
«Carta al valiente profanador y salteador de tumbas, aparcacoches de la Casa Blanca, malquisto y despreciado Antonio a quien Dios confunda»
Malquisto y despreciado Antonio a quien Dios confunda, el mismo que quitó el Crucifijo en su toma de posesión del cargo presidencial, promesa del cargo que vale lo mismo que sus promesas electorales, es decir oscilando entre cero y la nada.
Serás recordado no por ‘derrotar‘ los huesos de un muerto, un muerto que tuvo una ley de vivienda que jamás podrás ni imitar con decenas de miles de viviendas construidas y entregadas. Serás recordado como lo que eres, un mentiroso, amoral, además de soberbio e indigente intelectual que quería ser recordado también como la persona que salvó la economía de España ¿se puede ser más fatuo?
El mismo que juró y perjuró que jamás pactaría ni con los comunistas ni con los marxistas-leninistas terroristas, pues ello le quitaría el sueño y ahí lo tienen siguiendo el camino preparado por el nefasto ZP que juzgó a Otegui como “hombre de paz”, el mismo que hoy gobierna con el gran mentiroso, con listas electorales impregnadas de sangre, aquel que en 2005, creo recordar, preguntó a los agentes que le detenían “si Conde Pumpido sabía que el fiscal de la Audiencia quería meterle en la cárcel”… hoy Antonio gobierna gracias a ese mismo que dijo que “para que haya una España roja antes tiene que haber una España rota” y Pumpido dispuesto a embarrar las togas en el cenit de su carrera con lo que haga falta, barro y las heces del terrorismo, pasándose por el mismísimo forro de esa toga maloliente como la más sucia porquera la separación de poderes y la más mínima decencia.
¿Es posible mayor inmundicia?… creo que no.
Es imposible sentir más asco por toda esa gentuza y por el silencio del arco parlamentario cómplice en esta juerga contra España, la auténtica víctima del terrorismo que sufrió el zarpazo en los cuerpos de sus hijos muertos, heridos, mutilados y dañados psicológicamente para siempre por esos tarados de mirada arrogante, que se reían en los juicios, que son aclamados como héroes desde sus charcas de hez y miseria en la que chapotean afirmando que no se arrepienten de nada como aquel carnicero de Mondragón y que ahora van en listas electorales. Doy la razón a esa frase viral: ¡Que os vote Chapote!
Te escribo desde una aldea del Maestrazgo turolense, en la que durante el año no somos más de diez habitantes. Transcurridos 47 años de servicio me jubilé el 11 de mayo de 2022, tras el ejercicio de una carrera profesional y personal que un memo como tú jamás podría ni acometer, con varios másteres universitarios y además con un doctorado de los de verdad, no como el tuyo, propio de un caradura. En mayo de 2022 tras 47 años de servicio y de cotización se me reconocía una pensión máxima que por arte de birlibirloque se me indica en la resolución de la Seguridad Social que la pensión se me reduce en 350 euros “por aplicación del límite máximo de percepción de las pensiones públicas que se ha establecido para 2022”, aplicándome un nuevo descuento desde la primera nómina de otros 245 euros mensuales con lo que de entrada se me quitan 600 euros cada mes a una pensión que no es un sueldo por un trabajo si no el fruto de la cotización durante casi 50 años, lo dicho no tienen vergüenza. Y ahora llega la declaración de la renta en la que durante toda mi vida me ha salido a devolver y con una paga menguada me sale a pagar más de 5.000 euros, que venga Dios y lo vea, y encima a consultas a un político que debe ser un águila me dice que suscriba un plan de pensione privado ¿con 65 años?, ¿Qué he hecho entonces durante 47 años sino ahorrar para tener este pensión máxima?
No sé si eres tan malo y absurdo o tan tonto que nos tomas por tales a los demás. Ahora desde tu visita a los EEUU como taxista de la Casa Blanca te descargas en plena campaña electoral con el anuncio de la rebaja a dos euros para ir al cine a los mayores de 65 años, un día a la semana, por favor no nos insultes desde tu cortedad y simpleza.
¿Sabes Antonio? Deja de robarme, deja de robarnos, solo quiero justicia y dame lo que es mío, lo que me corresponde tras haber cotizado durante 47 años para tener una pensión máxima que tú ahora saqueas. Acuérdate de lo que decía el jurisconsulto romano Ulpiano «ius suum cuique tribuere» (no te lo traduzco para que se lo preguntes a cualquiera de los 900 inútiles que no saben que el Tirol no es sólo una provincia de Austria sino la antigua región cultural de un condado, cuyo título tiene nuestro Rey, y que además abarca territorios del sur de Alemania, Austria y del noreste de Italia), a lo que vamos, te puedes meter esos dos euros por ese cerebro que tienes encajonado en el orificio trasero entre tus propias nalgas y marcharte a tomar por el mismísimo.