La fábula de la tortuga y el poste. Por José Crespo

«Hoy, un apreciado amigo me relata una fábula muy real, o mejor dicho muy auténtica con consejo final al estilo de las de Esopo o Samaniego»
De crío cuando daba mis primeros pasos en la lectura me encantaban las fábulas ya fueran de Esopo o de Samaniego para al final disfrutar del consejo o enseñanza que se ofrece en la moraleja.
Hoy, un apreciado amigo me relata una fábula muy real, o mejor dicho muy auténtica:
«… Un joven va paseando por una plaza de Madrid y llegado al Retiro decide tomar un descanso bajo la amable sombra de un frondoso castaño. Se sienta en un banco y al lado hay un señor de cierta edad que ya peina canas.
Comienzan a conversar distendidamente sobre el globalismo, la ecología, el país, el gobierno, y finalmente aflora en la conversación la tal Irene Montero. El señor mayor le dice al joven:
– ¿Sabe? Irene Montero es como una tortuga en un poste.
Se hace un silencio, después de un breve lapso de tiempo el joven exclama:
– Disculpe señor, no entiendo muy bien lo de la tortuga sobre el poste. ¿Qué significa?
El señor le mira y le responde:
– Si usted va caminando por el campo y ve encima de un poste de una alambrada una tortuga haciendo equilibrio. ¿Qué se le ocurre?
Viendo la cara de incomprensión del joven el señor mayor le explica:
– Primero: No entiendes como llegó ahí…
– Segundo: No puedes creer que este ahí…
– Tercero: Sabes que no pudo subir allí solita…
– Cuarto: Estás seguro que no debería estar allí…
– Quinto: Eres consciente que no va a hacer nada útil mientras permanezca allí…
– Entonces, llegas a la conclusión de que lo único sensato sería ayudarla a bajar de allí.
Y como en cualquier fábula también hay ‘moraleja’:
– Ascender, subir o trepar mediante la cama es una vía de ascenso.
– Ir de la cama al poste resulta una exageración, llevar al estado sumo el cariño, por decirlo de manera suave.
– Permanecer, mediante ese ascenso, en lo alto del poste resulta una auténtica burla a toda la sociedad: Querrías empujarla para que bajase.
No lo olvidéis en las próximas elecciones.