Pedro Sánchez, una mentira con piernas: Breve historia de un felón. Por Antonio De la Torre

Pedro Sánchez, una mentira con piernas. Ilustración de Linda Galmor

«Los que lo conocían de antes, dicen que, el siempre suplente, Pedro Sánchez o la mentira con piernas ya apuntaba maneras de ambición»

 

Dice un conocido refrán español que “Nunca es mal año por mucho trigo”. Por eso creo que nunca será demasiado, repetir lo que vengo diciendo desde hace muchos años, a lo que cada día más medios y, sobre todo, cada vez más espontáneos de las redes sociales, se van uniendo en el mensaje. A ver si el clamor se hace norma y acabamos con esta banda socialcomunista que está llegando a límites que muchos creían que nunca podrían volver. Y digo volver, que no llegar, como dicen los que se conforman con esa corta historia de los últimos cincuenta años y reescriben la anterior, porque en España ya existieron unos tristes años 30’s que, en muchas cosas, parecen estarse repitiendo en estos últimos, y hay que hacer lo imposible para que no acaben como entonces. Porque se está haciendo cada vez más real y posible eso de que “pero aquí no llegaremos a lo de Venezuela”, con que algunos optimistas acallan su irresponsabilidad, mientras el mal avanza.

Y qué mejor tiempo que este de Navidad, para reflexionar un poco al respecto y recordar algunas cosas que, desgraciadamente, se están cumpliendo e incluso siendo superadas. Sobre todo, si esa reflexión ayuda a crear opinión y sirve para remediar el mal augurio que hoy se cierne sobre el Año Nuevo.

Podría retroceder mucho más en el recuerdo de lo ya dicho, pero me voy a limitar a lo que trae causa en la aparición en la política nacional de algunos personajes y, en particular del que hoy lidera el caos. A modo de preámbulo, quiero resaltar alguna característica de su principal actor, el hoy acreditado como Pedro “Antonio” Sánchez doctor Fraude PinócHEZ Falconeti… y otras malas yerbas. Los que lo conocían de antes, dicen que, el siempre suplente, ya apuntaba maneras de ambición. Recordemos que fue llegando por esas carambolas de que, al correr la lista de elegidos, el de abajo va subiendo. Así le ocurrió en 2004, cuando quedó fuera en las elecciones municipales de 2003 y entró de concejal tras renunciar Elena Arnedo. Me cuentan que cuando Alberto Ruiz Gallardón, entonces Alcalde de Madrid, y otros concejales del Partido Popular, le dieron la enhorabuena, su respuesta fue: “Voy a ser presidente del gobierno”. De carambola también, llegó por primera vez al Congreso, en 2009, tras dejar su escaño Pedro Solbes y renunciar su siguiente en la lista. Se volvió a quedar fuera en las elecciones generales de 2011 y, de nuevo, la renuncia de Cristina Narbona, le regaló el escaño en 2013. Pero volvamos al recordatorio de fin de año y, esperemos, antesala del último de su dictadura.

Era 28 de noviembre de 2014, cuando escribía en el Blog Desde el Caballo de las Tendillas, le dedicaba un artículo a PabLenin Iglesias, eurodiputado desde Mayo anterior, y a la entonces “sultana andaluza”, Susana Díaz. El primero, se descolgaba entonces pidiendo un “proceso constituyente para abrir el candado del 78 y decidir sobre todas las cosas, para romper la concepción agresiva de la España que dice a los ciudadanos qué lengua deben hablar y qué tienen que sentir» y remataba diciendo que “serán la escoba de los corruptos» –¿pensaría ya en barrer la malversación a la carta que acaba de decretar su compinche, con el que se fundía en un abrazo cinco años después?–. Por su parte, Susana Díaz, heredera del “malversador sin ánimo de lucro personal”, José Antonio Griñán, “de pronto“, afectado por una dura enfermedad –de la que, si es cierto, le deseo pronta recuperación–, se explayaba diciendo: «Voy a decir algo con crudeza… la letra del Título Octavo de la Constitución es letra muerta, porque se elaboró para un momento distinto a éste, anterior, en el momento de acceso a la autonomía y hoy necesitamos otra letra, necesitamos darle salida a las necesidades de las comunidades autónomas, que tiene que ser ese modelo federal”.

