Ay Vanguardianos, hipócritas contumaces. Por Guirong Fu

Vanguardianos

«Ay, ‘vanguardianos’, hipócritas contumaces, ‘salva-republiquetas’, de libro: qué asco y qué pena me dais vosotros y vuestros disfraces»

‘¡Vanguardianos!’ tocapelotas:

de tanto darme en ellas,

las tengo ya medio rotas!

¡Hipócritas contumaces,

‘salva-republiquetas’, de libro:

¿por qué no decís nunca,

de vuestro querido don Narciso

(ya que de Trump soléis decirlo),

que es él, justamente, «el paradigma

del embuste político»?

¡Claro: no os atrevéis

y cerráis cobardemente el pico;

no fueseis a encabronar

a sus socios preferentes

y a sus separatas amigos:

catalufos que subvencionan a porrillo

vuestros periodísticos delirios!

¡Cuán fácil resulta atacar a Trump,

haciendo, de él, vuestro mayor enemigo,

cuando, al cabo,

quienes os han de subvencionar,

le odian casi tanto

como vosotros mismos!

Pero, en el fondo,

lo que os jode de verdad

es que, pese a todo,

tenga él, aún, tantos amigos,

a los que ni con vuestro ‘pisto’ periodístico

– ‘samfainada’, en Cataluña, lo solemos llamar-

podéis en modo alguno acallar.

¡Ah; pero así es también la democracia, queridos;

sobre todo, cuando se trata de votar:

aquí, «¡NO a Sánchez!» «¡SÍ a Trump»!, en EE.UU.

¡Ay, ‘vanguardianos’, hipócritas contumaces,

‘salva-republiquetas’, de libro:

qué asco y qué pena me dais

vosotros y vuestros disfraces,

vuestra cobardía simpar

y vuestro pútrido cinismo…!

(Otrosí: Acaso sea cierto

que algunos tiran documentos al WC;

pero, vosotros, tiempo ha

que vuestra escasa dignidad

decidisteis echar en él!

Y, ¡oh desgracia cruel y extrema,

ni siquiera habéis sido capaces

de daros todavía cuenta!)

guirong fu

Tengo 60 tacos; es decir, una linda juventud... prolongada.
Catalán y ESPAÑOL de Barcelona, en donde ahora vivo feliz,
pues, TENIENDO SALUD, no me falta de nada.
Guirong Fu, en Twitter, decidí hacerme llamar;
y todos saben que es Nietzsche quien puse en mi avatar.
No hay en mí afán de ocultamiento,
pero va con mi talante el anonimato.
De otra suerte, aunque les pusiera mi retrato,
no habrían de reconocerme ustedes un pimiento.
Den todos por bien seguro, sin embargo,
que, siempre que se trate de defender MI DIGNIDAD
y EL HONOR de quienes me honran con su amistad,
no habré de ocultar de mí ni un solo dato.
¿Mis intereses? Los mismos que siempre tuve:
El humanismo, la buena literatura y el ámbito entero de la psicología.
Y aunque en la política no siempre demasiado me entretuve,
los años me han llevado a querer tomarle la medida:
Me duele su arbitrariedad, su falta de sentido común, sus dislates.
Su ambición soez, su arrogancia, su desvergüenza, su hipocresía.
Me indigna que me deslumbre con sus lindos 'escaparates'
y que cuando entramos a 'comprar' no nos dé más que porquería.

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