
«Como hasta el rabo todo es toro y un felino narcisista herido puede ser muy peligroso si no se le remata, lo que debió haber hecho la gestora del PSOE»
Pido disculpas por la autocita pero, casi al final de mi artículo del pasado 18 de julio, en el que comentaba la, para mí, brillante explicación del significado de “derogar el Sanchismo” que Alberto Núñez Feijóo daba en su entrevista con Federico Jiménes Losantos en esRadio, días antes, dejaba este párrafo: «Pero como hasta el rabo todo es toro y un felino narcisista herido puede ser muy peligroso si no se le remata, lo que debió haber hecho la gestora del PSOE en octubre 2016, me quedo con la advertencia del candidato gallego: “Estamos cerca del Palacio de la Moncloa, pero no estamos dentro. Podemos conseguirlo, pero no lo hemos conseguido”».
Y después de visto el preocupante resultado de la, para mí, triste noche electoral, toma cuerpo la advertencia de esta frase utilizada a menudo para los animales salvajes y más propiamente para los felinos. Precisamente, lo que ha resultado nuestro psicópata narcisista, un “gato” – por su valía no da para más nivel este “madrileño”– que está haciendo gala de las siete vidas que se atribuyen a ese felino menor. Si no, que se lo pregunten a Javier Fernández, que presidía la gestora del PSOE –la que no se atrevió a “rematarlo”– aquel octubre de 2016; a su contrincante Susana Díaz, en las primarias de 2017; a Mariano Rajoy, tras la moción de censura de 2018; a Albert Rivera, tras no animarse a formar gobierno con él en 2019; a Pablo Iglesias, hoy “muerto” políticamente, tras el lacrimógeno abrazo del oso, bueno, del “gato”, también en 2019; a Narciso Michavila, que lo dio por muerto, antes de tiempo, en todas sus encuestas, incluida la realizada a pie de urna al cierre de colegios; al propio Núñez Feijóo que, aunque lo advirtió, no pudo saborear las mieles del triunfo que todos los “demóscopos”, excepto uno, le auguraban… Esperemos que no sea la séptima a expensas del fugado Carlos Puigdemont, del que algunos ya hablan como posible salvador en una hipotética sesión de investidura con la versión reducida, pero mucho más peligrosa, de un nuevo desgobierno Frankenstein.
Ante tanta demostración de esa “resiliencia” que tanto le gusta repetir desde que aprendió el hasta entonces casi desconocido término, sobre el que le escribieron su Manual de Resistencia, sólo me queda hacerme esta pregunta; ¿Qué tendrían las saunas del suegro que le dieron tanta fuerza a este “gato”? Claro que también hay que reconocer cierto mérito a la hora de saberse rodear de fieles mediocres –principio fundamental del mediocre–, en puestos bien remunerados que, en circunstancias normales de mercado, jamás hubieran ni siquiera soñado, Correos, RENFE… y haber sabido asaltar, sin escrúpulo alguno, no pocas instituciones, Fiscalía General, Tribunal Constitucional, CIS… Es lo que resulta de disponer de todos los medios del Estado y no tener el más mínimo escrúpulo ni principio. Con ese plus y todos los medios televisivos, públicos y privados, del lado siniestro, en buena parte demérito de un Partido Popular que nunca tuvo su fuerte en ellos ni en la propia comunicación, el cóctel –“molotov”– estaba servido.
