
«Creo reconocer a uno de ellos como el cortador de jamón que se hizo famoso en la última huelga general gracias a una foto histórica, pura metáfora visual de la división de España, pero me callo»
Coincido muy de mañana en la Plaza de Santa Ana de Madrid con tres liberados sindicales de CCOO que alegres van a calentar la manifestación que comenzará «al ángelus» en la Puerta del Sol. Lucen camisetas rojas alusivas a Coca Cola con el lema «No la bebas». Creo reconocer a uno de ellos como el cortador de jamón que se hizo famoso en la última huelga general gracias a una foto histórica, pura metáfora visual de la división de España, pero me callo mis intuiciones y les tiro de la lengua.
A los diez minutos, con la alegría propia de la libertad de expresión y el calor del alma que procuran los aguardientes a las claritas del alba, me lo reconocen: Lo importante, y que, por ello, merece todos sus esfuerzos, no son los despidos ni el pago por el número de días trabajado, ni tan siquiera las desgracias personales. Lo esencial es derrotar al gobierno del PP. «Que esos fachas dejen de gobernar» me dicen, esto es lo vital.

«Al día siguiente nuevo encuentro esclarecedor sobre la división de España en el mentidero por antonomasia que le queda a la Villa de Madrid, entre Calderón y Lorca»
Al día siguiente nuevo encuentro esclarecedor sobre la división de España en el mentidero por antonomasia que le queda a la Villa de Madrid, entre Calderón y Lorca. Saludo a mi vecino, se llama José. Es funcionario de Educación y profesor de historia en un instituto público del barrio de Carabanchel. Debajo del gabán luce camiseta verde, lo que me da pie a preguntarle por el gesto multicolor que han tenido los parlamentarios catalanes golpistas catalanes para reprobar alzando la mano al Rey de España y la monarquía,y me contesta que cojonudo porque él es un auténtico demócrata.
Y asó de animoso y poseedor de su superioridad moral me espeta: -Ya sabes que soy rojo-, continúa con unas frases que ahora me da vergüenza ajena reproducir pero considero necesario. Me dice con todo su corazón que esta España le importa tres leches y que no reconoce que diez millones de españoles votaran en la última cita electoral al PP, los ganadores de la guerra civil. Y que mientras martillea a sus alumnos con la leyenda negra del «Nuevo Mundo» asume que la victoria está en la calle, menciona el derecho a decidir y apuntala su «razonamiento» con la normalización del País Vasco y el necesario olvido de las víctimas o el esclarecimiento de mas de trescientos asesinatos etarras.
Una alegría, vaya, sin un ápice de autocrítica que me apuntala la portera de la finca, la bella Tamara, que casualmente tiene ganas de hablar y me asegura muy cerca ya de mi portal, que prefiere que los moros se queden con Córdoba antes de que gobiernen los fachas. Pues nada la Mezquita de Córdoba al lote de la irresponsabilidad.