tu elegiste, es un afecto que tu buscaste y cultivaste, es una emoción que te arranca de cuajo la adolescencia y te trae, sin piedad ninguna, los recuerdos de aquella época lejana y feliz envuelta en la niebla fría de antaño. Se vacían de golpe los espacios etéreos de infancia y juventud, regresan recuerdos de esas vidas alejadas del hoy y también felicidades perdidas en la memoria. Paseos en «bici» hasta el Retiro y por él, y antes, tardes de juegos en el suelo de parquet de una casa que ahora ya solo está en el recuerdo. Solo queda de aquello su hermana, ahora también la mía. Porque aguantar la pérdida de toda la familia de origen es duro, es algo que solo debiera vivirse una sola vez y antes de partir tu mismo hacia la nada.
Vivir es crecer y a la vez perder pedacitos de luces que fueron apoyos para caminar, pero hoy, una vez más he perdido otro pedazo de luz y estoy triste, reconozco que estoy muy triste. Espero que los cielos azules del verano te acompañaran en el viaje final. Va por ti, amigo del alma esta mi barca con dos pares de remos. El segundo lo llevaré yo desde el imperecedero recuerdo.