
«Jamás podré entender, que se les debe a estos jóvenes ¿revolucionarios?, que se ponen pasamontañas cuando ¿defendían? desde la universidad, lugar de entendimiento y cultura, el enfrentamiento civil y una sociedad presa y tutelada»
Cuando yo era pequeño, me refiero a eso de los diez u once años vivía, en ocasiones, en la casa de mis abuelos. Mi abuelo era afiliado al PSOE, mi abuela también. Por el contrario la hermana de mi abuela, mi tía abuela, estaba afiliada a C.C.O.O. Hasta aquí nada de anormal, teniendo en cuenta el hecho de que habían vivido en la república, pasado la guerra civil en Madrid y sufrido mil y una penalidades con sus recuerdos por el enfrentamiento civil. Mi abuelo, perdió a su hermano por fuego de mortero en la batalla de Brunete en la defensa de Madrid. Imagino que este hecho marca la vida y que pasada la guerra todas esas ausencias volvían como fantasmas que no les dejaban huir. Muchas otras personas de uno y otro bando, tuvieron que cicatrizar sus heridas para seguir viviendo, ahora juntos.
Todo el barrio que rodeaba la calle San Marcos, incluido la Plaza de Chueca , Barbieri y otras, todavía rezumaban ese olor vetusto de garbanzos en cocidito Madrileño y churros mañaneros. Nada que objetar a todo eso, que es tradición, que es inherente al hecho de ser Madrileño y Español.

Expresiones tales, como “ estar a culo pajajero “, “ te meto un brazo por una manga “ y otras estaban a la orden del día. Pero lo anacrónico de todo aquello era que todavía había individuos a los que les parecía normal blandir la guerra civil, como arma arrojadiza. Estoy hablando del año mil novecientos sesenta y cinco. Habían pasado ya veinticinco años desde el final de la misma. Es verdad que hay heridas difíciles de olvidar, cuando hubo salvajes y sanguinarios, ejerciendo de tales en los dos bandos de hermanos enfrentados. No por dos modelos de estado democrático, si no mas bien por dos modelos de economía y sistema, el Nacional Socialista y el Comunista, que al fin y al cabo vienen a ser la misma moneda con diferente presentación.

Hasta aquí, nada anormal, la lucha entre estos sistemas quedaba muy próxima también en el tiempo, y aunque el Nazismo fue derrotado en mil novecientos cuarenta y cinco, no lo fue el comunismo, que lo debiera haber sido, por parte de los estados de derecho y democracias, solo por el hecho de que ayudaron a derribar el régimen de Hitler. Siempre se tuvo mano ancha con este sistema tiránico que lleva a sus espaldas millones de muertos. Lo realmente chocante y que confirma, que los hombres tropiezan mas de dos veces con la misma piedra, es que hoy día, en el año dos mil diez y siete, a setenta y siete años del final de aquella guerra, de la que los mas viejos, que puedan recordarla, tienen ahora noventa y muchísimos años, salgan a la luz pequeños adalides de las delicias del comunismo. Inconscientes jóvenes que no saben lo que ha costado tener en el país una democracia Europea, mas o menos buena, pero democracia a fin de cuentas. De ella solo se puede decir que es el mejor sistema de gobierno que han tenido nunca los pueblos de nuestro mundo. Por eso jamás podré entender, que se les debe a estos jóvenes ¿revolucionarios?, que se ponen pasamontañas cuando ¿defendían? desde la universidad, lugar de entendimiento y cultura una sociedad presa y tutelada. Que panda. Y lo peor es que todavía quedan algunos.