
«Hay un cuento de Bertold Brecht que parodia la historia de Pedro y el lobo y termina diciendo: …después vinieron a por mi, grité pero ya no había nadie…»
La democracia en Cataluña es de tal calibre que quienes agreden a un juez señalando y pintando su domicilio lo hacen con la cara descubierta mientras que quienes restablecen la dignidad y el derecho de esa persona a vivir en paz y preservar su intimidad tienen que hacerlo cubriéndose el rostro para no ser a su vez victimas de esa misma agresión.
Una vez más recuerdo que también los nazis pintaban las fachadas de las casas de los judíos. Mas tarde, los italianos «sugerían» a los jueces de Manos Limpias que se fuesen a vivir a otro lado para no correr riesgos ante la mafia…
Acabo con una muestra de pedantería literaria; hay un cuento de Bertold Brecht que parodia la historia de Pedro y el lobo y termina diciendo: «…después vinieron a por mi, grité pero ya no había nadie…»