En esta mañana pos electoral en la que Hungría demanda ayuda económica a Europa y Francia teme la rebaja de su «rating» económico, me llaman la atención los comentarios de algunos socialistas españoles, callados durante los últimos ocho años ante las insensateces de Zapatero, el indocumentado alquimista social. Un ejemplo claro es el del periódico el País que le pide que desaparezca pronto por el bien de «los españoles en su conjunto, y los votantes socialistas en particular». A buenas horas mangas verdes. Hasta desde esta modesta Paseata se ha clamado por la necesidad, para el estado español, de un PSOE fuerte, que Zapatero ha estado a punto de cargarse.
Pero las expresiones mas delirantes son las de algunas socialistas que hacen cálculos del número de votos y llevan ya veinticuatro horas machacando, como sectarios, acerca de la injusticia que para ellos significa que con 458.000 votos menos, el PP obtiene en 2011, 17 escaños mas que el PSOE en 2008. O que en el año 2004, el propio Zp tuvo 11.064.524 de votos y no logró mayoría absoluta. Algortimos matemáticos que tratan de ocultar la deriva insensata del falso socialista, portavoz y adalid del desencuentro y enfrentamiento social apoyado por un PSOE de indocumentados con enchufe.
Y me parecen comentarios sectarios porque si alguien tiene derecho a criticar la Ley D’Hont son los militantes de UPyD con Rosa Díez a la cabeza, y los de Izquierda Unida, que aglutina Cayo Lara. En España cada cuatro años cuando votamos en este juego electoral que ya va por su décima edición, los nacionalistas juegan con el nivel fácil, y se hartan de puntos y partidas gratis. Por el contrario los partidos estatales como los mencionados se ven obligados a jugar en el nivel «Muy difícil» o «Imposible» Y eso no es justo.
Comparto, don Manuel, comparto. Claro que comparto. Lee si puedes el artículo de esta mañana (martes, 22) en El Mundo de Arcadi Espada y el de Rosa Montero en El País.
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