Conversaciones en el andamio: Rojo “Ferarri”. Por Francisco Gómez Valencia

Rojo “Ferarri”.

 

– Yo de mayor quiero ser portugués o en su defecto franchute.

– ¿En serio?

– Si eres portugués, la cesta de la compra te sale más barata, los sociatas en el poder no se sostienen en terroristas ni en matacuras y además, pese a ser receptores del sobrante mal utilizado de los ríos donde nos meamos y tal, y que después compartimos, ellos están tan agustito y en verde que te quiero verde.

– joer, y ni se quejan las criaturitas…

– Unos benditos… Lo de ser franchute, me cuesta algo más.

– Pues a mi, después de lo de los ríos me parece mejor, no sé tu…

– No sé… en principio se me hace bola ¿sabes? Aunque después de enterarme de que van a obligar a seis ayuntamientos de pueblos franceses fronterizos con España, que habían impuesto el dialecto catalán como idioma oficial en los plenos, a anular tal palurda soplapollez… ¡pues oye! Que de repente lo sobrellevo mejor y hasta llegado el caso de elegir, prefiero ser francés.

LA DESINFORMACIÓN.

La sacaba ayer el brazo mediático del Gobierno de la mentira, es decir, Lo SER, en un artículo titulado; “La alarmante imagen de España tomada por un satélite que ha compartido la AEMET”.

Las fotografías fueron tomadas el 1 de mayo de 2022 y 2023, respectivamente, por uno de los Sentinel-2 que tiene desplegado la Unión Europea para observar la evolución de los bosques, la corteza terrestre y posibles desastres naturales.

Esta claro que en campaña electoral, el tema del clima y la sequía nos la están metiendo hasta en la sopa pero; ¿Dónde ha tenido guardado el Gobierno de la risa, su plan contra la sequía durante estos cinco años? ¿Cuántas veces los regantes y los agricultores han pedido reunirse con el Gobierno sin éxito? ¿Cuántas veces se han manifestado sin que los hayan hecho el mínimo caso?

A mi (siguiendo con la conversación), al leer la premonición del cataclismo español, de entrada me entró el acaloramiento fatal. ‘Asinque’ antes de colapsar, me tuve que ausentar de la barra para refrescarme la entrepierna y las axilas en “la toilette”, y así bajarme del tirón el disgusto/sofocón. Menos mal que estaba tomando una caña fresquita con Agustín, el cual me levantó el ánimo al decirme…

– ¡Coño; rojo “Ferarri”!

– ¡Será Ferrari, gañán!

– ¡Que Ferrari ni que niño muerto. “Ferarri” como las gafas de mercadillo. Chaval, que no pilotas na’ de falsificaciones…!

– Jajajaja. ¡»Mon Dieu» de mi vida y de mi corazón! Si trinca la foto, el CIS de Tezanos, capaz de decir que España se volverá a teñir de rojo el 28M.

– Ya, pero si quien la pilla es la GAD3 de Narciso Michavila, dirá que el color rojo infierno, refleja el cabreo/mosqueo generalizado de la peña. ¡Anda que no!

– ¡Macho: ‘semos’ la hostia como analistas!

– ¡Unos máquinas, te lo digo yo!

*Nota inculpatoria: hoy también colaboro en la sección “La Pintura de los días” , mano a mano con la gran “Mila Soyyo”. Yo voy de figurante y hago de plumilla atormentado, –es lo que tiene ser un catacaldos–, ya lo siento. Lo suyo es como siempre: “para quitarse el chapeau”.

Conversaciones en el andamio. Rojo “Ferarri”.


Feliz día de San Mamerto.
Españistan 11|05|23

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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