
«Islas a la deriva, obra póstuma del autor y que vio la luz años despues de la muerte de él, nos lleva al intenso y grave escenario de la Segunda Guerra Mundial»
Hay obras literarias que, en su conjunto, forman parte de historia universal de las letras. La de Ernest Hemingway es una de ellas. Premio Nobel y Premio Pulitzer por su inolvidable «El viejo y el mar«, su azarosa vida la trasladó a lo que mejor supo hacer, el don de contar historias y reflejar la realidad de su tiempo.
Tiempos convulsos, pero igualmente apasionantes que Hemingway llevó a relatos inmortales que han llevado al bien de la lectura a millones de lectores, y los siguen llevando. «Islas a la deriva«, obra póstuma del autor y que vio la luz años despues de la muerte de él, nos lleva al intenso y grave escenario de la Segunda Guerra Mundial y todo lo que conllevó, practicamente, en todo el planeta. En concreto nos acerca al área de lsla de Bimini en plena Corriente del Golfo, cerca de Cuba, enclaves que conocía a la perfección Hemingway. Entres sus facetas, la de corresponsal de guerra, junto a la amenidad a la hora de relatar ficciones y realidades, le confieren esa cualidad de mito por el número de obras que son fijas en cualquier biblioteca y por la de referencias y reseñas que siguen vivas y lo seguirán siendo.
Cercano ya los Sanfermines, el escritor desde la pasión por vivir, fue uno de los mayores activos para el conocimiento y apego a esta tradición, también universal, a través de su presencia y singularmente por otra de sus obras, «Fiesta«.