Yo estuve allí. Lo recuerdo hoy que al salir de casa, para comprar el pan, disfruto del calor del sol que entra invernal por la calle Atocha, junto al Monumental, en Antón Martín.
En el concierto de Rory Gallagher el siete de Marzo de 1975 en el Teatro Monumental de Madrid. No recuerdo con quién fui, pero al ver, hoy, los videos en blanco y negro comienzo a refrescar algunos sentimientos agazapados y me siento alegre, emocionado, de lo bien que lo pasé. Aquella noche fue la primera vez que dormía con los oídos zumbándome por la descarga eléctrica de sonido que acababa de disfrutar. Aquella noche fue también pionera en mis reflexiones sobre el «conflicto generacional«. No lo supe entonces, pero una de las canciones que Rory interpretó fue»Young fashioned Ways» . Dice así:
Tal vez envejezco
pero tengo maneras de moda juvenil…
Un caballo joven es rápido
Sin embargo, un caballo viejo sabe lo que está pasando…
No habrá nadie para ocupar mi lugar…

«Aquella noche en blanco y negro disfruté con los viejos que sabían lo que pasaba y que además bailaban mucho mejor que yo»
En aquellas años, al menos ya sabía, en un mar de dudas, que aquel joven irlandés, Rory Gallagher, era uno de los más grandes de la historia del Rock. Era también un músico algo incomprendido porque no era aclamado por todos, y quizás por eso, hoy muchos le han olvidado desde que murió en los noventa. Pero en Madrid, en 1975, la sala del Monumental estuvo repleta en un concierto que a mi me dejó cicatriz más allá del hecho musical. Recuerdo que sobre todo, en las butacas o en pie, y bailando, lo que había eran muchos mayores. Y por eso, aquella noche me dormí pensando en aquellos «viejos» bailando rock’n’roll, retorciendo las caderas ante los solos que, como nadie, Rory sacaba a su Fender. Eran viejos, «caballos que sabían lo que pasaba«, y que además bailaban mucho mejor que yo.
Tus años 75 corresponden a mis primeros 60, cuando quedé pasmado al escuchar en directo, en mi vieja Sevilla, en la escuela de Arquitectura, a “Los Canarios”, con un Teddy Bautista con mucho pelo, cuando se dedicaba a crear y provocar y no a la pecunia. No encuentro expresiones para expresar el desconcierto (vale la palabra) que me invadió. Creo que a ambos nos pasó lo que puede llamarse “tiempo de iniciación”. Luego todo lo vas viendo corrompido o adulterado o gastado o aburrido o inútil… La música que inflama la razón…