José Crespo 
«Le recuerdo que él no es ni el Jefe del Estado ni España, es exclusivamente un presidente del gobierno con ínfulas, autócrata y oclócrata»
He podido escuchar cómo Antonio Cum Fraude, el autócrata, se refería al multimillonario sátrapa con el tratamiento Su Majestad el Rey de Marruecos.
Y al ver la bandera de España cabeza abajo presidiendo la mesa de esa humillación para España, recuerdo una vez que visité EEUU y vi cómo un insensato iba en moto con la bandera norteamericana a la espalda en posición invertida, algo que tiene un significado injurioso, y pude contemplar cómo fue corregido en su error de una manera enérgica por un ciudadano. ¿Qué debería de haber hecho un presidente del gobierno, que debería ser advertido por su Ministro de Exteriores y su jefe de protocolo? Plantarse en la puerta de ese salón y solicitar de inmediato la correcta colocación que nos representa a todos los españoles. Un mínimo de decencia y responsabilidad obliga a ello.
Lo mismo ocurre sobre una bandera izada o un retrato, cosa que hemos visto con la imagen del actual Rey o su antecesor y padre, incluso en un ayuntamiento valenciano con una pintura de Felipe V el primer Borbón español (lo aclaro para la Belarra-Niñadelacurva que ha mostrado en repetidas ocasiones su incapacidad para conocer la numeración romana y la colocación de los ‘palitos’).
Todo ello me lleva a recordar aquella fábula de la rana que, de golpe, en el agua hirviendo reacciona y salta salvándose de una muerte segura, pero que introducida primero en agua tibia no reacciona y al ir subiendo suavemente la temperatura termina achicharrada, y eso es lo que le sucede al anestesiado pueblo español, que ya no reacciona a ante nada, ante un gobierno en manos de enemigos de España, cuyo exclusivo propósito o despropósito es su fraccionamiento, gobernando con golpistas y filoterroristas que dan carnets de democracia y que llaman fascista y ultraderecha a todo el que se opone a sus tesis.
Solo le pido a él, a Antonio el primero, y a su corte de analfabetos funcionales que recuerden ese tratamiento, el dado al sátrapa marroquí, cuando se refieran al Rey de España.
Y que además recuerde en sus reflexiones y comentarios que él no es ni el Jefe del Estado, ni España, es exclusivamente el presidente del gobierno, aunque un presidente con ínfulas, autocrático y un oclócrata que por mucho que diga se olvida de toda esa geografía olvidada del norte de África, peñones que deberían tener puntos de investigación biológica y ambiental, además de Ceuta y Melilla, y de las Canarias y sus, nuestras, aguas territoriales.
