
Jorge Rodríguez Rueda es un escritor respetuoso con las palabras, con la cultura, con el oficio de la narración y sobre todo con el lector. Un hacedor de historias que en su última novela, Diario de un presunto suicida, ha dado vida a un personaje poco común, Evaristo Medina, un divorciado con dos hijos, que necesita primero llorar para luego sonreír por primera vez en su vida. Un ser áspero, tímido pero educado, que ha decidido contar sus días y existencia desde el principio del año, a modo de diario, a partir del uno de enero cuando escribe que está seriamente decidido a suicidarse. Así, contundente y sin florituras, invita al lector a acompañarle en los últimos días que está dispuesto a vivir por todos sus recovecos emocionales, los callejones mas sórdidos en que pasea su soledad por el día y durante la noche, los encuentros con los pocos amigos que tiene y por los principales salones enmoquetados de nuestra sociedad desde los que nos introduce directamente en la religión, el sexo, la filosofía, la amistad, la droga, la muerte y hasta las organizaciones no gubernamentales y, claro está, humanitarias.
Con un fino sentido del humor, de la ironía y al modo de los filósofos clásicos, Jorge Rodríguez Rueda consigue en su obra motivar al lector con sutiles preguntas, unas profundas y existenciales, otras cotidianas y hasta chabacanas, que necesitan vital respuesta y es el presunto suicida Evaristo el que las desvela una a una, y casi sin querer, a la manera de la triple carambola del mal jugador de billar, porque el personaje es un patosos, algo indolente y que además se confiesa en alguna de sus reflexiones, comportarse de manera inmadura e incontrolada, pero al que, y a la medida le vas conociendo, día a día, por sus actos y reflexiones, se convierte en un ser entrañable, un hombre cabal, casi un amigo del alma, al que sencillamente todo le ha ido mal y tan solo necesita encontrarse a sí mismo y por supuesto aprender a sonreír.

«Diario de un presunto suicida» es la tercera novela de Jorge Rodríguez Rueda, escritor granadino y murciano que nació en Lérida en 1967. Un cinéfilo, melómano y epicúreo, al que le gustan la cerveza, el vino tinto y los cómics de Batman pero no digiere ni con bicarbonato la política corrección. Con su castiza filosofía del vivir y dejar vivir el autor desvela en esta, su imprescindible última obra, que cuánto más desconocida es una persona más fácil es enamorarse de ella, porque el conocimiento derrumba los muros del misterio. Resulta por tanto difícil no caer en las redes narrativas que ha tejido en su novela porque aparte de hacernos reír, nos emociona y nos hace pensar al obligarnos a ver la realidad sin maquillaje, sin presunciones ni solemnidad. Imprescindible.