Salvador Romas, las armas y la auténtica responsabilidad. Por Rodolfo Arévalo

Salvador Romas, las armas y la auténtica responsabilidad

«Salvador Romas, las armas y la auténtica responsabilidad de todos los que tienen los medios para evitar los abusos y las matanzas»

El poema “If” de Rudyard Kipling en el que explica a su hijo cómo y cuándo será un hombre, sería maravilloso para todos nosotros, e incluso un poema real, pero no hoy día. Escrito en su época y en el nivel social en el que él mismo se movía, seguramente sí. Eran otros tiempos en los que el honor, la reputación, el comportamiento con otros debía ser exquisito, básicamente humano, pacífico o agresivo, pero ético y atendiendo a unas normas morales sobreentendidas, libres de ideologías.

Lamentablemente en la actualidad y creo que en casi todas las edades de la humanidad, resultaría un poco alejado de la realidad. Los últimos versos dicen: “Si llenas los minutos de cada nuevo día con sesenta segundos de avanzar en tu vida, todo lo de esta tierra te será de tu dominio. Y mucho mas aún: serás hombre, hijo mío” Qué bonito para cualquier tiempo, pero que poco real. Hemos sabido que hace poco que en Uvalde, una localidad de Texas, Estados Unidos como siempre, porque allí se venden armas como caramelos a la puerta de cualquier ciudad, se ha producido una matanza de niños en una escuela de la localidad.

El derecho a portar armas está recogido en la segunda enmienda de la Constitución Americana, y en cierto modo es lo lógico cuando, en un país cualquiera, las fuerzas de defensa frente a la violencia y el crimen no actúan con la eficacia y rapidez con que debieran. Pero este problema de poca eficacia en la actuación policial no es algo que afecte solo a USA, también afecta a Europa y otros lugares de la Tierra. Y aunque pueda parecerlo el problema no es de las fuerzas de seguridad. El problema radica en la política de excesiva prudencia con la delincuencia, y más en estos tiempos, ese es el origen de múltiples problemas. La diferencia es que por estos lares las armas no se venden sin licencia a cualquiera.

Los individuos que actúan de esta manera violenta, suelen ser personas con la mente trastornada, muy a su pesar y si el Estado o familia o sanidad de sus países hubieran actuado mucho antes, probablemente no tendrían hoy el problema. Salvador Romas, el agresor de dieciocho años, al parecer había sufrido acoso por parte de sus compañeros en dicho colegio. Multipliquen ustedes lo que puede hacer este acoso, aunque solo fuera en los cursos superiores antes del final del bachillerato, en una persona ya de por sí apocada y con problemas psicológicos. Hoy antes de echar pestes contra el chaval agresor, habría que saber por qué la panda, de compañeros crueles, no fue reprimida a tiempo por sus profesores y padres. Otro gallo estaría cantando probablemente, si a los alumnos que le acosaban se les hubiera recriminado en su momento el comportamiento con duras correcciones, para que aprendieran una asignatura, bastante más importante que cualquier otra, el respeto por sus semejantes, superiores, iguales, o más débiles que ellos mismos.

Hasta ahora no veo que esto se haya hecho en ninguna parte del mundo, que yo sepa, pero eso sí, rasgarse las vestiduras por tener estos problemas sí que suele ser habitual a posteriori. Señores, no sean ustedes hipócritas, la sociedad que machaca a los diferentes, a los alumnos especiales tanto en costumbres, como en capacidades, como en emotividad, no puede ser evaluada a posteriori, los responsables son ustedes que son los que tienen los medios para evitar esos abusos. No echen ustedes las piedras y problemas al empedrado de armas sí o armas no, basta un cuchillo de cocina bien afilado para llevarse por delante a muchos, antes de que puedan reaccionar. Lo que hay que hacer es enseñar a todos que hay que respetar a todos, por muy diferentes y raros que puedan parecer, incluso hacer el esfuerzo de integración, que se pueda con el individuo o inadaptado o rechazado, por el grupo.

Ya sé que los humanos somos en primer lugar simios y que los simios en general son jerárquicos y agresivos, porque se organizan en pirámides de poder, pero de ahí a permitir que ese comportamiento agresivo se produzca en los colegios va un abismo. Y los responsables últimos de que esto ocurra son en orden ascendente, los alumnos que jalean a los abusones, las familias de estos abusones, los profesores, la dirección y sicólogos del colegio, seguidos por los directores generales de educación, y los políticos con competencias en el tema. Digamos que los responsables de los asesinatos son todas estas personas y no un chaval de dieciocho años, que trastornado por la razón que sea, no pudo controlar su ira y deseo de venganza.

Desde luego los muertos no debieran ser dieciocho niños y algunos profesores, tampoco Salvador Romas el agresor, porque ninguno de ellos pudo poner los medios para que el asesino, pudiera reconducir su odio de alguna otra manera que no fuera el asesinato. No vender armas o venderlas carece de importancia, porque hoy día a través de internet cualquiera puede aprender hasta a fabricar bombas muy potentes. Sí, hoy ha sido un tiroteo, imaginen otro chaval que haya sido acosado, con más paciencia y capacidad técnica con pequeñas bombas, podría convertir el colegio en “Apocalipse now” en cuestión de unos días.

Así que responsables, vayan aprendiendo, que hay que prevenir, pero no las agresiones futuras, sino las agresiones, reales o imaginadas de los individuos estudiantes en los institutos, porque mucho me temo que en esta sociedad que valora la vida humana, menos que la de un escarabajo pelotero vamos por un camino ideal para desarrollar la violencia en todos los ámbitos, por muchas fuerzas de seguridad que puedan crearse y existir. Así que ojo que los humanos, sobre todo si tienen algunas leves psicopatías pueden ser muy peligrosos. Así que hagamos caso a Rudyard Kippling y a su poema que explica a su hijo como y cuando será un hombre para que realmente podamos nosotros también, con el ejemplo, llegar a formar hombres con la ayuda de sus semejantes y desde la más tierna infancia.

Rodolfo Arévalo

Nací en Marsella ( Francia ) en 1954. Viví en diversos países debido a los destinos que tuvo mi padre ( diplomático ). Estudié en colegios franceses hasta la edad de 12 años. Estudié bachillerato y COU en el colegio Nuestra Señora del Pilar de Madrid. Estudié música en el Real conservatorio de música de Madrid, formé parte y pertenecí a varios grupos musicales entre ellos “ Los Lobos “. Creé varios grupos musicales de Pop Rock. Toco el bajo y compongo canciones, música y letra. Estudié Fotografía general y publicitaria, diplomatura (dos años) de cinematografía e Imagen y sonido equivalente a Técnico Superior de Imagen y Sonido. Soy socio Numerario de la SGAE desde el 1978. Pertenezco a la Academia de Televisión. Soy un gran lector de libros de ensayo, divulgación y de vez en cuando novela. En el año 1985 Ingresé por concurso oposición a TVE. Fui ayudante de realización y realizador. En el año 2009 me pre jubilaron muy a mi pesar. En la actualidad estudio programas de tratamiento de imagen. He escrito varios guiones de cortometraje y realizado el que se llamó “ Incomunicado “, tengo otros en proyecto. Soy muy crítico conmigo mismo y con lo que me rodea. Soy autor de las novelas “El Bosque de Euxido” y "Esclavo Siglo XXI publicadas en Ediciones Atlantis. También me gusta escribir prosa poética. Me he propuesto seguir escribiendo novela.

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