
«La política suele hacer extraños compañeros de cama y, además, es un arte en el que se combinan elementos de estrategia, táctica y marketing»
La política suele hacer extraños compañeros de cama y, además, es un arte en el que se combinan elementos de estrategia, táctica y marketing. Yo siempre suelo decir que, para estar en política, hay que saber jugar al ajedrez y al mus, para desenvolverse y manejarse en ese complicado pero fascinante mundo.
Precisamente, las elecciones andaluzas que tuvieron lugar el pasado 2 de diciembre, con unos resultados en los que se demanda un cambio de ciclo y gobernantes desde la ciudadanía hacia la política, está demostrando que la política se está convirtiendo en un juego de marketing y postureo, alejado de la realidad y buscando el beneficio de sus actores principales, de cara a sacar réditos para la salida de las elecciones que, a lo largo del presente año, pueden determinar no solo posiciones sino hegemonías para encabezar gobiernos municipales, regionales y quizás la presidencia del gobierno de España.
Las urnas demandaron un cambio de políticas, de gentes, de ventanas abiertas y a ello se comprometieron tres formaciones políticas que lo ponían como bandera, como prioridad y como solución a los graves problemas de corrupción y de falta de eficacia en la gestión que durante cuarenta años han hecho los socialistas. Pero a medida que va pasando el tiempo, las promesas han comenzado a convertirse en realidades, pero condicionadas por intereses personales de partido, que sin tener en cuenta la voluntad de los andaluces, aunque no les queda otro remedio que acatarla, caldean el ambiente para sacar tajadas en su beneficio.

«La emergente Vox, que de la nada, se convirtió en la fuerza determinante de ese cambio, capaz de dar la mayoría absoluta a ese proyecto que demandan los andaluces»
El resultado de las pasadas elecciones andaluzas, determinó que el PP era la fuerza más votada del centro derecha, poniendo en segundo lugar a Ciudadanos, quien no logró el «sorpasso» deseado para ser la líder de Andalucía, debido a su colaboración anterior con el gobierno socialista de Susana Díaz y la emergente Vox, que de la nada, se convirtió en la fuerza determinante de ese cambio, capaz de dar la mayoría absoluta a ese proyecto que demandan los andaluces. Estos resultados hicieron que C’s cambiara sus pretensiones de presidir la Junta a pesar de ser la segunda fuerza del “cambio” en favor del PP, la más votada y aunque con cierto teatrillo del ex socialista Marín ahora en Ciudadanoss, dieron lugar a que Vox, tuviera la representación política que le corresponde en la mesa del parlamento, en relación al número de escaños obtenido.
A partir de ese momento, la elaboración de un programa de gobierno, con ochenta puntos y su negociación por parte de los dos partidos mayoritarios del “cambio”, ha tomado el camino de la política de intereses, puesto que C’s no quiere hacerse la foto con Vox, por miedo a contaminarse y estos últimos, quieren reivindicarse como los adalides de la derecha, los sanos, los fuertes y los chicos apetecibles para el electorado. Piden el cariño, la foto que les consolide y que les reconozca ser útiles y necesarios en este mundo de la política y que les haga sentirse los «chicos queridos de la Andalucía del cambio”.

«Esta pataleta perfectamente calculada desde Vox, ha hecho que las redes sociales, medios de la izquierda y aledaños, calienten el ambiente»
A partir de ese momento y como los hermanos mayores no le hacen caso, Vox empieza una campaña de reafirmación en la que sacando uno de los temas que le gusta, la violencia de género y las subvenciones provenientes del maltrato de la mujer, así como pide una ley que ampare al hombre en toda esta circunstancia.
Esta pataleta perfectamente calculada desde Vox, ha hecho que las redes sociales, medios de la izquierda y aledaños, calienten el ambiente, hablando mal de la formación que preside Abascal, acusándoles de no defender a la mujer y de machistas, dando a entender que esta postura hace que Vox no apoye el cambio en Andalucía, lo que solo ha servido para que Ortega Smith y sus colegas, se partan de risa, porque están engordando sus intenciones de cara a próximos comicios, como si un niño travieso se atiborrara de chocolate a espaldas de la prohibición de su mamá.
Salen en los grandes medios y en Radio Macuto, vendiendo su mensaje y sintiéndose importantes, pero entonces nos trasmiten a la sociedad, que ellos quieren hablar con los dos hermanos mayores del cambio y sacarse la foto que consagre ese cambio que van a ayudar a conseguir en Andalucía, porque uno de ellos, quien pactara con la extrema derecha irlandesa, Cs, no quiere sacarse la foto, ni quiere tocar a los de Vox, por miedo al qué dirán.
Esta situación, divertida donde las haya porque da de comer a la prensa, genera tertulias vigorosas y encendidas en las redes, en realidad, no es más que marketing calculado, porque ¿Vox va a impedir que sus votos no den lugar al cambio en Andalucía?

«Vox dejaría de percibir el millón doscientos mil euros que va a cobrar del parlamento andaluz, por el número de escaños obtenido»
No me lo creo, porque Vox perdería mucho, no solo en votos que podría pasarle en caso de la repetición de elecciones, ya que los andaluces ansían el “cambio”, sino crematísticamente hablando, Vox dejaría de percibir el millón doscientos mil euros que va a cobrar del parlamento andaluz, por el número de escaños obtenido, así como una cantidad cercana a los sesenta céntimos de euros por cada voto recibido en las urnas. Por otro lado, C’s tampoco puede rechazar a Vox, aunque está jugando a ser ese niño que estira el jersey de su madre, en este caso el PP, para evitar que el otro hermano reciba la atención que precisa desde su actitud matriarcal, para terminar, aceptando que la barra de chocolate es de los dos, razón por la que se va a repartir en la proporción determinada.
Esta es la realidad de la situación que vive el pacto de gobierno de Andalucía y quien diga lo contrario, pretende engañar a los ciudadanos de estas ocho provincias, que, en el papel de padre, mira de reojo lo que sucede, a la espera de no tener que darles un correctivo para que las cosas vuelvan a la normalidad de lo demandado por los andaluces.

«De quien me compadezco es de Juan Manuel Moreno, el que va a ser presidente de la Junta,porque tiene malos compañeros de cama y le esperan unos meses convulsos como inicio de la legislatura»
De quien me compadezco es de Juan Manuel Moreno, el que va a ser presidente de la Junta, porque digan lo que digan, lo va a ser a partir del día 16 de enero, porque tiene malos compañeros de cama y le esperan unos meses convulsos como inicio de la legislatura, determinada por la mirada puesta en ese “cambio” que se exige, pero en el que sus socios, solo jugarán a ver que rentabilidad sacan de ser los segundones en esta apasionante etapa de regeneración democrática en Andalucía.
SUERTE Y AL TORO PRESIDENTE MORENO, HAGA UNA FAENA DE ALIÑO QUE LAS DOS OREJAS, ESTÁN AL CAER.
Desde luego por higiene política en Andalucía tiene la obligación de entenderse. Ciudadanos en vez de crecerse debia tener en cuenta que ellos han alimentado y aprobado lo que ha habido .Por tanto, menos declaraciones y desprecios. De todas formas cada vez que abren la boca, crecen los votantes de Vox. Que sigan…..
Si con estos compañeros de viaje el PP lo va a tener un poco negro el acuerdo , suerte y como se dice al toro .
Muy muy buen articulo . Coincido totalmente