De aullido fácil y con alma de cartón, no son más que una ridícula caricatura de lo que es una mujer de verdad. Por Vicky bautista Vidal

De aullido fácil y con alma de cartón, no son más que una ridícula caricatura de lo que es una mujer de verdad
De aullido fácil y con alma de cartón, no son más que una ridícula caricatura de lo que es una mujer de verdad

«Estas menganas vestidas de morado, de aullido fácil y con alma de cartón, no son más que una ridícula caricatura de lo que es una mujer de verdad»

Ya tenemos aquí a marzo con sus cosas. Que si vientos, que si fríos alternativos, que si cientos de solicitudes para llevar a cabo manifestaciones donde un puñado de mujeres pretenden demostrar que lo son, gritando y cantando ramplonas consignas además de llevar a su casa el virus para terminar de matar a los parientes ancianos que escaparon en la manifestación de hace dos años; y a algunos jóvenes también, que como ya le va quedando menos material, toma de cualquier parte carbón para alimentar las calderas del infierno depredador.
Que las mandatarias que vayan a bailotear sin gracia para contentar a un mujerío que parece dormir el resto del año en las alcantarillas de esta tierra entontecida por las ideas enmohecidas de siempre y por unos medios de comunicación que, sin bochorno alguno, emiten día y noche sus consignas pagadas desde el bodrio chismoso hasta el telediario, que ambos formatos, se han convertido últimamente en la misma cosa.
Y una, que si está segura de algo respecto a si misma es que es mujer, empieza a tener que contener con fuerza el rechazo indiscriminado por ver que parece mayoría esa majadería humana aposentada en el cerebro de muchos en la pandereta nacional, que si era tonta y cutre en los años en los que el único valor era la copla, la peineta y el arsa y olé, es ahora mucho peor. Porque un día, llegamos a un nivel en el mundo y fuimos una potencia casi respetada, pero como todo el mundo sabe, eso no ha durado mucho gracias a políticos sin propósito respetable y al arte del español para votar mirando al tendido sin sentido ni previsión.
Porque es el carácter nacional lo que falla siempre y en este campo nuestro, entre repollos y berzas, a veces nace un sabio, un buen político o uno o varios especímenes de mente avanzada que arrastran a todo un país de “cuñaos” y “enteraos”, que viene a ser lo mismo, a algo un poco mejor de lo que merece.
En la tribu atrasada que formamos, nos hemos convencido a nosotros mismos con mucha soberbia y poco conocimiento, de que somos una raza “superior” y que estamos ya en la cúspide de la pirámide muy, pero que muy por encima de los gusanos.
La humildad nos lleva enseguida a hacer algún acto íntimo de contrición al comprobar como las acciones de nuestros contemporáneos y contemporáneas (asertiva me pongo tipo Podemos para curar el orgullo de “darme cuenta” que casi me agarra por el gáznate).
Estas menganas vestidas de morado o de cosas raras de tristes pectorales pintarrajeados y cantinelas mohosas que harían brotar los colores de aquellas pioneras del auténtico feminismo, y que creo que, en realidad, son las diez o doce de siempre; subvencionadas, que pastan en el mismo campo bajo el manto de la cajera de España: Señora de casoplón… Sí, hombre: Míster casoplón; ese señor que lleva moño porque él se ve muy étnico, pero al que alguien amigo, debería advertirle por su bien de que, en realidad, parece la momia de alguna de nuestras folclóricas más revenidas, o sea, de las de antes de la guerra.
Pues, estas personajas de las “afotos”, de aullido fácil y alma de cartón, no son más que una ridícula caricatura de lo que es una mujer verdadera o sea, todas las que no aparecen por la ONG de turno porque están muy ocupadas llorando a sus muertos por coronavirus, intentando sacar adelante negocios hundidos, buscando trabajos inexistentes, luchando día a día por sobrevivir o investigando en laboratorios, atendiendo enfermos, operando en un hospital, fregando escaleras, barriendo calles o ejecutando las mismas labores que cualquier hombre en cualquiera de los escalones de la Sociedad. Cuidando además de los suyos y sosteniendo, muchas, a familias ahora desestructuradas por las siniestras circunstancias del momento.
Las mujeres auténticas ya saben que lo son. Se defienden solas y no tienen por qué volver a sus casas borrachas y solas como si eso fuera una bandera de feminidad triunfante ni presumir de matar a sus fetos porque “paesomicuelpoesmio”; porque en el siglo XXI, donde ya es posible evitar engendrar, muchas lo olvidan por aquello del gustito del momento y luego viene el llanto y crujir de dientes y la carga en la conciencia de una muerte fetal.
Y antes de que alguna tome la piedra para estampármela en la testuz, advierto que, si me van a llamar facha, derechona o algo similar, diré que los bajos y la política no tienen nada que ver. Y que hay una responsabilidad de género tanto para hombres como para mujeres por la cual, a cada uno se le exige un mínimo cumplimiento para bien del orden del mundo.
El aborto terapéutico es una cosa. El crimen indiscriminado de criaturas que nacerán si o si después de nueve meses de gestación es otra muy diferente. Y antes de llevar a cabo el genocidio, sería mucho más fácil enseñar, tanto a niñas como a niños, primero responsabilidad y segundo método.
Así que no valen reivindicaciones asesinas ni chorradas de aspirante a feminista. Pues esta pequeña cantidad de aulladoras no es nada entre 47 millones de habitantes que tiene España y considero un pecado mortal, el dar la primera página de informativos y periódicos a un movimiento mínimo, abonado y fomentado por ideologías caducas ya denostadas en el resto del mundo y que España, la grande y libre no la costrosa, podrida por resentimientos ya sin fundamento, no tiene nada que ver con esos colectivos pagados como son estas “joyas” inversas de la anti-feminidad española.

Vicky Bautista Vidal

Nací en Madrid. Y como a casi todos los madrileños, todo el mundo me parece cercano y de casa: es el carácter de la ciudad. Esto me ha ayudado después para congeniar con toda clase de personas en los diferentes sitios donde viví. Soy curiosa, inquieta, autodidacta y un pelín dispersa, precisamente por que me siento atraída por muchísimas cosas, escribir es una de ellas. Lo hago al golpe de víscera, según el momento y me faltan algunas vidas para alcanzar a Cervantes o alguno de los inmortales.
Soy la primera sorprendida por que observo como últimamente me meto en berenjenales de opinión acerca de asuntos políticos, cuando en realidad, la Política, me importó un bledo toda la vida.
Puede ser sentido común herido o un amor recién descubierto por España y su unidad. No milite, milito o militare en nada. Pero estoy de parte de la razón y el sentido común.
Defenderé a cualquier gobierno que me facilite la vida y reprochare sin pausa a quienes me la incomoden.
La Libertad es para mi la única joya a lucir, la lógica una herramienta y creo que sin pasión por algo, poco se puede conseguir.

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