Muy pocos días después, 4 de diciembre de ese año 2014, a menos de cinco meses de la sorprendente primera llegada del hoy presimiente del frente popular a la secretaría general de su partido, el destinatario fue él  y ya escribí esto: “La aparición del ZP bis, como vengo llamando desde su precampaña de lanzamiento a Pdr Snchz, no deja de depararnos sorpresas”. Entonces nos dejó su ocurrencia de suprimir las vocales y, hoy, algo más que otra siniestra ocurrencia, suprime el delito de sedición para contentar a su exultante socio separatista, que no sale de su asombro ante la inmensa generosidad de este “rey mago” adelantado, y acota el de malversación, que, como decía, deja a la carta para los mismos y algunos de los suyos.

También por entonces, en una entrevista de uno de sus próximos, Jordi Évole, en el programa Salvados, Mr. Postureo sentenciaba: “Algunas comodidades del bipartidismo nos han hecho peores. Por ejemplo, yo no estoy de acuerdo en que seamos los partidos políticos los que decidamos el órgano del gobierno de los jueces” –no sé de dónde sacó lo de “comodidades del bipartidismo” ni qué tiene que ver con lo del gobierno de los jueces, pero era mentira también ese desacuerdo– y apostillaba el periodista: “que eso pasa y ha pasado siempre”, pero el entrevistado insistía: “Yo estoy dispuesto a renunciar a todas aquellas comodidades que han hecho peor al partido socialista”. Y rizaba el rizo, como tanto le gusta: “Estoy dispuesto a recortar el poder de decisión del partido socialista en todos esos órganos. Estoy dispuesto a que el partido socialista no sea quien proponga a los miembros del gobierno del CGPJ”. Obviamente, un “hombre de palabra”.

Y todavía más, por si alguien dudaba de la “integridad” del personaje y sus firmes principios: “Porque yo soy de los que cree que estas comodidades del bipartidismo, a quien han hecho peor ha sido al Partido Socialista. Y, por tanto, creo que tiene que ser una comisión de expertos, quien filtre a aquellas personas que se consideren capaces de gobernar…”. O sea, él, porque ya conocemos lo que significan sus “comités de expertos”.

No mucho más tarde, abril de 2015, le decía a su entrevistador, creo que fue en una televisión Navarra: “Le estoy diciendo que con BILDU no vamos a pactar. Si quiere se lo digo 5 veces, o 20; con BILDU no vamos a pactar; con BILDU, se lo repito, no vamos a pactar”. Nada, fuera de dos PGETA, la cesión de prisiones y el acercamiento de presos etarras, porque “Si para eso, hay que aprobar los PGE, se aprueban”, que dijo con claridad Arnaldo Otegui, porque estos serán etarras o filoetarras, nacionalistas o separatistas, pero no mienten nunca en esas cuestiones.

Paso de puntillas por su desastre electoral de 2015 –no fue el único–, en el que socavó el ya profundo suelo en 2011 de Alfredo Pérez Rubalcaba, –otrora malvado Rasputín, hoy casi héroe socialista–, cuando dejó en 90 los 110 diputados de su antecesor. Poco después, en enero de 2016, esta vez de paseo por la puerta del Congreso, el periodista Cake Vinuesa, le preguntaba: “¿Va a pactar con los que no condenan a los asesinos de ETA?”. Respondía con su ampulosidad característica y casi molesto: “Creo que esa pregunta ofende”. En febrero, insistía: “No, yo con BILDU no me voy a reunir”. Y, de nuevo, en Marzo, en el fallido debate de investidura de Mariano Rajoy, se lucía una vez más desde la tribuna del Congreso, dirigiéndose a Pablo Iglesias: “A mí nada más me gustaría, que hubiera un gobierno de izquierdas en este país. Pero no engañemos a la gente, señorías. No hay mayorías. Yo se lo he dicho en privado y también lo he dicho en público, y lo digo aquí para que conste en acta: yo no voy a permitir, con todos los respetos hacia los votantes de Esquerra Republicana, que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”. Pero al mejor escribano se le escapa un borrón y su obsesión con Rajoy lo traicionó: “No lo voy a permitir, Sr. Rajoy… eh, Iglesias”.

Pero el ofendido no dejaba sus brindis al Sol y, ya en la campaña de las elecciones que repitió Mariano Rajoy en junio de 2016, en el autobús electoral, con Susana Grissó, decía: “España no se merece el cambio que me está proponiendo Podemos: Con Iglesias de vicepresidente y controlando el CNI, y con el apoyo directo o indirecto de los independentistas”. Por cierto, no he visto a la conocida comunicadora de las mañanas laborables reproducir en su Espejo Público esta frase. Será que se le ha “empañado” ese espejo.

