
«Con frecuencia me he preguntado por qué un grupo de personas, los taxistas en este caso, puede decidir quienes pueden o no ejercer su misma profesión»
Con frecuencia me he preguntado por qué un grupo de personas, profesionales del transporte en este caso, puede decidir quienes pueden o no ejercer su misma profesión, quienes pueden tener o no un empleo o un negocio similar al suyo. Hay calles en las que se suceden cinco o seis zapaterías y no pasa nada. En los mercados las pescaderías se suceden unas junto a otras, permitiendo así al comprador elegir con facilidad donde le apetece más comprar o comparar precios y elegir los que se ajustan más a sus posibilidades. Las fruterías y carnicerías se encuentran en la misma situación…
Y nunca he visto que ninguno de estos comercios, de estos negocios, se declaren en huelga porque alguien decide ganarse la vida ejerciendo su misma profesión . Solo lo hacen los taxistas…
¿Por qué los taxistas pueden imponer su ley y decidir quien puede ejercer esa misma profesión? ¿Por qué los taxistas pueden impedir a otros ciudadanos tener un empleo? ¿Por qué los taxistas pueden recortar la libertad de los ciudadanos de elegir el medio de transporte que prefieren? ¿Por qué los taxistas pueden impedir que los ciudadanos decidamos cual de los posibles medios de transporte público se adapta mejor a nuestras posibilidades económicas?

«¿Por qué los políticos se pliegan a ese chantaje constante del colectivo de conductores de taxis?»
Y sobre todo ¿Por qué los políticos se pliegan a ese chantaje constante del colectivo de conductores de taxis? Este colectivo pretende tener un mercado cautivo de clientes, algo impensable en una economía abierta como la nuestra; un mercado en el que el cliente no solo paga por el servicio sino que les concede, vía impuestos, otros beneficios (rebajas en el precio de los carburantes en ocasiones; subvenciones a la adaptación de los vehículos en otras, etc,).
¿Alguien ha preguntado a los ciudadanos cuantos taxis o cuantos vehículos VTC queremos en nuestras calles? ¿No deberíamos ser nosotros quienes decidiésemos libremente, ¡libremente!, cómo y con quien queremos desplazarnos?
A este servicio se le llama Servicio Público pero el público es la menor de sus preocupaciones, también de sus protectores, los políticos. Así que esta es una más de las consideraciones a tener en cuenta a la hora de votar, o sea ¡de elegir!

«¿Por qué permiten que un grupo de mafiosos paralicen la ciudad, agredan a ciudadanos que están trabajando legítimamente y casi le causan la muerte a uno de ellos?»
¿Para qué, por ejemplo sirve la Guardia Urbana de Barcelona? ¿Por qué permiten que un grupo de mafiosos paralicen la ciudad, agredan a ciudadanos que están trabajando legítimamente y casi le causan la muerte a uno de ellos? ¿Podemos hacerlo todos, bloquear una ciudad cuando algo no nos guste? ¿Todos podemos decidir quien puede y quien no trabajar en nuestro sector?
Sugiero que los ciudadanos de Barcelona bloqueen con sus automóviles los de esos mafiosos taxistas y no les permitan mover sus coches en un mes a ver que les parece su misma medicina. ¿Para que sirve la inútil alcaldesa, solo para cobrar un sueldo astronómico? Por mi parte antes me compro unos patines que volver a subir a un taxi.
La reacción de los taxistas es la típica, y errónea, de los monopolios: intentar impedir la entrada en su corralito de otros operadores.
¿Alguien recuerda cuando había que esperar meses sino años para tener un teléfono por mor del monopolio de Telefónica? ¿A alguien le parece que aquello era mejor? ¿Alguien duda del avance social y económico que representó la desaparición del monopolio telefónico?
¿Por qué es distinto para el sector del transporte de viajeros? Acaba de decirlo un representante de los taxistas; no quieren que las VTC actúen en un sector “que está reservado para ellos”.

«Si los taxistas actuasen inteligentemente lo que pedirían es la desaparición de las regulaciones que les protegen/constriñen y se les permitiese llevar su negocio»
Si los taxistas actuasen inteligentemente lo que pedirían es la desaparición de las regulaciones que les protegen/constriñen y se les permitiese llevar su negocio, su negocio privado, según sus intereses y los de la clientela, esa gran descuidada de taxistas y políticos.
Los monopolios van, siempre, en perjuicio de los ciudadanos. ¿Alguien preferiría volver a esperar meses a tener en casa un simple teléfono o prefieren ir a la tienda y escoger el de su gusto y bolsillo y empezar a hablar? Yo no…