El parlamentario podemita Alberto Rodríguez: Las apariencias engañan y quién no sepa lo que cuesta la paz social que tire la primera piedra

Se hizo famoso antes de prometer en Cortes como diputado por Podemos con un par de frases, que por cierto no han sido de las mas alucinantes que los españoles hemos oído en los últimos días: «Aunque a algunos parece que les molesta que estemos aquí, yo prometo acatar la Constitución y trabajar para cambiarla«.

Su imagen en el hemiciclo sorprendió a un Rajoy que traidor hasta con  su compromiso personal con el arte del tancredismo, falló por mover el rictus de los labios, y solo un poquito, como si fuera un vecino mas, unos días antes de sus dos audiencias reales en las que empujado por la corrupción  dijo no.

Y durmiendo en el avión llamó la atención a miles de españoles ingenuos y olvidadizos con el lema de nuestros abuelos acerca de las apariencias, por su capacidad para echar una cabezadita en el lugar en el que todos queremos echar una cabezadita.

Y hoy sorprende la información de que el diputado Alberto Rodriguez, el de las rastas, haya ganado un poco mas de 50.000 euros como trabajador de CEPSA, en el último ejercicio fiscal. ¿Pero estamos tontos o qué? Las apariencias siempre engañan.  La normalidad que todos asumimos y ahora paradójicamente nos asombra, es que una gran multinacional pague esa cantidad a uno de sus empleados con nueve años de experiencia en la compañía si este se ha convertido en representante sindical. ¿O no? Y quién no sepa del poder sindical y la importancia de la paz social que tire la primera piedra.

Tiempo tendremos,paciencia amigos, de sorprendernos ante los hechos de venturas y desventuras de nuestros nuevos políticos.