
«Han salido los salvadores de los “desfavorecidos” a justificar su violencia, no sea que se les tache de fascistas si defienden el orden y la autoridad»
Francia vive de nuevo noches de violencia con la excusa, sí no es más que una excusa, de la muerte de un joven en un enfrentamiento con la policía. Una muerte que ya está siendo investigada como es lógico por la justicia.
¿Puede decirme alguien que tiene que ver la indignación por esa muerte con quemar vehículos, contenedores y, sobre todo, con robar en comercios, joyerías, tiendas de telefonía, ordenadores…?
¿Y por qué la mayoría de los casi mil detenidos son menores de edad? ¿Es que sus padres no tienen conciencia de su responsabilidad como educadores? ¿O es que son ellos quienes los envían a cometer esos delitos?
Por suerte Francia es un país bastante más serio que “algún otro” y al menos los padres de esos jóvenes recibirán una multa por los destrozos de bienes públicos, además los jóvenes pueden incluso ser juzgados como adultos según el delito cometido.
El vandalismo no tiene nada que ver con la manifestación de indignación contra determinadas políticas. El vandalismo no tiene nada que ver con las dificultades familiares.
No se puede tolerar que bajo ninguna excusa grupos organizados destrocen la convivencia ciudadana, destrocen el trabajo de miles de personas que absolutamente nada tienen que ver con el supuesto objeto de su enfado (¡en el supuesto de que ni siquiera sepan porqué protestan!).

Cientos de personas han visto su trabajo impedido porque estos delincuentes han destrozado su establecimiento o quemado su vehículo.
¿Esto tiene algo que ver con que, tal vez, un policía actuó mal? ¿O con que la policía es racista? (¿Alguien sabe cuántos policías de color hay en el cuerpo policial?).
Y encima ya han salido rápidamente los salvadores de los “desfavorecidos”, cómodamente instalados en sus despachos y vehículos oficiales (esos intocables) a justificar su reacción, no vaya a ser que se les tache de fascistas si defienden el orden y la autoridad (y la responsabilidad parental).