
¿Tezanos, ahora qué hago?
Aquí donde le ven, a este cara pánfilo
le llamaban don Narciso, a causa de un ego
que abarcaba todo el sistema planetario.
Ahora, sin embargo, le llaman El Extranjero;
no precisamente por la obra de Albert Camus,
sino porque apenas si pisa nuestro suelo:
teme, dicen, se le oxide el Falcon.
***
De don Narciso no espero nada:
aunque viniera a Cataluña -que no dará el paso-
y la hallara de sangre inundada en un gran charco,
aprovecharía para contemplar en él su cara
y cerciorarse de que seguía igual de guapo.
Y den por cierto que de su beldad no dudaba
aunque viese reflejada la cara de un sapo!