
«Sánchez quedó en evidencia en el Senado al decir, sin despeinarse, que gestionará la crisis económica como gestionó la pandemia»
Tuve la paciencia, y el tiempo, de seguir parte del debate del martes en el Senado, entre las dos caras de la moneda que, pese a todo –después trataré de explicarlo–, son las que existen hoy en nuestro escenario político. El resto son “carillas”, de usar y tirar por uno o por otro, según las circunstancias.
Pese a la trampa de los tiempos, ilimitado para el showman Mr. Postureo y corto, y con avisos, para su oponente, Alberto Núñez Feijóo, que estuvo muy bien, a mi juicio, incisivo y moderadamente vehemente, desmontando el exhibicionismo surrealista del fantoche de la Moncloa. Después, si no me alargo demasiado, recogeré alguna de sus “bofetadas dialécticas”. Reconozco que escuché con mucha más atención al Presidente del Partido Popular que al “presimiente” del desgobierno. Pero en el caso del segundo, hubo algo que me hizo retroceder el show para volver a escuchar lo que dijo Pedro “Antonio” Pinóchez. Me refiero a la enésima fanfarronada propagandística de su discurso en el que, lo que quedó en evidencia, fue lo lejos de la realidad que se encuentra. Concretamente, y sin despeinarse, nos soltó esto: “Gestionaré la crisis económica como gestioné la pandemia”. Tras ello, y pese a que no me entusiasmaba demasiado, pensé dedicarle unas líneas al debate. Y, en eso estaba la mañana del miércoles, cuando escuché la buena reflexión que, en Herrera en COPE, hacía Luis del Val. Así que creo que haré mejor poniendo a disposición de quien no haya podido oírlo, lo que dijo el buen analista maño, en tan solo dos minutos:
Empezaba así Luis del Val: “Después de escucharte a ti y a Jorge Bustos, que estuvo en el Senado de testigo de cargo, he llegado a la brillante conclusión de que parece que Feijóo y Sánchez no se van a casar. Eso sí, es posible que asistan a una boda, pero por separado. Me refiero a la boda que se está tejiendo en torno al relevo del Consejo General del Poder Judicial, pero si se produce, Feijóo y Sánchez asistirán cada uno por su lado, uno por parte del novio y, otro, por parte de la novia”.
Dicho lo anterior, Del Val continuó con su fina ironía: “Prometo que no voy a comentar una palabra de esto, ni en el metro, ni en el autobús, porque me preocupa de manera bastante relativa, y eso que no soy Einstein”. Recordemos el “chiste” que hace un mes aproximadamente, nos dejaba Pilar Llop, la que dicen que es ministra de Justicia –cuesta ponerlo con mayúscula, como al resto de las instituciones/organismos que controla Pedro “Antonio”–, juez, dicen también, para más inri, asegurando que “a veces, voy en Metro y autobús, y escucho a la gente preocupada por el Consejo General del Poder Judicial”. Puedo asegurar a mis lectores que yo sí que uso el transporte público con frecuencia y nunca percibí esa “preocupación” en los usuarios, cada uno a lo suyo con su móvil, su ebook o libro, o hablando del último partido de fútbol a lo sumo.
Seguía Del Val con su análisis, resaltando lo mismo que antes decía que me había hecho retroceder la transmisión: “Lo que me dejó casi con temblores fue cuando el presidente del Gobierno afirmó que iba a gestionar la crisis económica de la misma manera que gestionó la pandemia del Covid”. He de reconocer también que, cuando escuché esa frase, no me dejó “sin temblores”, sino, más bien, todo lo contrario, me los produjo. Lo mismo que tampoco es una sonrisa, ni siquiera de asco, lo que me producen las mentiras que, desde su falsa tesis, su infundada moción de censura, basada en una más, o el incumplimiento de sus “promesas”, pre y post electorales. Pero sigo con el análisis de Luis del Val: “Normalmente, cuando afirma cualquier cuestión de manera contundente se suele dibujar una sonrisa en mis labios, porque Pedro I, El Mentiroso, miente con tanta frecuencia, que no me lo tomo en serio, pero es que en esta ocasión hay visos terribles de que, excepcionalmente, va a cumplir, su palabra”. Está claro que el bueno de Del Val sonríe por no llorar, como se deduce de lo que decía después: “¿Cómo empezó la gestión de la pandemia? Afirmando que no existía tal pandemia, que se podía asistir a manifestaciones masivas y arrejuntarse en los estadios deportivos, en los cines y en la barra del bar? ¿Cómo siguió? Aconsejando que lo de las mascarillas, bueno, que el aprensivo que quisiera, se las pusiese, pero que era una exageración”. Tal vez, visto lo visto y lo que vamos sabiendo al respecto, en esta “recomendación” puede que fuera, en lo único, que acertaba Falconeti de todo lo relativo a la “plandemia”, equipos, vacunas, gestión de residencias, expertos, etc.
