Teoría y práctica del actual régimen. Por Amando de Miguel

Teoría y práctica del actual régimen. Las numerosas y crecientes excarcelaciones de violadores lastran las encuestas de Sánchez de cara a las elecciones. Ilustración de Linda Galmor

«Lo específico del actual régimen, apodado como sanchista por los españoles, es la desproporcionada primacía del poder ejecutivo»

Los españoles nos alojamos, formalmente, en un sistema político de democracia parlamentaria. Pero, esa etiqueta, que nos hace semejantes al Reino Unido, dice poco de nuestra realidad política. Con el Gobierno actual (que lleva trazas de ser vitalicio) lo nuestro es, más bien, un régimen populista, más cerca de las Repúblicas dominantes en Hispanoamérica. No deja de ser una gran paradoja esta convergencia con la “hispanidad”. Ya, es triste que los republicanos, en 1936, fusilaran a Ramiro de Maeztu, defensor de esa idea de la Hispanidad.

Otro curioso mimetismo es que, con el Gobierno actual, el régimen deriva, más bien a una especie de República Federal con ribetes autoritarios; es decir, se añora la República, pero, la Primera (1873-74). Más cerca está el auténtico autoritarismo del régimen de Franco. La comparación no es tan atrabiliaria como parece. Un detalle: el Presidente Sánchez ha puesto en el exilio al anterior Rey Juan Carlos de Borbón. Es una imitación del gesto del Caudillo Franco, quien mantuvo, prácticamente, exiliado a Juan de Borbón. En la práctica, el actual Presidente del Gobierno se comporta como una especie de caudillo distante del pueblo. Solo, se reúne con “los suyos”.

El mimetismo con el régimen de Franco llega a extremos risibles. Es el caso del actual rechazo de la construcción de embalses, con la idea subyacente de distinguirse de la política franquista.

Lo específico del régimen actual (apodado como “sanchista”) es la desproporcionada primacía del poder ejecutivo. No es, solo, que se imponga sobre los otros dos poderes (legislativo y judicial). Antes de eso, está la desmesura de la nómina adscrita al Gobierno y sus tentáculos. Valga una simple comparación visual. La Presidencia del Gobierno, en los tiempos en que la dirigía Carrero Blanco, ocupaba, solo, los despachos del chaletito de Castellana, 3. Y, aún, sobraba espacio para albergar los altos funcionarios del Plan de Desarrollo. El equivalente actual es el “complejo” de la Moncloa con docenas de módulos y cientos de despachos y sus correspondientes servicios (seguridad, aparcamientos, etc.). Se comprenderá que, ante tal derroche, el Gobierno precise, hoy, de una montaña de impuestos para engrasar esa maquinaria.

Cuando los portavoces oficiales hablan del incremento de las personas activas con un empleo, hay que precisar que lo que se expande, realmente, es el sector público. Añádase que, en el conjunto, lo que se dilata es el número de empleados “fijos discontinuos”, antes, a tiempo parcial. Este es un ejemplo de los continuos abusos de la propaganda.

Cierto es que el régimen vigente es una democracia con una pluralidad de fuerzas políticas. Precisamente, ese carácter diverso hace que no sea posible gobernar con la fórmula de un partido con mayoría absoluta. Por tanto, mandará el que sepa aliarse con otras siglas. En cuyo caso, es natural la ventaja para el PSOE, dispuesto a servirse de los votos más estrambóticos, sean localistas, separatistas o comunistas. Es una curiosa reminiscencia del Frente Popular de 1936. En cambio, el “principal partido de la oposición” (PP) lo será, siempre, pues no está dispuesto a colaborar con su vástago natural, que es Vox. En realidad, los dirigentes del PP no pueden ver ni en pintura a los de Vox. Es más, en muchos aspectos, da la impresión de que los odian.

Amando de Miguel para Libertad Digital.

Amando de Miguel

Este que ves aquí, tan circunspecto, es Amando de Miguel, español, octogenario, sociólogo y escritor, aproximadamente en ese orden. He publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. He dado cientos de conferencias. He profesado en varias universidades españolas y norteamericanas. He colaborado en todo tipo de medios de comunicación. Y me considero ideológicamente independiente, y así me va. Mis gustos: escribir y leer, música clásica, chocolate con churros. Mis rechazos: la ideología de género, los grafitis, los nacionalismos, la música como ruidos y gritos (hoy prevalente).

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