El tenebroso minuto de gloria de la alcaldesa comunista. Por José Crespo

«El tenebroso minuto de gloria de la alcaldesa comunista, sentada bajo un anagrama islámico lo dice todo, buscando amparo en la ley de memoria histórica»
El tenebroso minuto de gloria de la alcaldesa comunista, sentada bajo un cuadro con su nombre en árabe lo dice todo, buscando amparo en la ley de memoria histórica se desarma cuando vemos que «la decisión de destruir el monumento no se ha aprobado en Pleno, ni cuenta con el proyecto competente para actuar en un entorno BIC, por lo que es completamente ilegal», según se argumenta desde la presidencia de la Asociación de Abogados Cristianos desde la que se explica igualmente que «… la propia alcaldesa ha reconocido que desde Cultura les han dicho que no pueden demoler la cruz amparándose en la Ley de Memoria Histórica, lo que evidencia que la decisión de derribo del monumento parte de la discriminación y animadversión de la mandataria hacia los cristianos». Por lo que está claro que todos los españoles debemos saber de dónde sacó el dinero la señora alcaldesa para costear su decisión sectaria. ¿De las arcas públicas?
A pesar de todo, desde el Ayuntamiento la alcaldesa comunista decidió retirar la cruz porque «entorpece la visibilidad de un monumento histórico catalogado como Bien de Interés Cultural» y que «no se sustituya por ninguna otra cosa», si bien, también aseguró la alcaldesa Flores que se pensó en sustituirla por otra Cruz «para no herir sensibilidades»…
Hipocresía y cinismo en grado superlativo que demuestra cuando expone como único argumento el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica «un mandato legal», lo que nos lleva a la dejación y cobardía de quienes pudieron con su mayoría absoluta derogar esta ley sectaria y guerracivilista muy lejana al espíritu de la Transición hoy arrinconada en el desván del rencor y el resentimiento.

«Si la Cruz sobrevivió a las persecuciones de Roma convirtiéndose finalmente en la religión del Imperio, si no pudo ser aniquilada por el comunismo soviético, la Cruz sobrevivirá»
Si la Cruz sobrevivió a las persecuciones de Roma convirtiéndose finalmente en la religión del Imperio, si no pudo ser aniquilada por el comunismo soviético tras el telón de acero y hoy renace en cementerios, calles, plazas y cruces de caminos de Polonia, Hungría, Rumanía, Ucrania y la olvidada Moldavia, no caerá fruto de la maza de estos miserables intransigentes, fundamentalistas de la ideología más criminal y antidemocrática de la Historia por mucho que disputen y se apropien de las palabras democracia y progreso.
No perdamos la Fe pues la Cruz resistirá siempre, y para ello debemos mantenerla viva en nuestra vida y en cada uno de nuestros actos por pequeños que sean al amparo del Valor más importante del que emanan todos. El Valor que no tiene nada que ver con el rencor y el resentimiento, y ese Valor no es otro que el Amor.