Terminaba Luis del Val haciendo el correspondiente paralelismo sobre la “gestión de ambas crisis”, una, pésimamente dirigida, y otra, acentuada, en buena parte, por la nula capacidad de gestión, demostrada por el doctor Plagio y su charpa de contubernio. Así se preguntaba: “¿Cómo ha empezado a gestionar la crisis económica? Negando que hubiera una crisis económica, afirmando doña Nadia (Calviño) –cada día más, doña “NADIE”, como Pachi– que íbamos a crecer tanto que hasta los enanos jugarían al baloncesto, y que seríamos el país de la Unión Europea que más se iba a desarrollar. Es decir, justo lo contrario, el único país de nuestro entorno, que todavía no recuperó el PIB de 2019, el de antes de la “plandemia”; el de mayor paro de Europa –general y joven–; el de mayor deuda, cercana al 150% del PIB, que nos genera más de 30.000 millones de intereses, que ya veremos a lo que asciende si los tipos siguen creciendo; superando en dos puntos la media de la inflación subyacente –la que más se siente en el bolsillo–, aunque, de momento, estemos un poco por debajo de esa media en la global… Paralelismo que concluía así: ¿Cómo ha seguido, después de que todas las autoridades bancarias y financieras demostraran que vamos a estar, ya estamos, en la cola? Rebajando el crecimiento, y anunciando que nos va a dar una mascarilla para pagar el recibo de la luz. Está cumpliendo su palabra. Ya solo falta que nos diga que el reparto del dinero europeo lo vigila un comité de expertos que nunca existió. De momento, ha nombrado a un colaborador suyo para que vigile. Es por esto por lo que nunca te puedes fiar de un mentiroso: y es que, a veces, le da por decir la verdad”. Una afirmación, esta del final, que subrayo, que hay que tener en cuenta, sin duda.
Y voy ahora, muy brevemente, con lo que dejaba para el final. En primer lugar, decía lo de, ”las dos caras de la moneda, que existen hoy en nuestro escenario político”. Y es que, sin ningún entusiasmo, por supuesto, después de la triste y preocupante deriva democrática española, es como lo veo.
Una de las caras, el PSOE, hemos visto cómo se prostituyó, del todo, al ponerse en manos de los que “no lo iban a dejar dormir tranquilo” y de los que “romperían la gobernabilidad del Estado”. Y digo del todo, porque ya empezaron la tarea casi desde su llegada, en 1982, aunque algunos quieran ver democracia y progreso en la etapa de Felipe González. Veíamos hace unos días al triunvirato socialista, González, Zapatero y Sánchez, “celebrando” el próximo 40ª aniversario de su primer triunfo electoral, en el que hablaban de “40 años de democracia”, como si los 5 anteriores, desde 1977, no la hubiera habido, cuando fueron los únicos de un verdadero y generoso intento democrático. Lo ha resumido muy bien, en las redes sociales, un ingenioso texto, cuyo autor desconozco, que ilustraba la foto de los tres aplaudiéndose a sí mismos: “Entre los tres, suman este palmarés: cuatro crisis económicas, varios récords de paro, un rescate financiero, 27 asesinatos de los GAL, un robo millonario a los parados andaluces (aunque hay que decir también, y esto lo añado yo, que hicieron “florecer”, en Andalucía, el negocio de los puticlubs y el de algunas “sustancias de consumo”) y dos estados de alarma inconstitucionales. Esto es el PSOE”. No hay duda de que se quedó muy corto nuestro desconocido autor, pero no está mal como resumen simplificado para algún desmemoriado.
La otra cara, el PP, sembró el desencanto de varios millones de españoles que, con la “alfombra” del recién llegado con “morcilla” judicial a la Moncloa, en 2018, y la unión de un partido cargado de fanatismo, como era Plataforma por Cataluña, en febrero de 2019, tras el “éxito” andaluz, permitió renacer a un partido, muerto hasta entonces por la incapacidad –y otras cosas– de sus dirigentes, VOX, que ya ha demostrado a lo que quiere jugar, ser cuña de la misma madera que el PP, la que más daño puede hacerle, pero que se está abriendo en canal y, seguirá –si, a la tercera, no vuelve a defraudar el PP–, el mismo camino del otro extremo, Podemos –ya en las últimas–, como algo residual y/o testimonial. En el caso de los morados, integrados en la antigua Izquierda Unida o algo similar y, en el de los verdes, ocupando esa posición equivalente, en el otro lado. Siempre que, como digo, el nuevo PP, con Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, no nos vuelva a defraudar, como entre 2011 y 2015/18. De lo contrario, le recomiendo a la buena gente de VOX, la mayoría de sus votantes, que se deshagan de la actual cúpula y de los que llegaron de PxC, que nada aportan, salvo fanatismo extremo, que no ayuda sino a crispar y a hacer más fácil esa vuelta a 1936, que algunos ya citan. Entonces, sí podrían ser alternativa.
Termino con algo sobre lo que dijo Feijóo en respuesta al “Fantasma de la Moncloa”. Se puede encontrar su buena primera intervención y su no menos buena réplica en los medios y redes sociales, así que me limitaré a lo que, para mí, mejor resume sus intervenciones.
Después de decirle al jefe de la oposición de la Oposición, que creía “en una España que no se resigna a ser líder del paro y colista en el crecimiento económico de Europa, en la que no sea necesario perseguir al que prospera y donde no se pacte incumplir la Constitución para seguir en el Gobierno”, le espetó a Sánchez que “no va a edulcorar la realidad, pero presenta unos Presupuestos hechos con unas previsiones falsas”. Lo que no sé es a cuál de las dos versiones enviadas a Bruselas se refería, pero da igual, seguramente los dos son “puro teatro”. Respecto a ese punto, para mí el más duro, con el que desmoronó el discurso efectista del presimiente y creo que lo descolocó y lo puso un poco nervioso, añadió que “Han registrado en las Cortes unos PGE ficticios. Retire las hipotecas del Estado, rehaga los Presupuestos, hablemos y tráigalos a las Cortes”, cosa que, evidentemente, no hará.
No nos defraude Sr. Núñez Feijóo, a pesar de lo que diga el fiel José Félix Tezanos.