Un nuevo flautista de Hamelin nos haría falta porque la cloaca se ha desbordado. Por Vicky Bautista Vidal

Un nuevo flautista de Hamelin nos haría falta porque la cloaca se ha desbordado
Un nuevo flautista de Hamelin nos haría falta porque la cloaca se ha desbordado

«Un nuevo flautista de Hamelin nos haría falta: la cloaca, que debería estar abajo, se ha desbordado llenándolo todo de roedores ansiosos por el queso España»

Según nuestra visión de las cosas, todo en el Universo sigue un orden inmutable establecido para mantener el equilibrio. Desde lo inconmensurable a lo infinitamente minúsculo, cada particularidad de la materia mantiene unidas sus partes para ejecutar la función del todo. En el mundo invisible sucede lo mismo… ¡ Y no!, No imagine usted que se enfrenta a un tratado esotérico y que asoma las orejas todo aquel manido repertorio de tópicos que suelen salpicar de misterio de a euro el kilo, algunos escritos, entusiastas pero huecos, que abundan hoy en día. 

Cuando nos referimos al “mundo invisible” hablamos de cosas que están ahí pero que nuestros ojos no ven, como, por ejemplo, los microbios, las bacterias, las células, la energía que mueve las cosas… Nos referimos aquí al equilibrio en la existencia nuestra. Entre los muchos niveles tomamos el más evidente: la vida nuestra de cada día. Aparentemente sencilla, pero, que carece de un orden indispensable para que el planeta no resulte aún más infernal de lo que alguno quiere que sea.

Todo lo que viene a la vida debe ajustarse al orden de su grupo. Cada individuo debe asumir una función para integrarse en la mayoría y cumplir un trabajo que sostenga al resto. Sería deseable, aunque, de momento, difícil, que cada vez que naciera un niño el doctor o la partera advirtieran a la madre: -Señora, ha tenido usted un buen profesor, un médico, un indeciso, un imbécil, un político, un ama de casa, un adicto, un inspector de Hacienda, un asesino, un maltratador, una santa, un caníbal, una señorita de triste vida alegre…

El equilibrio del mundo depende de que se pueda entender este concepto, obvio pero ignorado por todos debido a que, pese a que la criatura suele nacer con alguna vocación, con un interés especial por el que se siente atraído, el mundo le recibe con un montón de inconvenientes, necesidades, conceptos de sus progenitores, cánones establecidos, herencias, encasillamientos. La “educación” se basa, no en fomentar en cada individuo las facultades reales que posee, sino que se centra en que este, haga algo en la vida que le reporte dinero. 

Nadie piensa en la felicidad ni considera indispensable la satisfacción ni el placer que representa ejercer algo con el que la persona se sienta feliz y completa. Para la mayoría es inimaginable divertirse trabajando. El que un Rey heredero nazca con la vocación de ser un buen cerrajero, como sucedió con Luis XVI, resulta una tara que la Historia reprocha y el resto de la humanidad no comprende.

Si un niño nace con vocación de Rey, intentará reinar en cualquier ámbito de su vida. Sera lo suyo y ejercerá en su ambiente y familia. Es obvio que no todos los que nazcan con esta vocación podrán ser cabeza de un reino, pero sin duda, tenderán a ejecutar su vocación y seguro que lo harán bien porque es lo que han venido a hacer.

Las calles están llenas de gente gris acudiendo a trabajos que les desagradan y que les hacen infelices de por vida. También es importante el pundonor y el esfuerzo, que lleva a unos pocos a cumplir con su cometido lo más dignamente posible pese a que en lo más profundo de sí mismos, una vocecita clame, suplicando por aquello que sabe que debería estar haciendo.

Seguramente todos hemos conocido personas, en muchas facetas de la vida que son entusiastas y primorosas en lo que hacen. Desde el barrendero, el carnicero, la dependienta o el servidor público, al más alto cargo de la Nación, si ejerce la función para la que nació, será el mejor. Y se divertirá en lo que haga y lo hará bien, porque eso era exactamente lo que quería hacer.

En el caso de las ocupaciones menos trascendentales, la no vocación, puede devenir en desorden, tristeza, aburrimiento o desesperanza. Si sucede en el mundo Político el desastre está hecho. Y el desastre campa por nuestro país en miles de politicuchos de palo que ocupan el puesto que no les corresponde, porque ellos, serian excelentes ladrones de guante blanco o cualquier otra cosa que les diera de comer y llenara sus bolsillos. O como en el caso de descerebrados, como uno que anda por ahí cargado con una impresora, que habría sido un buen recopilador de sentencias para el calendario anual del buen agricultor.

Imposible imaginar para lo que serviría en realidad el actual cabecilla del Gobierno. O mejor, es que no queremos ni imaginarlo. En el teatrillo de la Política no están los que debieran estar. La bruja de Hansel y Gretel, el lobo y el enano saltarín, se han puesto el traje de Caperucita, de Riquete el del Copete y del hada buena, aunque su naturaleza no les permite hacer bien la obra, puesto que su función era otra.

El puzle se ha caído y alguien ha puesto las piezas sin orden ni concierto en un juego que se está yendo de las manos de todos. Falta la pieza principal: Aquel que haya nacido para ordenar un país que escora otra vez hacia la pandereta y la alpargata, porque la cloaca, que debería estar abajo, se ha desbordado llenándolo todo de roedores ansiosos por el queso España.

Un nuevo flautista de Hamelin nos haría falta. Aunque le aconsejaríamos que cobrase por adelantado.

Vicky Bautista Vidal

Nací en Madrid. Y como a casi todos los madrileños, todo el mundo me parece cercano y de casa: es el carácter de la ciudad. Esto me ha ayudado después para congeniar con toda clase de personas en los diferentes sitios donde viví. Soy curiosa, inquieta, autodidacta y un pelín dispersa, precisamente por que me siento atraída por muchísimas cosas, escribir es una de ellas. Lo hago al golpe de víscera, según el momento y me faltan algunas vidas para alcanzar a Cervantes o alguno de los inmortales.
Soy la primera sorprendida por que observo como últimamente me meto en berenjenales de opinión acerca de asuntos políticos, cuando en realidad, la Política, me importó un bledo toda la vida.
Puede ser sentido común herido o un amor recién descubierto por España y su unidad. No milite, milito o militare en nada. Pero estoy de parte de la razón y el sentido común.
Defenderé a cualquier gobierno que me facilite la vida y reprochare sin pausa a quienes me la incomoden.
La Libertad es para mi la única joya a lucir, la lógica una herramienta y creo que sin pasión por algo, poco se puede conseguir.

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