Ya que el pan va escaseando que no falte el circo. Por Vicky Bautista Vidal

Ya que el pan va escaseando que no falte el circo
Ya que el pan va escaseando que no falte el circo

«Ya que el pan va escaseando que no falte el circo para ciertos sectores de la masa siempre convulsa. Carne para los leones en directo»

Me pongo en modo plañidera, como todos los que dicen algo en cualquier parte con respecto al decrépito estado de la Patria mía en la que ya no se habla de Política en ninguna parte. Solo hay espacio para hablar de “políticos “: la nueva lacra mundial.
Históricamente, España, ha sido un país que raramente ha tratado bien a sus héroes y figuras destacadas mientras estaban vivos. Un país que eligió entre los siete pecados capitales el de la envidia, como muy bien reflejó el escritor Fernando Díaz-Plaja en su libro “El español y los siete pecados capitales”, minimiza por sistema al que sobresale. Aunque a la hora del óbito ineludible se vuelque en aspavientos y morbosas colas de curiosos testigos esperando turno para contemplar al ya poco peligroso cadáver.
Llegar a casa y comentar después de calores y horas de espera que el finado era muy bajito, que no estaba bien embalsamado o lo contrario, que parecía dormido, es el óbolo final a la valía del muerto por parte de las multitudes de su tiempo.
Una vez seguros del final definitivo del personaje, comienzan sus colegas, amigos y enemigos, a propinarse golpes de pecho. Los panegíricos las alabanzas y los homenajes, ya sin consecuencias ni buenas ni malas para el muerto, por parte de quienes los ningunearon, persiguieron, denostaron, calumniaron, ridiculizaron, se propagan por el tiempo que abarca desde el entierro al funeral.
Esta circunstancia se halla mas potenciada en esta época nuestra donde abundan, en los medios, programas cuyas bases se asientan sobre la espalda de personas caídas. Y si no hay razón suficiente se provoca la polémica y el hundimiento del “elegido”.
Espejos de una sociedad que eleva a sus ídolos hasta el cielo para dejarlos caer desde allí. No es nueva esa oscura inclinación de desvalorización a cualquier antepasado con bagaje histórico. Pregúntenselo a los desenterradores de muertos celebres. A los que pretenden borrar de la memoria de los pocos a todos los personajes que hicieron España a lo largo de las centurias. Pregunten a aquellos indignos que bailaron con cadáveres, haciendo, de cuanto más alto rango, más divertida la ignominia.
Ya que el pan va escaseando que no falte el circo para ciertos sectores de la masa siempre convulsa. Carne para los leones en directo. Alguien al que he leído hace poco dijo que Venezuela es una colonia de Cuba. Estremece comprobar que España: La  descubridora, la Madre Patria, la raíz, se esté convirtiendo por la gracia de un traidor y de una folclórica marxista, leninista, bolivariana con moñito y pendientes en otra colonia acobardada e impotente. Pero los españoles seguimos a verlas venir, porque somos participes y hacemos juego con el paisaje.
No se me pone el pelo blanco porque ya lo tengo así muchos años antes de que las Kardashian lo pusieran de moda. Seguramente por ser testigo de cómo un país entero: el mío, ha ido descendiendo hacia los infiernos empujada por un montón de garrapatas progres no menos inútiles y dañinos que los silenciosos bien comidos a los que lo mismo les ha dado ocho que ochenta y que han seguido al perroflauta de “Hamelin” hasta el borde del precipicio y más allá.
Lo único que pido es que no se me permita olvidar a los inocentes, para que, aunque sea en mí, la crispación que deseó plantar al sin par Zapatero, no se adueñe de mi corazón y me convierta en una “odiadora” más.

Vicky Bautista Vidal

Nací en Madrid. Y como a casi todos los madrileños, todo el mundo me parece cercano y de casa: es el carácter de la ciudad. Esto me ha ayudado después para congeniar con toda clase de personas en los diferentes sitios donde viví. Soy curiosa, inquieta, autodidacta y un pelín dispersa, precisamente por que me siento atraída por muchísimas cosas, escribir es una de ellas. Lo hago al golpe de víscera, según el momento y me faltan algunas vidas para alcanzar a Cervantes o alguno de los inmortales.
Soy la primera sorprendida por que observo como últimamente me meto en berenjenales de opinión acerca de asuntos políticos, cuando en realidad, la Política, me importó un bledo toda la vida.
Puede ser sentido común herido o un amor recién descubierto por España y su unidad. No milite, milito o militare en nada. Pero estoy de parte de la razón y el sentido común.
Defenderé a cualquier gobierno que me facilite la vida y reprochare sin pausa a quienes me la incomoden.
La Libertad es para mi la única joya a lucir, la lógica una herramienta y creo que sin pasión por algo, poco se puede conseguir.

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