El corazón puede brillar en el más terrible de los tiempos. Por Antonio Ramírez

El corazón puede brillar aún en el más terrible de los tiempos: Portada de La luz que no puedes ver, de Anthony Döer
 

«La luz que no puedes ver es una lección de esa literatura que es capaz de produicir belleza a partir de momentos de tenebrosidad»

Esta es una de esas historias que marcan a cualquier persona lectora. Y lo es porque es hermosa, valiente, desgarradora y al mismo tiempo, sorprendentemente alegre.»La luz quye no puedes ver» es el relato de una niña ciega, cuya invidencia agudiza su ingenio por pura supervivencia. En su periplo a hacia la ciudad amurallada de Saint-Malo, en el fatidico marco de la Segunda Guerra Mundial, en su intento de escapar de las garras del nazismo, cruza su vida con la de un joven y hace que su devenir cambie para siempre.
 
Esta memorable novela, ficción dentrro de una época que fue tragicamente real, recibió el prestigioso Premio Pulitzer y ha cautivado a millones de lectores. La descripción que las paginas de este gran libro continen del marco en el que se desarrolla la trama, nos incluyen en la misma; nos hacen parte de ella. La emoción que rezuman tantos y tantos pasajes de «La luz que no puedes ver» convierten a su autor, el laureado por esta obra y por otras, Anthony Döer en un maestro en el lirismo de la prosa y su relato, en un clásico.
 
La recreación de aquellos convulsos años cuarenta del siglo pasado, preñados de guerra, ocupación y horror, es una lección de esa literatura que es capaz de producir belleza a partir de momentos de tenebrosidad.

Antonio Ramirez Velez

Indígena melillense con varias decenas de años a mis espaldas. Periodista de profesión y dedicación institucional desde hace muchos años en lla Ciudad Autónoma de Melilla, anterior Ayuntamiento, con una paso también en la Administración del Estado, Delegación del Gobierno. Responsable en diversas legislaturas de gabinetes de prensa y relaciones institucionales, comencé a entender, hace tiempo ya, que el poder es un mar de ambiciones y conjuras permanentes y por ello la verdad, cuando sobrevive, vale su precio en oro. Mi paso por medios de comunicación, tanto públicos, como privados, me enseñó de la gran asignatura pendiente que tienen, aún, generaciones de periodistas sobre la consideración de su profesión y la dignificación de la misma.

Lector aplicado, que intento ser, concibo a los libros como uno de los últimos reductos de la libertad de pensamiento, generadores de opinión y salvaguarda, por ello, de la voluntad. Lo único que no nos puede ser arrebatado (Víktor Frankl).

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