La campana de Huesca, los pirómanos y la corrupción política. Si vis pacem por José Crespo

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La Campana de Huesca, Casado del Alisal (1880)

«La historia cuenta cómo Ramiro II el Monje, rey de Aragón, decapitó a doce nobles levantiscos que pretendía hacer con el reino su santa voluntad y con sus cabezas  realizó la campana de Huesca»

 Me van a decir que esto es mezclar churras con merinas o que nada tiene que ver una cosa con la otra, pero yo les digo que sí tiene que ver y mucho. Comenzaré por la campana de Huesca.
 
Tras la muerte sin descendencia en 1134 de Alfonso I el Batallador, heredó el reino de Aragón su hermano Ramiro II el Monje, obispo de Roda de Isábena. Aragón sufría por entonces diversos problemas internos y externos, por un lado los que querían saquear el reino a su gusto y por otra sin ninguna visión de conjunto quedando, por esa muestra de debilidad, a merced de otros reinos.
Ramiro II el Monje
Ramiro II el Monje
La historia cuenta cómo Ramiro II el Monje, rey de Aragón, decapitó a doce nobles levantiscos que pretendía hacer con el reino su santa voluntad, aprovechando que el rey había salido del convento donde vivía desde su ordenación creyéndole débil y manipulable.
 
El rey convocó Cortes e hizo venir a todos los nobles del reino para que vieran una campana que se oiría en todo el reino. A los rebeldes los hizo entrar de uno en uno en la sala y fue decapitándolos según iban entrando. Una vez muertos, los colocó en círculo y la del obispo de Huesca, el más rebelde, la colocó en el centro colgando como un badajo. Luego hizo entrar a los demás, sin gesto ni discurso alguno, para que a modo de escarmiento a la vista de la escena cada uno tomara nota de las posibles consecuencias. 
Casado del Alisal (1880) plasmó con sus pinceles el momento en el que hizo entrar a los nobles, acompañado de su mastín del Pirineo, reflejando la cara de estupor de unos, de asombro de otros o de impotencia de alguno mordiéndose los nudillos. Con esto no quiero decir que nuestro rey Felipe (no digo la horterada de Felipe VI, pues aún no ha muerto y que Dios le guarde muchos años, que será cuando pase a ser ese conocido por ese numeral para diferenciarle de sus antecesores del mismo nombre) se tenía que poner a cortar cabezas.
 
Estamos en el siglo XXI, lo único que pedimos los españoles es algo tan sencillo como que las leyes y sentencias sean de aplicación para todos, que no todo vale, aunque se diga o se haga con una pretendida ausencia de violencia, pues lo que se está socavando desde hace decenios ante la pasividad de todos los poderes en España es la Libertad, la Igualdad de todos los españoles y la Soberanía Nacional, algo en lo que todos los españoles, de izquierdas o de derechas, deberíamos estar por completo de acuerdo, pues sin ello, no somos España, así de claro.
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Miles de hectáreas quemadas cada año sin consecuencias
Ahora vamos con la política forestal y la corrupción. Empecemos por los bosques recordando que en España por más medidas que se adoptan, los incendios no van en disminución, todo lo contrario. Se me ocurre una medida, que se aplica en otros países… Cuando un bosque arde fruto de una actividad criminal, ese bosque queda sentenciado de dos formas:
 
 
– Esa tierra quedará cerrada a cualquier uso, quedando exclusivamente tras su recuperación a ser nuevamente bosque, debiendo adoptase las medidas para ello.
 
 
– La madera fruto del incendio no podrá ser retirada ni comercializada debiendo permanecer sobre el terreno hasta su putrefacción, únicamente se recogerá del suelo las limpias para evitar incendios naturales. Sin olvidar que el responsable o responsables pagarán con cárcel además del valor económico de lo quemado.  ¿Creen que continuarían produciéndose ataques tan brutales como los que se llevan a cabo cada año saliéndole gratis a los pirómanos infractores sin que pase nada?… sinceramente creo que no.
 
 
En cuanto a la corrupción, pasa lo mismo que con la madera y con la campana de Huesca, sencillamente que el criminal debe saber que hay leyes y que quien la hace la paga, y que como en la peli Aventuras en la Gran Ciudad, Adventures in Babysitting (1987), alguien decía a un grupo de jóvenes que se habían metido de rondón en un club de blues: «¡Nadie sale de aquí sin cantar un blues!», vamos que si robas además de la cárcel devuelves lo robado, sin soñar desde la trena que a la salida se tendrá el riñón cubiertísimo.
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De aquí nadie sale sin cantar un blues
Para eso solo son necesarias poquitas cosas. La primera, una misma justicia y leyes para todos, lejos del desmadre legislativo autonómico, y una justicia independiente… cumplir y hacer cumplir las leyes y sentencias de la primer a la última, de forma inmediata y sin dilación, sin evasivas, con leyes serias, que prevengan y asusten al delincuente, pues el ciudadano honrado nada tiene que temer, para ello los jueces deben ser nombrados por los jueces y los políticos no deben hurgar en tribunales ni consejos… ya sabemos las consecuencias de aquello de que «los políticos que nombran a los jueces que deben juzgar a los políticos» y en lo que queda… sobreseimientos y hez sobre hez, y toda ella sobre nosotros, los ciudadanos de a pie.
 
 
 El objetivo principal de la cárcel no puede ser la rehabilitación, me parece bien que el que ponga de su parte y lo desee se rehabilite con los medios suficientes para ello, pero el objetivo de las leyes y de la cárcel no debe ser otro que salvaguardar la paz y tranqulidad del ciudadano honrado, que pueda salir a la calle, en cualquier barrio de España, rico o pobre, en paz y sin temer por la seguridad de su familia e hijos. Y la salvaguarda final, como en la política forestal, cárcel para el delincuente y devolución hasta el últimísimo céntimo. Sin estas sencillas medidas no habrá Justicia ni tampoco podremos decir que vivimos en un estado de derecho. Todos los españoles decimos ¡basta!… queremos alejar de nuestro vocabulario diario toda alusión a desfalco, traición, expolio, mentira, evasión, manipulación, estafa, jodienda o corrupción, pues de lo contrario se terminará añorando la campana de Huesca.
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José Crespo

José Antonio Crespo-Francés. Soldado de Infantería Española, Doctor en Artes y Humanidades. Enamorado de Aranjuez la ciudad donde vivo, Colaborador en radio y publicaciones electrónicas, autor de trabajos históricos dedicados al Servicio Militar y Valores, y a personajes en concreto como Juan de Oñate, Vázquez de Coronado, Blas de Lezo o Pedro Menéndez de Avilés y en general a Españoles Olvidados en Norteamérica y Españoles Olvidados del Pacífico. Rechazo la denominación de experto, prefiero las de "enamorado de" o "apasionado por". Si Vis Pacem Para Bellum

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