
“Los pensamientos inamovibles de algunos seres demuestran que de pensantes tienen poco, y más bien son máquinas de retener los mantras que les dictan desde fuera”
Nada es real, los campos de fresas lo son para siempre. Esta es mi manera de entender la canción de los Beatles Stroberry fields for ever. Y no se refieren tal vez a los campos de dicha fruta, más bien creo, se refieren a los pensamientos inamovibles de algunos seres, que de pensantes tienen poco, más bien son máquinas de retener los mantras que les dictan desde fuera. Los mantras siempre salen de la boca de los más avispados. Es mucho suponer, la verdad, cuando uno de ellos es el de “El pueblo unido jamás será vencido”, pero quizás en la ensoñación colorada de la fruta olvidaron que muchas otras cosas, como la capacidad de autoengaño y el deseo de confundir realidad con deseo, en algunos humanos, poco despiertos lo son para siempre.
Por ejemplo la mentira, está claro que las mentiras son de siempre y para siempre, además aunque no son monopolio de políticos, si lo son de las izquierdas porque las bases en que fundamentan sus igualitarios mundos parten de una base equivocada, de una mentira. La igualdad no existe y además si existiera abría que abolirla por aburrida y anti evolución. Lo que no evoluciona se estanca, se corrompe como el agua parada, y huele con el tiempo que apesta.
Que me lo digan a mi que de jovenzuelo ponía en tarros agua de los charcos de árbol a criar paramecios o cualquier otro tipo de bichos unicelulares. Lo mínimo que decía mi madre era: “Saca esa mierda de experimento al balcón, que huele muy mal”. Pero claro estoy hablando de una época en la que el denostado y trasladado muerto dictador estaba vivito y coleando, como un ciliado con flagelo.
Hoy día nadie te entiende si estás criando paramecios, te mirarán como si fueras un fascista que cría animalillos solo por fastidiar a los demás… Igualito que el vecino del segundo que está empezando a aprender a tocar el violín y machaca los oídos de cuatro a seis. ¡Ah! y por cierto trabaja poco, debería estudiar mínimo de cuatro a ocho. Y nada, por mucho que me esfuerzo en explicarle que el chaval puede llegar a ser Paganini oiga, que no lo entiende. Me dice sí: “sí que si que Paganini de las facturas de luz será por supuesto, pero que no dé el coñazo”.
Por eso por muy Paganinis que sean los que van con bocata y en autobús a las manifestaciones de sindicatos, no dejan nunca de decir lo de “El pueblo… etc” por eso tienen a los vecinos de las calles por las que pasan al borde de un ataque de nervios, como en la película de Almodóvar.
Pero no era eso a lo que iba yo, no. A lo que voy es que es mentira, que ni siquiera los campos de fresas lo son para siempre, hay que rotar cultivos para no machacar y esquilmar los minerales de las tierras. No hemos aprendido nada y por eso repetimos como loros los ritornelos que nos imponen desde las alturas y desde luego no debemos dar gracias a Dios en esas alturas porque hayan recogido las basuras en las calles antes oscuras y hoy repletas de bombillas, como decía Serrat.
No, no hay que dar gracias a ningún Dios, porque después salen los acólitos descerebrados que no piensan más que en lo que les dicen otros, o un libro, o los demás, que siendo más despabilados les manipulan. Y es curioso, aunque en toda época haya habido manipulación, en la actualidad es el pan nuestro de cada día. Hasta profesión se ha hecho. Se manipula en la publicidad, se manipula en la política, se manipula en la elecciones, se manipula en el periodismo. Y todo se resume en un miente que algo queda y si, efectivamente algo queda en la mente de los idiotas, que no tienen tiempo de parar para pensar “que clase de gilipollas dice esto que tengo que creerme”. Por eso como no tienen ese tiempo nadie saldrá combativo y díscolo. Nos darán la puntilla una y otra vez, como no andemos listos y empecemos a informarnos por otros caminos alternativos.
Uno de seos caminos es la lectura. Leer es bueno, está bien y produce placer intelectual. Solo algunos acaban tarados con la lectura y golpeando con el puño cerrado los libros como un señor cuyo apellido hace referencia al objeto para almacenar monedas, pero qué le vamos a hacer, de todo ha de haber en la viña de Allah. Preguntad a los lobotomizados, en la infancia, Talibanes. Veréis. Nada es real, los campos de fresas lo son para siempre. Esta es mi manera de entender la canción de los Beatles Stroberry fields for ever. Y no se refieren tal vez a los campos de dicha fruta, más bien creo, se refieren a los pensamientos inamovibles de algunos seres, que de pensantes tienen poco, más bien son máquinas de retener los mantras que les dictan desde fuera y llevan siglos dándole vueltas a las fresas de un libro escrito por un profeta en el siglo VI. Toda una modernidad.