En otoño, el miedo se va a convertir en mierda. Por Rodolfo Arévalo

Un amigo de mi hijo que es profesor de español en Inglaterra dice que tiene una alumna que confunde el fonema miedo con la palabra mierda, por eso dice que los deportes de riesgo le dan mucha mierda. Yo no sé lo que nos dan aquí en España, si mierda, indiferencia, asco o grima las cosas que pasan, sin que casi nadie ponga el grito en el cielo. Que si nos ponemos, lo ponemos, el grito, en el cielo.

Que el presidente, Yoyó primero de España y nada de Alemanía, quiera poner el aire acondicionado obligatorio a veintisiete grados aquí, al parecer no nos da miedo, solo juju y calor, así estamos. Él parece un personaje bastante espesito en cuanto a higiene o por lo menos esa impresión da por lo renegrío que es. Los veintisiete grados, podrían comprenderse durante esos días en que las temperaturas alcanzaron los cuarenta y dos grados, pero ahora ni hablar del peluquín. Nada que el peluquín da un calor que te pasas.

Si fuéramos un país de gente con sangre en las venas nos daría mierda, pero verdadera Mierda, con mayúsculas. Pero no, al parecer desde que el alcalde de Móstoles se rebelara y alzara contra el invasor Francés hemos perdido muchas de aquellas cualidades. Y eso porque en otra circunstancia, no solo nos la daría, la mierda, sino también unas verdaderas ganas de demandar a este gobierno de Belarras, y demás fauna extraterrestre y mandarlos a su planeta natal quincemelandia para que vagueando tumbados en el suelo, nos dejaran a los demás tranquilos con nuestras ganas de trabajar en serio y no en Sirio como ellos, que parecen Ali Baba con los cuarenta ladrones en comandita.

Será por eso, porque están acostumbrados a estar en desiertos y cuevas del tesoro a la comodísima temperatura de veinticuatro grados o así, para dar por la retambufa a los hombrecillos verdes, comunistas de opereta. No hay más que mirar la cara de ¿paletos?, o cara pan de torta, que tienen algunas personas de este ejecutivo para mandar al gobierno a la universidad, y ver si con los veintisiete grados en las aulas se les pega por los menos un moco, como decía el profesor. “Señorita está usted más pegada que un moco”.

Esto de la pegadura en cualquier materia, es un ritual constante de toda rueda de prensa posterior al consejo de Ministros. Los periodistas están ahí respetuosos, muy bien aleccionados, en sus butacas, procurando no salirse de sus tiestos y cuando alguno lo hace la táctica es no contestarle. Ignorarle. Pero le recuerdo a sus señorías del gobierno que no contestar a la prensa es de muy mala educación, aunque ¿qué vamos a pedir a esta panda? Mala educación la han mamado a raudales en sus casas y en las escuelas e institutos donde desde hace años mandan los niñatos que van a clase, los padres de los niñatos, los docentes izquierdosos y a lo sumo el bedel de turno, que puede ser una bellísima persona, pero que solo tiene un voto y que debe usarlo con prudencia no vaya a ser que le quiten de allí y le manden a Presidencia del Gobierno a unos cómodos veintisiete grados Celsius. Todo esto sin menoscabo de que las señoras de la limpieza y el personal de cafetería puedan opinar y votar, acerca del tema curricular del año. Aunque bien pensado imagino que en ese aula o claustro de profesores pondrán el aire a veinticuatro grados aún a riesgo de multa, porque si no, pensar, lo que se dice pensar iba a hacerlo Rita, que era cantaora en otros tiempo y hoy es la persona que hace los bocatas para la cafetería del instituto.

De todas maneras, no es del todo mala idea que manden al consejo de Ministros a los claustros de profesores de instituto, y señoras de la cafetería y limpieza, malo será que no sean mejores que las cajeras de supermercados en cuestión de intelecto, más nivel que cualquier ministro, ministra o menetras ya tienen aunque solo sea porque saben que la capital de Sierra Leona es…. Free Twon. Y sino lo saben preguntan en la reunión del claustro.

Este asunto lo desconocen muchos de los Ministros que debieran saberlo, porque para ser Ministro o Menestra lo primero que hay que ser es ilustrado, y unas buenas coles de Bruselas siempre ilustran y vienen bien para una tarde de producción nacional de gas natural. Este gas que, tanta falta nos hace, nos lo están chuleando, y yo no sé si solo en la actualidad, pero seguro que cuando eran otros tiempos a España la chuleaban poquísimos. Sobre todo los alemanes, porque el mandamás les hacía fortificar toda la costa si querían tenernos como aliados.

En cambio, hoy en día nos tocan las nucleares los niñatos del anti todo, las presas los antifranquistas, pues menudo era el constructor de embalses, hoy tan necesarios y tan vacíos, y las Eólicas vaya usted a saber, solo queda, tal vez la energía solar pero con la cantidad de eso que hay por aquí, no parece que el gobierno se prodigue mucho por esos vericuetos panelares.

Como dice el refrán, no hay dos sin tres, y para rematar, ya llegará el otoño con las rebajas en trabajos y sueldos y la subida de los precios de la alimentación. Ya no nos dirá el médico eso de está usted “gordo”, no podremos comer, tal vez solo nos diga que estamos sordos, porque solo oímos lo que queremos oír y pasamos de todo lo que nos perjudique y claro así vamos, hacia la hecatombe. Hacia la muerte por sequía y falta de aire acondicionado. ¡Tia Paca! ¡Saca el botijo! Y ya puestos ¡José, saca “er” saco “ar” “so” “pa” que se seque! Un amigo de mi hijo que es profesor de español en Inglaterra dice que tiene una alumna que confunde el fonema miedo con la palabra mierda, Y mucho me temo que el miedo que podamos tener se va a convertir en pura mierda en otoño.