Luego vinieron las “casualidades”, que no me atrevo a pensar con las dos vocales del diptongo en otro orden, pero que dan que pensar. Por un lado, el fortuito incendio en un túnel del ferrocarril Madrid-Valencia, que parece que necesitó una laguna para extinguirlo. Resultado, unas 15.000 personas que vieron imposibilitado su traslado a –o desde– las dos capitales, en la mayoría de los casos, parece, con la intención de ejercer su derecho al voto. Ya sé que, aunque hubieran sido todos posibles votantes y todos del PP, no es una cifra como para decidir un resultado electoral. Por otro, éste ya sí, con más posible incidencia en su caso, me acordé de una información que había pasado casi desapercibida, días atrás, sobre la mecánica del conteo del voto por correo. Busqué la noticia el domingo, cuando caí en la cuenta de haberla oído, al enterarme del incidente en el túnel y, subconscientemente, las relacioné. Leí el artículo que, literalmente, terminaba así: “Finalmente, a las 20:00 horas, cuando se cierren los colegios electorales, los votos por correo se depositarán en las urnas y comenzará el recuento. De esta forma, los votos por correo y los que se depositan directamente en los colegios electorales, se cuentan de forma conjunta, sin hacer distinción”. Entonces me pregunté ¿por qué está vez cambia el procedimiento y se cuentan “conjuntamente” los votos presenciales y los por correo? Recordé también mi presencia en varios colegios electorales como apoderado, en las dos elecciones generales y en las municipales y autonómicas de 2019 y me venía a la memoria que después de votar los componentes de las mesas e incorporar sus sobres a las urnas, se procedía a su conteo y, posteriormente, se contaba el voto por correo que había llegado en paquetes precintados. Alguno de aquellos con los que compartí el enlace, me dijeron que siempre se hacía como decía el artículo, pero me pregunté por qué, entonces, era noticiable lo que se había hecho siempre y otra cosa más, cómo se podía conocer la distribución –que a veces he visto publicada– del voto por correo, si se mezclan los sobres de este voto, que son coincidentes, en color y tamaño, con los del voto directo. Como el lector deducirá de mi argumentación, me vino a la cabeza la maldad de que pudieran –siempre en hipótesis, claro– haber llegado paquetes precintados con sobres de voto por correo (con papeletas, potencialmente, manipuladas) que, al mezclarse con los directos, entraban en el conteo sin más. Y eso, de ser posible, sí que podría haber tenido influencia en el resultado de algunas mesas, hecho, claro está, con la suficiente discreción como para que no llamase demasiado la atención, pero ayudase al objetivo de la “remontada”. Sobre todo, teniendo en cuenta que el voto por correo se atribuía, mayoritariamente, a posibles votantes de los partidos de derechas. No sé si alguien del PP y VOX se han planteado tal posibilidad ni si se podría actuar de alguna forma en caso de sospecha. Me temo que no.
A pesar de lo dicho, no seré yo el que alimente la idea de un posible pucherazo electoral, pero sí lo hace el analista Alvise Pérez que, según me llega, afirma que ha sido posible un fraude electoral organizado en España, por las siguientes razones:
«1. Pedro Sánchez habla antes del día de reflexión y en la mañana del 23-J de “intuición” y de “remontada”, pero no de “victoria”. 2. El viernes preelectoral, de repente y sin venir a cuento, los partidos independentistas empiezan a hablar contundentemente de que iban a pedir “mucho más” a Sánchez (sabían que iba a salir). 3. La “remontada” empezó a visualizarse justo con el recuento de votos por correo a partir de las 21.00 horas. 4. Tezanos jamás ha acertado y que el resto de encuestas fallen; ayer lo hizo de forma casi exacta (sólo con el PSOE, aclaro). 5. No ha habido custodia policial alguna de los votos por correo. 6. No hay auditoría ni vigilancia policial de INDRA, tal y como organizaciones civiles y nosotros mismos hemos grabado, demostrado y denunciado ante la JEC. 7. Un trasvase de 500.000 votos del PP al PSOE y Sumar en la Comunidad de Madrid (de 1.6 a 1.1 millones), en apenas dos meses, con menor participación, es estadísticamente inexplicable. Es necesario iniciar una investigación contra INDRA y CORREOS para determinar de forma exacta y secuencial la cadena de custodia».
