El inmovilismo nunca trae provecho. Si no se mete carbón, gasoil o se enciende el motor, ninguna máquina se pone en marcha y termina oxidándose. Eso es lo que le pasa al Partido Popular.
Aunque cueste hacerlo, apliquen la táctica de Podemos y creen las llamadas «confluencias»que tan buenos resultados han dado al partido filo comunista.
Tras las elecciones vienen las desavenencias, incluso la separación, pero los beneficios ya están en la mesa de negociaciones. Eso le pasa ahora a los populistas. El éxito ya está consumado. Los votos lo avalan. Es por eso que el PP debe copiarlo. En España existen partidos, presentes en las elecciones generales, que han pasado de manera irrelevante, como las distintas Falanges, Partido Carlista, Vox que podrían convertirse en confluencias.
Hay puntos comunes, como la unidad territorial, la lucha contra los independentistas, la oposición responsable frente a los partidos inconstitucionales, etc. Hay que recordar que Esperanza Aguirre hubiese alcanzado ese crucial escaño para la mayoría absoluta si llega a contar con VOX, con lo que nos hubiésemos evitado las continuas sinrazones podemitas.
Una vez alcanzado la investidura,habría tiempo para limar las desavenencias. En definitiva, moverse leñe.
Tal vez es una utopía, pero…