Tampoco insisto mucho en que, en esas elecciones, el todavía aspirante, excavó un poco más el suelo socialista, hasta dejarlo en 85 míseros diputados. Digo míseros cuando, a no pocos, les quedaría mejor el término miserables, al encastillarse en el apoyo de su amado líder. Y, poco antes de que lo sorprendieran sus colegas tratando de amañar unas urnas en la sede de Ferraz, septiembre de 2016, todavía seguía en sus trece: “Con quien no vamos a entablar ese diálogo es con el partido de BILDU”.

Hago también un paréntesis con su expulsión, en Octubre de ese año –una lástima que sólo fuera de la ejecutiva y no del partido–; su vuelta, apadrinado por no pocos veteranos de los que ahora lo critican; su moción de censura del 1 de junio de 2018, sustentada en una mentira; su retraso de diez meses en cumplir lo que, ese día, prometió hacer “lo antes posible” y, ya en medio de su doblete electoral, en julio de 2019, durante las “negociaciones” para cerrar el gobierno navarro, no se olvidaba de su propósito: “El partido socialista de Navarra y el PSOE tenemos la misma posición y es que con BILDU no se dialoga”. Resultado, PSOE, GBAI y EH BILDU, le hacen la pinza a NA+ y hoy gobiernan los socialistas con el apoyo de los “filoetarras”.

Todavía faltaban algunas afirmaciones que se transformaron en nuevas mentiras, en boca de este personaje, felón donde los haya. Por ejemplo en el debate electoral previo a las segundas elecciones de 2019, en un cruce de palabras con el todavía líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Se quiso adelantar Sánchez: “De todas formas yo quiero dejar aquí claro una cosa desde el principio del debate, y es que yo no he pactado con los independentistas” –“todavía”, estaría pensando– y le respondía el catalán: “No, que va”. Entonces el candidato socialista, campanudo él insistía: “Es, mentira, es, falso”, pero Rivera no soltaba la presa: “Sr. Sánchez, no tome el pelo”. Y éste, ya desbocado, respondía: “Es mentira, es falso. Y usted puede repetir mil veces una mentira, pero es falso. Falso es falso y no es no y nunca es nunca. Que quede claro desde el principio del debate”. Poco después vino el “abrazo del 12 de noviembre”, que hizo llorar al que le iba a quitar el sueño pocos meses antes, los pactos con los que no podían tener en sus manos la gobernabilidad del Estado al que quieren destruir y toda esa sarta de decretos leyes convertidos en “cajones desastre –todo junto–“.

Recordado todo lo anterior –se quedó mucho en la memoria–, termino con lo que, en mayo de este año, le dedicaba por su deplorable comportamiento que, desgraciadamente, sigue vigente y acrecentado desde entonces. Y, como prueba de que la felonía –sólo o en compañía de otros, como los presidentes del Congreso y Senado, los portavoces del gobierno, del grupo parlamentario y del partido–, no deja de estar presente, baste reseñar la euforia de los socios independentistas de Esquerra, tras la concesión de los indultos, la eliminación de la sedición como delito y la edulcoración de las penas por malversación. Las palabras de Mirella Cortès, portavoz y senadora de ERC, no dejan lugar a dudas: “Con la derogación del delito de sedición, conseguimos disminuir la capacidad represiva del Estado. La estrategia de confrontación democrática en la mesa de negociación hace tambalear los consensos del régimen del 78” –lo que pedía Iglesias hace 8 años–. El acuerdo para la celebración de un referéndum que será vendido con el eufemismo de “consulta”, está servido. Y más, desde que todo el rebaño socialcomunista ha salido en tromba para decir que no lo habrá. La mentira es su credo y la felonía su línea de conducta.

Pese a todo no perdamos la esperanza desde el deseo de una muy Feliz Navidad y la seguridad de que el Año Nuevo nos traerá, pese a las dificultades de los primeros meses, tiempos mucho mejores.

 

 

Antonio de la Torre

Aficionado a la política, decepcionado con mi corta experiencia en ese mundo, y preocupado con la situación de "España, S. A.". Modesto tertuliano y articulista de opinión. Comparto inquietudes y propuestas, tratando de ayudar a crear opinión para mejorar el pervertido sistema político que nos ningunea.

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