Vuelvo a los sentimientos y, nada más conocer el escrutinio al 99% del recuento, me salió del alma compartir con algunos amigos y contactos este mensaje por WhatsApp: “Lamentable resultado para España, a pesar del triunfo del PP y la gran remontada de 89 a 136 escaños. Se consumó la venganza de VOX. El daño de ZP y Sánchez, con la gran colaboración de Mariano Rajoy –por omisión si se quiere–, culpable en buena medida de que llegara Sánchez, ha sido demasiado grande –recordemos la propuesta de Sánchez (puede que luego, siendo, como es, un mentiroso compulsivo, no la hubiera cumplido) en aquella sesión de la moción de censura: “Si dimite, retiro la moción”, pero no dimitió y luego llegó la “transformación” en bolso–. Parece que la alianza con BILDU y ERC, las reducciones de condena y excarcelaciones de pederastas, etc., etc., no le han pasado factura al socialcomunismo”.
Esto es lo que pasa cuando se alienta el voto a un partido dirigido por un personaje tan sin principios ni escrúpulos como Sánchez, como es Santiago Abascal, cuyo único objetivo personal, aparte de vivir de la política, como tantos, es su venganza personal contra el PP que no le permitió seguir viviendo de los chiringuitos que le puso Esperanza Aguirre para ello. No quiso tener en cuenta el verdadero y único objetivo, primordial y urgente, para España en este momento: echar a Sánchez. Prefirió seguir jugando con los sentimientos de muchos buenos españoles, otros no tanto, sino más bien sectarios y resentidos, vendiéndoles humo revestido de «moralidad» (no sé qué resultaría de escudriñar en la suya) y una moto sin ruedas, porque muchas de sus «promesas», en las que no creen ni él ni muchos de sus próximos, son irrealizables en el contexto social y jurídico actual. Desgraciadamente tenemos lo que muchos se merecen, pero que sufrimos todos.
En esta línea, me llegaba hoy un texto sin autor –puede que sea de alguien próximo a VOX en algún momento, que los conoce bien–, que comparto porque coincide bastante con lo que yo pienso y vengo manifestando desde 2014: “No suelo utilizar mayúsculas agresivas pero: GRAN ÉXITO DE VOX. 19 ESCAÑOS PERDIDOS POR EL PLANTEAMIENTO ASNAL Y LA SOBERBIA DE SUS «dirigentes». Han dado el Gobierno otra vez a Sánchez, y se han condenado a desaparecer. Gracias, a sus ABDUCIDOS VOTANTES. ¿Cuándo aprenderéis, votantes de Vox, que los excesos repelen? Ya hace 15 horas que Abascal debería haber dimitido si fuera honesto. Pero como VOX es una » prelatura personal», no lo hará. Vox sólo es una congregación jerárquica en la que el Prior decide, ordena y manda, y el que discrepa es arrojado a las tinieblas. Y ya son muchos los discrepantes. Pasar de 52 escaños a 33 es de vergüenza y hara-kiri político. ¡Vete ya, Abascal, y deja que los honestos y decentes dirijan el partido! Quienes han votado al PP hoy, han ganado las elecciones. Pero al igual que quienes han votado a Vox, creo que las han perdido. Es muy bonito reivindicar ciertos principios inmaculados, como hace VOX, y que puedo compartir. Pero a costa de volver a dejar gobernar a esta tropa, no tiene sentido”.
