
“Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón”
(Antonio Machado)
“Yo quiero confiar hoy en los herederos de cruzados aguerridos que dejaron vida y hacienda atrás para ir a luchar por la luz del mundo”
Si Antonio Machado levantara la cabeza, observaría sin extrañeza como millones de españolitos andan por ahí con el corazón helado por otros tantos millones de españolitos, pertenecientes cada uno a alguna de las dos Españas, – ahora, a varias Españas más que se han colado en el cotarro-, con las que advertía el escritor a todo aquel que venía al mundo en nuestra piel de toro.
Andar por ahí con el corazón helado no es cómodo, ni óbice para pertenecer también a diversas subcategorías de seres humanos. Permite aún, que dentro de estos colectivos, se distingan variadas especies de pensamiento que forman el batiburrillo español.
Enumerar cada una es cansado y hoy, es la generalidad la que nos entretiene el pensamiento en este día de humedad 100% y un calor que derrite el alma.
El español es quijote, caballeroso, valiente… En ocasiones, hidalgo y gentil, a veces, un retrato impecable del Lazarillo de Tormes y de todos los pillos y vividores que forman parte de la Historia y que retrataron escritores de talla.
“De todas las maneras posibles, parece que la intención es evitar que ese español dormido despierte y elija la senda de la nobleza”
Tiene defectos, si, es envidioso, visceral…, pero, también genial, noble defensor de causas: Razonables o no, el españolito las defiende hasta las ultimas consecuencias y traga lo que sea para que sus ídolos: deportivos, políticos, intelectuales, ocupen el lugar que les corresponde. Es su carácter y a causa de el, un español equivocado es capaz de lo peor a impulso de su víscera.
Y si elige el bien, llevará a cabo las mas nobles acciones motivado también por sus creencias; por ello, no es un absurdo el que existan determinados grupos empeñados en deshacerse cuanto antes de héroes,cambiando desesperadamente nombres de calles o eliminando cruces y símbolos religiosos en cualquier rincón de la nación: Se le ha dado el finiquito a Dios y muchos monumentos religiosos son perseguidos y destruidos hoy día en el territorio español.
De todas las maneras posibles, parece que la intención es evitar que ese español dormido despierte y elija la senda de la nobleza, los buenos principios, la ideología ancestral, plena de energía, alimentada por el paso de los siglos, en los que la conciencia divina, que ha sido una de las mayores fuerzas que ha movido a la gente de bien desde hace dos mil años se haga en sus cerebros.
Pero se olvida en los círculos mas oscuros, que la prohibición y la represión no son precisamente sistemas válidos para dominar a este país, repleto de gente sencilla, pero montaraz, que soporta todo menos saber que alguien la considera una posesión.
Yo quiero confiar hoy en los herederos de cruzados aguerridos que dejaron vida y hacienda atrás para ir a luchar por la luz del mundo. En los descendientes de hombres que llevaron a cabo la reconquista y la unidad de un país que hoy, alguien quiere romper.
“Quiero confiar en quienes, aun sin saberlo, cuentan entre sus ancestros con mártires de la patria, cuya sangre regó la tierra”
En quienes, aun sin saberlo, cuentan entre sus ancestros con mártires de la patria, cuya sangre regó la tierra, y que murieron sin considerar fronteras, defendiendo el suelo de todos.
Reconozco que es algo difícil confiar en valores ancestrales cuando vemos a ciertos personajes hacer el cenutrio en botellones y otros eventos; en pensar que esos “nenucos” con la gorrita al revés y el efecto del porro reflejado en los ojos, puedan ser los herederos y futuros adalides de hidalguía y valor. Pero, el espíritu es fuerte y duerme en cada uno a pesar de ellos mismos.
Puede haber sorpresas si la opresión se hace muy evidente.
El tiempo hablará. Y mientras dice algo, no esta de más preparar un plan B para salir pitando de aquí en el momento adecuado.
Como idea, ofrezco la posibilidad de conseguir alquilar pateras a buen precio a los “veraneantes” que se acercan a nuestras costas buscando no se sabe qué vida mejor. Y como consejo, remar hasta sus países que por estar ya medio desiertos, resultan territorios ideales para recolonizar. Y lo mejor: no queda gente allí que se queje por ello.