Rodolfo Arévalo 
«En el parlamento de este patético país, esos chicos tan escorados a la izquierda, no tienen nada que decir, como no sea para denostar»
Cada vez que le pido a Word un documento en blanco, tengo que resetear mis neuronas, por no repetir una y mil veces los ritornelos ya usados para denostar las estupideces de mucho personal, descerebrado aún, que se cree en posesión de la verdad absoluta en cuestión política.
Lo último que he tenido que escuchar con mis, ya muy sufridos oídos, son las excelencias de los comunismos de ultra izquierda etarras. Estos chicos tan guapos y tan ex compañeros de asesinos ellos, y que están asimilados en el hemicirco, son llamados así, diputados, pues forman parte del parlamento “Jatetú”, y si hoy están instalados allí es solo por esas cosas del arte de birlibirloque, permisivas, que con tal de quitarse de encima los problemas bomba y tiro en la nuca porque me toca, como en el juego de la Oca, admiten que los “camaradas” comunistas se han ganado el derecho a pensar que el comunismo debe ser impuesto en sus países, ¡En el país de todos los españoles! que engloba los suyos y que solo son realmente comunidades autónomas y ninguna otra cosa.
Nunca querrán que esto se haga con un cambio Constitucional que elimine la jefatura del Estado y convierta la piel de toro en una confederación Ibérica de repúblicas socialistas, no. Es preferible que te dé de comer el Estado central mientras tu te entretienes en lucir frente a tus acólitos pueblerinos la corona de plumas de indio cabreado.
Saben que cambiar la Constitución es completamente imposible, salvo que el número de imbéciles cetrinos de la siniestra aumentara en proporción geométrica durante años y años, de ahí el empeño que tienen de bajar la edad para votar, o imponiéndolo con golpes de estado, que suele ser lo habitual.
Manipular a personitas recién salidas dela ESO es fácil, no requiere mucho esfuerzo, ya lo harán los tendenciosos maestros que invaden el sistema educativo. Les falta a todos un hervor o por lo menos algo, un poco, no pido más, de inteligencia, para ser conscientes de que en la actualidad tontos, bobos o payasos que sigan creyendo que el comunismo es la panacea universal contra el hambre y la pobreza quedan pocos, tirando a una mierda, véase el ejemplo de Unidas Podemos que cada día pierde militantes, militontos y militontas, tantos como algunos del colectivo LGTBI pierden aceite de sus carrocerías exuberantes a la mínima de cambio.
El día del Orgullo ha sido al parecer de mucho orgullo, y no seré yo quién critique su derecho a estar orgullosos, cada uno se enorgullece de lo suyo. Nada que decir sobre este tema que me parece realmente bien, eso es chicos, chicas a hacer valer vuestra libertad mientras no machaquéis la de los demás.
Hace ya años, los chiquillos que ilusionados por no sé que sueño Leniniano o Staliniano, en plena fiebre infantojuvenil, quedaron despatarrados en el suelo de La Puerta del Sol aquel lejanísimo ya quince de Marzo y que todavía no han recobrado la sensatez para ponerse de pié, son los que me preocupan y causan desazón, “pobriños”, cuanta sopa de orden les queda por tragar.
Los infantilismos sirven como solaz un tiempo, uno bastante corto, pues la aplastante realidad de la vida y la supervivencia se imponen, con todo su peso, a nada que queramos darnos cuenta de que no podemos, nunca mejor dicho, “No podemos”, o Podemos NOOOO, volar a nuestro aire como José Jorge. Llega un día en que José Jorge, el pobre… aún arrastrando ilusiones de acampada civil y ciudadana, desbordado por las bocas que ha de alimentar, los impuestos que pagar, aún en su caso, en su añorado paraíso comunista, se arrastrará cual gusano de seda para que le dejen una esquinita de la caja de zapatos nacional, regional o incluso comunal, en la que pueda elaborar un capullo en el que convertirse en un trabajador cualquiera, hacendoso y disciplinado o en empresario de precioso color amarillo, precursor de beneficios como la apreciada y cara seda.
No hay más, la vida es así, no la he inventado yo. Jorge ha aprendido una cosa tras su sentada Solar, rodeado de inocentes; da lo mismo a quién se la montes, el que manda manda, y tu cual rata de alcantarilla obedeces. Y es igual aunque tuvieras mando en plaza Puerta del Sol. Esos mandos solo te fueron concedidos por otros más inteligentes que, al final son los que se llevaron el gato al agua, no el televisivo, sino el político con derecho a poltrona. Ahora ellos se solazan al rumrum de los parlantes hemicircenses, sin en general decir nunca esta boca es mía. Para eso usan las calles para joder al prójimo, y hacerle gasto al paganini del despilfarro en actividades policiales que habrán de ser pagadas por todos los españolitos apiolados como los propios Piolines, nombre que da a esas fuerzas del Estado el propio presidente del gobierno, éste que no sé como denominar, dado que es incombustible al desaliento.
En el parlamento, esos chicos tan escorados a la izquierda, al parecer no tienen nada que decir, como no sea para denostar a quienes tienen el coraje de proponer ideas y leyes que realmente salvarán a tipos como Jorge. Porque Jorge que se despatarró como el que más en la Puerta del Sol, no es de recibo, es un gilipollas que se ha integrado en las mesnadas cerriles de demócratas amantes de la democracia y la libertad, y que cada día, en vez de sestear en el parlamento, acude a trabajar para sacar el país adelante, mientras unos hijos de la gran, pon lo que quieras, sestean y se lo llevan crudo sin pegar un palo al agua, algunos, solo por la proeza de haber dejado de matar, Patético país. Y es por esto por lo que cada vez que le pido a Word un documento en blanco, tengo que resetear mis neuronas, por no repetir una y mil veces los ritornelos ya usados para denostar las estupideces de mucho personal, descerebrado aún, que se cree en posesión de la verdad absoluta en cuestión política. Y es que por mucho que lo intente… No hay más.
