
«La ética, la moral, la justicia y la decencia son valores relativos en España y varían de significado según la facción política que los tergiverse»
Hablamos hoy día de ética, de moral, de justicia, de decencia y de muchas más cualidades humanas que en cualquier democracia son valores muy serios, salvo en España en la que estas cosas, son solo conceptos relativos, desde el punto de vista de alguna facción política.
Sin ir más lejos la elección de los magistrados del Tribunal Supremo se aleja cada día más de lo que debiera de ser si esta nación fuera moderadamente sería, es más los elegidos deberían mantener en secreto sus afinidades y tendencias políticas, para poder ser considerados imparciales, aunque no lo fueran. Es más no podrían serlo si son magistrados, porque antes está la función que se a debe ajustar a las leyes que la pasión folklorico política y sexual. Esto último sin ánimo de significar nada en concreto, que las preferencias de sus señorías tampoco deben afectar a su libre y serio juicio.
¡Es que lo serio es fascista! Grita algún gilipollas. Pues no, lo serio es lo sensato, lo fetén, lo que tiene base cultural e histórica. Se ha llegado al acuerdo de que todo el mundo es bueno, hasta los más sanguinarios asesinos de banda terrorista, integrados en las instituciones, mas que nada por evitar más problemas. Es mejor tener a los terroristas sentaditos en los escaños Hemicirculares que a la busca de la metralleta perdida. Antes, tenían como objetivo en la chupi bandi terrorista una justificación, un dictador, pero diez o veinte años después al parecer siguen creer teniéndola, aunque el general esté criando malvas desde tiempo atrás y realizando viajes de ensueño de tumba en tumba, porque a alguno le toca hacer la gilipollez.
Y es que hay amores que matan y odios que no solo matan sino que son un coñazo, como la obsesión de las sociedades comunistas porque todos los pueblos de mundo lo sean, un coñazo de calma chicha bajo metralleta. Por ¡Tutatis que vara! Estos acólitos de la jodienda a los demás, son moscas cojoneras con boca de gilipollas, máxime cuando las moscas odiadoras lo parecen de oficio y sin que medie justificación ninguna como no sean obsesiones psicópatas.
Estas especies de moscas, son acogidas en el Parlamento Español como puñeteros animales de compañía parlamentaria, por supuesto votadas por individuos que no se sabe de donde han salido ni que tipo de juicio tienen o se puede esperar de ellos. Que no, que por mucha reconciliación nacional, mucho espíritu de convivencia y mucha tontería varia, hay cosas que no se pueden tolerar. Una de ellas, asumir que ETA ha ganado la batalla y la guerra sucia con asesinatos de inocentes, sin haber puesto todavía nada de su parte, solamente algún encarcelado que encima tiene la desfachatez de poner en tela de juicio la razón por la que está preso. Pobrecito yo pensará, toda mi vida luchando por la libertad de un pueblo que no cree en la libertad democrática, de la que solo somos reos los cuatro gansos que no aceptamos Constitución y Nación, como animal de compañía, porque somos muy… erre que erre, y sin embargo aquí se nos permite seguir dando el coñazo parlamentario.
Cuando en un mundo en el que los conceptos país, región o territorio están dejando de ser distintivos de nada, salvo de usos folklóricos, un grupo de desnortados no debiera ser guía ni del más imbécil de sus habitantes, ni debería fumar la Pipa de los indios cabreados. Pero es que por estos lares hay tantos, indos cabreados, que son casi imparables.
Cosas como que el que llegue a la presidencia del país sea un individuo tan valioso y con tantos atributos intelectuales como Forrest Gump, es patético, sobre todo para los votantes que valoraron más los kilómetros recorridos por el tipo que el tipo de carrera hacia la que nos ha llevado. Pilló, el hombre un vehículo y se hizo los kilómetros que hay de sede en sede y entre ellas tirando cuando le tocaba como en el juego de la oca. Aunque si reflexionamos un poco, más que juego de la oca, parece el cruel juego del calamar televisivo y de ficción, ficción que él está llevando a la realidad, si no con muertes reales y sangrientas, si con muertes laborales y económicas, vamos una bicoca social. Y oyes, que nada, que es inasequible al desaliento, que se ha propuesto como resultado de su gestión la banca rota y ahí está él erre que erre, sin perder un minuto de su precioso tiempo. ¡Ah!, que no he citado quién es el personaje… bueno realmente no hace falta solo es uno y está en la mente de todos.
Aquí no nos hace falta jugar a juegos infantiles asesinos, los asesinos de ilusiones y de todo tipo ya pululan por doquier en el país este antes llamado España y ahora llamado troceado de Comunidades autónomas costrosas. Lo de costrosas es porque todavía no se han repuesto de sus heridas dictatoriales, por lo visto. A mi como que todas estas cosas me entran por un oído y me salen por el otro, sin haber hecho mella en mi mente que llevo parapetada, para tonterías semejantes, con una buena boina, digna de buen boinicultor, como la del nabo y león boina aparte.
Dejé de interesarme por las estupideces hace años, cuando comprendí que la mayor parte de la sociedad entraba serenamente en estado de coma propiciado por la estupidez de los mensajes cortos de texto telefónico, que vaya usted a saber qué mierda se puede decir en tan reducido número de palabras como no sea el manido “Fascista”, que ponen algunos gilipollas, sin neuronas y nada mejor que pensar. Vamos la copia de Italia del setenta.
Si pensaran lo primero que se les venga a la cabeza es probable que fueran conscientes de lo fascistas y comunistas que pueden ser ellos mismos, en cuanto abren sus bocas y empiezan a expeler los juguillos sosos e irreverentes de los más apestosos ritornelos de la dictaduras anti libertad. Será que no han caído en la cuente de que vigilar otros sistemas dictatoriales no te exime de que el tuyo pueda también serlo. Por todo esto, es por lo que hablamos hoy de ética, de moral, de decencia y de muchas más cualidades humanas que en cualquier democracia son valores muy serios, salvo en España en la que estas cosas, son solo conceptos relativos, desde el punto de vista de alguna facción política.