
«La energía nuclear tiene montones de aplicaciones buenas, que no producen muerte y dolor a la humanidad, muy al contrario»
El denominado recibo de la luz, sube. ¿Nos debe extrañar?… Pues no. ¿A qué se debe la subida? Pues al uso de las energías alternativas en un principio. ¿Debe esto afectar a los consumidores de manera que tengan que alejarse de su uso? No, rotundamente No, habrá que buscar fórmulas que permitan repartir al máximo los costes, y si eso implica bajar beneficios e impuestos, que se haga.
Las altas torres que sostienen las aspas que generan electricidad por acción del viento, cuestan dinero, y no poco, los campos de paneles solares, cuestan dinero y tampoco poco y todo, absolutamente todo lo relacionado con la producción de electricidad cuesta dinero. De todo esto lo que más dinero cuesta es la cabezonería de una parte de la población, que sin tener la información necesaria y la preparación para entenderlo se negó en redondo a aceptar nuclear como animal de compañía. Nuclear No, era la consigna, consigna con un sesgo de intento de socializar hacia el comunismo.
Ya sé, ya sé, la Nacionalización… Esto no deja de ser una tontería máxima, porque el problema será el mínimo, la diferencia es que no se pagará por el uso individual, sino que todos pagaremos por el consumo de todos, sea este grande o pequeño, lo que se pondera entre varios, sale caro a la larga.
Ya sé que los gobiernos siempre han tenido que torear con la ignorancia de parte del pueblo, pero en estos últimos dos siglos ha sido bastante mayor por la deformación educativa y la mala prensa que tiene la palabra nuclear, que hace que el pueblo, que somos todos, ahora medianamente informado y con conocimientos generales de barniz, sobre muchas materias y que desde luego no se acercan, ni por asomo, a la información y conocimientos que tienen los expertos en este tema, tenga un miedo irracional a lo nuclear, que en la mente colectiva significa destrucción y muerte.
Nada más lejos de la realidad, porque la energía nuclear, puede como todas las energías usarse para el bien y también para el mal, el problema no es la energía en sí, sino el cómo se use y para qué. En última instancia, los objetivos y aplicaciones de estas, no son malos o buenas, simplemente pueden ser perversos o no los individuos que las usan. La energía nuclear tiene montones de aplicaciones buenas, que no producen muerte y dolor a la humanidad, muy al contrario pueden darle ventajas tanto en medicina, como en otras múltiples aplicaciones y circunstancias.
Está claro que todos los avances tecnológicos tuvieron sus pegas al principio y produjeron accidentes, es el precio que hay que pagar por el avance científico y social de la humanidad. De todas maneras estos errores, los que puedan producirse, ya quedan bastante lejos de ser catastróficos y salvo graves accidentes imprevistos que pueden producirse como en cualquier otra actividad humana, no pueden ser rechazados por miedo. Como todas las tecnologías si se usan y trabajan, acabarán dominándose y controlándose hasta límites inimaginables aún.
La energía nuclear de fisión es la que usamos en la actualidad, pero está a la vuelta de la esquina la energía nuclear de fusión que es limpia, mucho más eficaz y tiene menor coste y residuos. Esta energía sí hará bajar el coste de las facturas de energía que tanto nos preocupan. Llegará un momento en el desarrollo de la tecnología humana que incluso se podrán tener mini generadores nucleares portátiles que puedan llevarse incluso con los siglos en el bolsillo, con todas las ventajas que esto pueda tener. Será como tener un mini sol portátil. El empeño que se perseguirá es que sea asequible a todo el mundo, cual actual teléfono móvil. Esa asequibilidad la da la producción y venta en masa, como con cualquier producto. Podrá haber fugas de radiación, que incluso puedan matarte o herirte gravemente, sí, pero ¿no serán sus ventajas muy superiores a sus problemas? La respuesta también es si.
¿Hay que renunciar a lo que puede ser peligroso por temor? Yo creo que no, porque si esto fuera así, los seres humanos seguiríamos viviendo en grutas naturales, de la caza, la pesca, la recolección y la alimentación con alimentos crudos. Seguiríamos teniendo miedo a la oscuridad y al ataque de depredadores más potentes que nosotros mismos, no habríamos recorrido ningún camino hacia la civilización, la cultura y la tecnología. ¿Qué la energía es cara? Sí, ¿Qué cuesta producirla? Sí, ¿Qué merece la pena el esfuerzo? Sí, ¿Qué es lo que hay que variar? Eso si lo tengo claro, la capacidad adquisitiva de todo el mundo para poder disfrutar de ella y usarla en provecho del desarrollo y cuidado humano.
El cómo haya que pagarlo es otro tema, probablemente quitándole los impuestos o bajándolos por ser un producto de primera necesidad, puesto que la sociedad en que vivimos no existiría sino fuera por el uso de esta tecnología. Si no existiera, los seres humanos volveríamos a una época ya tan lejana como el siglo XVIII. Y con la manera en que la vida está reglada en el siglo XXI, esto llevaría al caos absoluto, la muerte, la miseria y la lucha feroz por la supervivencia.