Claro que también hay que analizar posibles fallos en la actuación del Partido Popular. Para empezar ¿Cómo se puede dar una idea de un PP “renovado”, repescando a cadáveres políticos que no le ayudan nada en su esfuerzo, Sr. Feijóo? No voy a citar nombres, pero sí diré que hay un valenciano y un vasco, los dos desde los 29 años en la política activa. Ni una buena palabra ni una mala actuación, uno, y protagonista destacado de la nada que es hoy el PP en Vascongadas, el otro. No sigo porque no es este el asunto, aunque sí recomendaría al presidente popular una revisión de algunos de ese equipo de gestión. Lo mismo que dejar a los jarrones chinos en sus decorados privados y no exhibirlos por ahí. Hicieron bien lo que hicieron y, muy mal, lo que no hicieron. A buen entendedor…
Otra cuestión que no entendí muy bien: ¿Qué prisa había para cerrar el pacto PP-VOX en Valencia, con entrada en el gobierno de los segundos? Parece que no tuvieron bastante con lo mal que se hizo en Castilla y León, donde un candidato, manifiestamente mejorable, como Alfonso Fernández Mañueco fue de más a menos en su campaña y acabó siendo un “Muñeco” ante las presiones de VOX, aceptando un vicepresidente inexperto y de aluvión, Juan García Gallardo, cuyos “aciertos” de gestión han llevado a su partido a perder cinco de sus seis diputados. Algo parecido a lo de Valencia, donde otro candidato no mucho mejor, me temo, Carlos Mazón, tomó la decisión de pactar con VOX, por su cuenta, en poco más de 24 horas. Al parecer le entró el miedo de ir a una posible repetición de elecciones ante la amenaza de VOX –más vale pájaro en mano…, debió pensar, víctima del canguelo–. Una amenaza que debía saber que no iban a cumplir porque lo pagarían en las urnas, como ya les había pasado en Madrid y Andalucía. Esa precipitación complicó la postura mayoritaria en el PP de “posibles acuerdos programáticos con VOX, donde fuera imprescindible, pero no integración en los gobiernos regionales”, en lo que no entro ahora, y propició un lamentable espectáculo en Extremadura, donde decidieron desdecirse de la postura oficial y dar marcha atrás a su compromiso preelectoral que, con el resultado obtenido, no hubiera sido necesario de no tener el precedente valenciano y que le ha restado también en estas elecciones. Esa precipitación les ha impedido, en mi opinión, aprovechar la inercia de los resultados electorales del 28-M, de clara mayoría del PP, y le ha dado armas al enemigo socialcomunista para vender el mantra de que “el PP vota con la extrema derecha” que, por lo visto, ha calado en bastantes votantes de esos grupos que no iban a votar y parece que se han movilizado por ello. Un error de bulto que no ha cometido, por ejemplo, la socialista María Chivite, que ha esperado a que pasara el 23 -J para hacer efectivo el pacto con BILDU para gobernar Navarra, que hará seguramente en agosto, sin que el PP pueda utilizar como arma electoral que “el PSOE pacta con los filoetarras en Navarra”. Otra vez reaparecen los complejos de buena parte de la derecha, que algunas veces dudo que lo sea.
Se abre ahora un panorama incierto, que puede llegar al posible bloqueo que buscaba el partido sanchista, en el que, probablemente, lo menos malo sería una repetición de elecciones en tres o cuatro meses. Aunque conociendo al “resiliente” y puñetero presimiente, y dado el éxito para él del precedente, seguro que las convocaría el 24 o el 31 de diciembre, días de Nochebuena y Nochevieja que, para más inri, caen en domingo este año.
Que Dios nos coja confesados, aunque no hay que perder del todo la esperanza, recordando las frases que se atribuyen al que fuera Canciller alemán, Otto von Bismarck: «Estoy convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse y todavía no lo ha conseguido«, que ampliaba con esta otra no menos contundente: «Lo increíble es que, con una clase política tan inepta, todavía exista el país«. Y decía eso más de un siglo antes de que apareciera Sánchez y sin conocer a los presidentes españoles de la transición, todos, regulares, malos o peores. No sé qué diría ahora sino confirmar su aserto.
Termino con el consuelo de que el PP barrió en el Senado, consiguiendo la mayoría absoluta que esta vez podría servir para frenar las leyes que pudiera aprobar un posible nuevo frente popular en el Congreso. Pero ya sabemos que, para este resiliente, no hay decreto ley que se le resista.
En otro momento, cuando tengamos el recuento definitivo, con los votos que quedan por llegar desde el extranjero, que podrían reportar, en caso favorable, un par de escaños más para el PP, trataré de analizar un poco mejor los resultados del domingo y la influencia del desperdicio de votos que la división del voto de la derecha, ha traído consigo.