Para que el rumor se extienda debe parece real. Así al menos lo aseguran los manuales de sociología, comunicación y mercadotecnia. El ejemplo mas claro y peligroso por la maldad con que se produjo tuvo lugar en el momento de transición entre los gobiernos de Zp y Rajoy, al que ya todos recordaremos como el de la herencia recibida y de recibo es no olvidar nuestra historia reciente.
El primer esfuerzo diplomático del gobierno del PP recién llegado a la Moncloa consistió en acallar una información que publicó la poderosa agencia Reuters, especialista, sobre todo, en temas económicos. La agencia con sede central en Londres publicó, con la etiqueta de “exclusiva” que el gobierno español había inflado el déficit a ocho puntos, para así digamos tener coartada para maniobrar con las reformas.
La Comisión europea, sin dilatar demasiado tiempo, desmintió al igual que Rajoy, la información que dos días después de su publicación, y desde los cuarteles centrales de Reuters atribuyeron a fuentes bien informadas y de solvencia. Y no transcurrieron demasiados días para que los periodistas especializados españoles barajaran como protagonista de la filtración el nombre de Joaquín Almunia, un algo mas que funcionario de estado, que sin embargo tiene jefes. El mango de su sartén.
Y es que en la mayoría de los casos, los Intereses ocultos, poderosos, de dinero y poder, están detrás tanto de muchas importantes noticias y agitados rumores. Y los españoles lo solemos olvidar tan preocupados como estamos, es un decir, por un término abyecto en la política, el del derroche del dinero público. Nunca olvidaré al respecto las palabras de Barreda al abandonar la Junta de Castilla La Mancha: “Yo he sido Presidente, no contable”.
Pero hoy todos pendientes del resultado de las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno no deberíamos de nuevo en caer en el error interesado de las informaciones económicas sobre las posibilidades del endeudamiento y gasto público de un posible gobierno de izquierdas trabajando para la gente y contra la pobreza, la exclusión social y todos esos benditos conceptos solidarios. Esa posibilidad aunque nos la vendan, con sabor a vainilla de izquierdas, las plumas mas prestigiosas desde los medios de información mas solventes, no traería sencillamente, la muerte.