Póstuma, de un mito. Por Antonio Ramírez

Postuma, de un mito. Portada en bolsillo de Islas a la deriva.

«Islas a la deriva, obra póstuma del autor y que vio la luz años despues de la muerte de él, nos lleva al intenso y grave escenario de la Segunda Guerra Mundial»

Hay obras literarias que, en su conjunto, forman parte de historia universal de las letras. La de Ernest Hemingway es una de ellas. Premio Nobel y Premio Pulitzer por su inolvidable «El viejo y el mar«, su azarosa vida la trasladó a lo que mejor supo hacer, el don de contar historias y reflejar la realidad de su tiempo.

Tiempos convulsos, pero igualmente apasionantes que Hemingway llevó a relatos inmortales que han llevado al bien de la lectura a millones de lectores, y los siguen llevando. «Islas a la deriva«, obra póstuma del autor y que vio la luz años despues de la muerte de él, nos lleva al intenso y grave escenario de la Segunda Guerra Mundial y todo lo que conllevó, practicamente, en todo el planeta. En concreto nos acerca al área de lsla de Bimini en plena Corriente del Golfo, cerca de Cuba, enclaves que conocía a la perfección Hemingway. Entres sus facetas, la de corresponsal de guerra, junto a la amenidad a la hora de relatar ficciones y realidades, le confieren esa cualidad de mito por el número de obras que son fijas en cualquier biblioteca y por  la de referencias y reseñas que siguen vivas y lo seguirán siendo.

Cercano ya los Sanfermines, el escritor desde la pasión por vivir, fue uno de los mayores activos para el conocimiento y apego a esta tradición, también universal, a través de su presencia y singularmente por otra de sus obras, «Fiesta«.

Antonio Ramirez Velez

Indígena melillense con varias decenas de años a mis espaldas. Periodista de profesión y dedicación institucional desde hace muchos años en lla Ciudad Autónoma de Melilla, anterior Ayuntamiento, con una paso también en la Administración del Estado, Delegación del Gobierno. Responsable en diversas legislaturas de gabinetes de prensa y relaciones institucionales, comencé a entender, hace tiempo ya, que el poder es un mar de ambiciones y conjuras permanentes y por ello la verdad, cuando sobrevive, vale su precio en oro. Mi paso por medios de comunicación, tanto públicos, como privados, me enseñó de la gran asignatura pendiente que tienen, aún, generaciones de periodistas sobre la consideración de su profesión y la dignificación de la misma.

Lector aplicado, que intento ser, concibo a los libros como uno de los últimos reductos de la libertad de pensamiento, generadores de opinión y salvaguarda, por ello, de la voluntad. Lo único que no nos puede ser arrebatado (Víktor Frankl).

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