
«Y nosotros pagando la reapertura de sus embajadillas y los sueldos de todos los que quieren romper España… ¿Hasta cuándo?»
Hemos oído y leído disparates sobre el Imperio Romano Catalán, sobre la catalanidad del Quijote, de Cervantes, Migel Servet, de Santa Teresa e incluso de Américo Vespuccio.
Ahora que, sin que nadie lo entienda, la vicepresidenta que puso despacho en Barcelona para ceder y conceder no sé qué más y poner a Torra el que pide la vía Eslovena para ser libres, permítanme la licencia de una sonrisa y que les cuente una breve historieta, mejor que las relatadas por los impostores separatistas, accipítridos, alimoches y quebrantahuesos en cuyas garras se posó la infeliz colúmbida Soraya, con ramita de olivo en su piquito, para regurgitar el grano salido de nuestros bolsillos y en cuya línea se ha mantenido y sigue el pichón Sánchez en manos de separatistas y terroristas.
Pues bien, esta es la historia.
El representante de Israel ante las Naciones Unidas exclamó:
¡Antes de empezar mi discurso querría contarles algo sobre Moisés!: Cuando Moisés golpeó la roca y de ella salió agua, pensó «qué buena
oportunidad para darme un baño». Se quitó la ropa, la dejó junto a la roca y entró al agua. Cuando acabó su baño y quiso vestirse, su ropa no estaba allí. Se la habían robado los Palestinos».
El representante de Palestina saltó furioso y dijo: «¡Qué dice! ¡Si los Palestinos no estaban allí entonces!» El representante de Israel sonrió y dijo:
«Muy bien… y ahora que ha quedado claro quienes llegamos primero a este territorio y quienes fueron sus invasores, comenzaré mi discurso».
Algo parecido les pasa a algunos robatoallas catalanes: Solo llegaron a ser un condado del Reino de Aragón y quieren hacernos creer que un día fueron una nación independiente y que ahora viven sojuzgados bajo una dictadura fascista que debe ser expulsada de Europa.
… Y nosotros pagando la reapertura de sus «embajadillas» y los sueldos de todos los que quieren romper España… ¿Hasta cuándo?