En esta paseata dominical se oye el mar. Me acompaña doña María Inés del Bocca. Directora de la Galería Códice 60. Taurina, caballista y diplomática de la cultura, que con ironía se define como antigua hembra humana y que propone como meta la exposición de caracolas de Pablo Neruda, ese tesoro además del de sus poemas que el poeta dejó en su infinito legado al mundo y del que siempre afirmó que fue lo mejor que coleccionó en vida, porque esas caracolas del mar del Sur y de todos los mares le dieron el placer de su prodigiosa estructura y la pureza lunar de una porcelana misteriosa. Prodigio extraordinario de la naturaleza. Y quedan en el paisaje interior los valles y las montañas, las ciudades y los puertos, esas ondulaciones de voz que doña Inés consigue cuando recita «La colección nocturna»:
“Parece que un navío diferente
Pasara por el mar, a cierta hora.
No es de hierro ni son anaranjadas
Sus banderas
Nadie sabe de donde
Ni la hora.”
Evoco palabra del poeta Neruda ante este envite.
Hoy formo ya parte de una tripulación que respeto y honraré siempre.
Soy técnico y mi puesto es el de oficial de máquinas.
Allí, en la enorme barriga del buque, entre 50 y 60ºC, los demás Sres de este sector y yo, guardamos con empeño ( pudierase hablar de pasión ) lo que nos corresponde para el buen desenvolvimiento de cada travesía. Debemos entre todos llegar a buen puerto.
Ay!!de estos oficios.
Existimos en un infinito que nos acorrala.
Flotamos sobre un manto de texturas importantísimas, con horizonte a 360 grados, y de vez en cuando identificamos el zenit….
Como en toda travesía el objetivo es amarras.
Tenemos muchas rutas. Ahora mismo nos dirigimos a un paraje que siempre agradó mucho a marineros como oficiales. Un punto en el Manzanares, La Villa de Madrid.
Aun con el calado de nuestro navío que es transoceánico, mi Capitán no tiene inconvenientes para atracar.
Cuando tocamos tierra comienza nuestra fiesta en el pasear.
El Capitán desde puente de mando nos convoca a la paseata.
Diferente es en otros puertos, pero aquí vamos siempre juntos y la predilección nos arrastra al entorno de la Plaza Santa Ana.
Porque aquí el vino de las tabernas no se resiste cuando se funde con nuestro universo de agua.
Porque en el derroteo de las mareas aquí no existen náufragos.
Por la sed de alimentos legendarios que saciamos en convite repleto de fulgor.
Aquí, Rimbaud y su perfecto y bellísimo “ Barco Ebrio “ hubiera encallado.
Gracias al Capitán y a toda la tripulación.
El ejercicio de buenas dotes, en principio, aprender a aprender, es una fiesta.
y sostengo, » Vivir solo cuesta Vida»…
María Inés del Bocca
«Cada uno de mis versos quiso instalarse como un objeto palpable; cada uno de mis poemas pretendió ser un instrumento útil de trabajo; cada uno de mis cantos aspiró a servir en el espacio, como un signo de reunión donde se cruzaron los caminos». Pablo Neruda.
Mi querida poeta
Tu prosa es inigualablemente bella!
Ya lo sabia