Es hora de sacar el pañuelito blanco y decir adiós al postureo progre de pensamiento débil. Por Vicky Bautista Vidal

se entiende que no se haya percatado ni él ni ninguno de los de su movida, de que la rueda está girando y que todo esto es más serio de lo que ha sido su juego
Se entiende que no se haya percatado ni él ni ninguno de los de su movida, de que la rueda está girando y que todo esto es más serio de lo que ha sido su juego

 

«Para alardear de lo progre se precisa cierto equilibrio que no te arroje desde tu torre de marfil al suelo y te deje sin dientes y con la cara plana»

Para alardear de lo progre de lo “cool”, de lo “in”, de lo “out”, de “estar al loro”, de “estar en la onda” y todas estas cosas se precisa cierto equilibrio y un criterio actualizado que no te arroje desde tu torre de marfil al suelo y te deje sin dientes y con la cara plana. 

Sin dientes y con la cara como un folio están quedando muchos “antiguos” que vivieron la “modernidad” política desde los años sesenta hasta el tumultuoso presente. Era tan “total” plantarse una kufiyya (el pañuelo palestino) y andar por ahí de snob vanguardista posmoderno de pensamiento débil. Cualquier reivindicación era poca. Daba tanto gustito vivir la “movida”, mientras alrededor el país crecía, pese a los que hacían películas en serie con tema: “miliciano estupendo y noblote de la guerra civil” …

Muchos, han imaginado a los milicianos del treinta y seis con la cara de Alfredo Landa, y no dudo de que alguno se pareciera a él. Al fin y al cabo, Landa, fue el modelo de español estándar en una época; pero seguro, estos, ni eran tan bonachones y simpáticos cuando arrastraban a hombres mujeres y niños a cualquier checa y después, de madrugada a cunetas y descampados; ni tampoco se le parecerían tanto aquellos asesinos de monjas y frailes que bailaban con las momias que desenterraban ellos mismos para descargar un odio desmedido provocado por generaciones de incultura y sí, opresión, diferencias sociales y pobreza, que se diluyeron con el paso del tiempo al igualarse las sociedades y conseguirse cierto equilibrio entre clases.

Sin embargo, era muy divertido para cierta élite auto ensalzada, continuar explotando un modelo obsoleto de reivindicación, y seguir jugando el juego protesta, decretando cosas anti algo en algún exclusivo bar de La Castellana mientras trasegaban sus tapas de jamón pata negra, remojadas con el mejor de los vinos procedente de alguna parte del sufrido “estepais”. Otros, desde tasquillas menos selectas, también prometían, enardecidos, después de salir de la obra, sujetando el pitillito en una mano y el “vaso de vino” en la otra que: …“Ya rodarían las cabezas”.

En todas partes se pontificaba a destajo, como tanto nos gusta hacer a los españoles en cuanto nos dejan. Porque en España, cualquiera de nosotros es “un cuñao” de pro, y para bien o para mal, arreglamos lo que sea, donde sea y a la hora que nos parezca. 

«Finalmente fueron testigos y fomentaron la llegada al poder o a los medios de sus correligionarios: Los que se dedicaron a mangonear al país más paciente del mundo»

Tanta lata dieron las criaturas quemando cosas en escenarios extranjeros o aporreando cacerolas por quítame allá un: “Algo hay que hacer para que se nos vea” …, que consiguieron ser creídos y respetados. Finalmente fueron testigos y fomentaron la llegada al poder o a los medios de sus correligionarios: Los que se dedicaron a mangonear al estilo “cuñao” al país más paciente del mundo.

Por un tiempo disfrutaron de ser los “elegidos”. Se les consideraba por decir que eran comunistas, socialistas o todo aquello que defendieron en los años de bonanza en los que eran mimados, porque, como se autodenominaban “intelectuales”, seguro que lo que defendían era lo que «tenía que ser”. Aunque a mi me parece que la verdad es que gran parte de los españoles son tan buena gente que permitían todos los denuestos como el que permite a su perrito ladrar. Y que la mayoría, seguía la consigna lugareña aquella que dice: “Si dicen, que dizan, mientras no hazan”… Y ustedes perdonen que cite una frase coloquial en lugar de repetir la de algún sabio de los que en el mundo fueron y son. Pero, es que me venía al pelo para mostrar una tendencia del pueblo llano. O sea, de todos nosotros.

Pero resultó que no; que no era lo que tenía que ser. Y que al final, las vacas, a las que han aburrido durante ochenta años viendo pasar su tren, se han despertado y comienzan a exigir mas verdad y menos postureo.

«Un cineasta tan adorado como denostado a partes iguales, ha decidido aprovechar el escenario de los premios Goya para indicar a quienes cree sus seguidores, que hagan lo que sea para apartar a VOX»

Un cineasta tan adorado como denostado a partes iguales, ha decidido aprovechar el escenario de los premios Goya para indicar a quienes cree sus seguidores, que hagan lo que sea para apartar a VOX del cartel político. Y nos ha demostrado con ello no tener ni idea y andar perdido en su antediluviano poder sobre alguna sección de las masas. De Podemos no dijo nada cuando, en su momento, emergió de alguna parte lleno de promesas, y por suerte, también de amenazas, lo que consiguió que el personal no se abalanzara en masa a votar al regalito envenenado que pretende retrotraernos al oscurantismo comunista que tantas vidas ha segado en el mundo.

Luego, se entiende que no se haya percatado ni él ni ninguno de los de su movida, de que la rueda está girando y que todo esto es más serio de lo que ha sido su juego, y que es la gente, toda, y no los cuatro de siempre, quien ha tomado la sartén por el mango. ¿Qué VOX promete todo aquello que al país le gustaría tener?… ¡Pues sí! ¿Que a veces se tiene la sensación de que la oferta se parece al país de Jauja y a lo de atar perros con longaniza?… ¡Pues también! Pero es el otro extremo del péndulo conocido e indica el agotamiento emocional de un país harto de inútiles y de voceros plastas que ni sienten lo que dicen ni dicen lo que sienten.

Considerada la oferta y lo que hay, es natural que el personal se aferre a la esperanza, de que, a lo mejor, no es mucho mejor, pero con tal de que no sea “mucho peor” ya se conforma el sufridísimo votante. Va siendo hora de sacar el pañuelito blanco y decir adiós al postureo de obsoletos laureados. La realidad se ha despertado y los castillos de nubes se derrumban sobre las cabezas, sin discriminar donde caen los cascotes.

Vicky Bautista Vidal

Nací en Madrid. Y como a casi todos los madrileños, todo el mundo me parece cercano y de casa: es el carácter de la ciudad. Esto me ha ayudado después para congeniar con toda clase de personas en los diferentes sitios donde viví. Soy curiosa, inquieta, autodidacta y un pelín dispersa, precisamente por que me siento atraída por muchísimas cosas, escribir es una de ellas. Lo hago al golpe de víscera, según el momento y me faltan algunas vidas para alcanzar a Cervantes o alguno de los inmortales.
Soy la primera sorprendida por que observo como últimamente me meto en berenjenales de opinión acerca de asuntos políticos, cuando en realidad, la Política, me importó un bledo toda la vida.
Puede ser sentido común herido o un amor recién descubierto por España y su unidad. No milite, milito o militare en nada. Pero estoy de parte de la razón y el sentido común.
Defenderé a cualquier gobierno que me facilite la vida y reprochare sin pausa a quienes me la incomoden.
La Libertad es para mi la única joya a lucir, la lógica una herramienta y creo que sin pasión por algo, poco se puede conseguir.

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