
«La vuelta al mundo en un dedal (Capítulo 26): Escribe un gilipollas, en ‘La Vanguardia’ que la clase media manipula tanto»
(a)
Escribe un gilipollas, en ‘La Vanguardia’
-ese periódico estandarte de la objetividad-,
que el actual votante de la ultraderecha
(según el tito Sánchez media España)
una revolución política en sí conlleva
(b)
que «erosiona nuestra asentada democracia»
y, para más inri, también «el Estado del bienestar.»
Y cuidado: según el susodicho, todo ello nos genera
una cada vez más persistente y alarmante ansiedad.
¿Y quién es el gran culpable, al parecer de tan eximio articulista?
(c)
¡Fácil: las jodidas redes sociales y la puta televisión!
Dice, el tío, que todos los males del actual «conservadurismo»
llegan de la mano de una «clase media» cabreadita:
justo esa que hizo a Trump presidente de los EE.UU.
y a la que puede más la pura emoción que la razón estricta.
(d)
Y es que, al parecer, ¡la clase media manipula tanto…!
Da a entender que viene, ella, a ser -¡quién lo diría!-,
como el nacionalsocialismo alemán de tan mal recuerdo, en su día.
Y es así que nos habla, ese gran teórico gilipollas,
de la repentina eclosión de una «burguesía brutal
(e)
sin el menor escrúpulo ni remordimiento alguno»
como base -según un tal Heitmeyer- de un conservadurismo radical
a modo de «muro nihilista contra el que se estrella
toda apelación a la razón y a la gestión. ¡’Chim-pom’!
(f)
¿Y la solución, pues, ante panorama tan endemoniado,
en opinión de nuestro ‘genio vanguardiano’?
¡’Elemental, querido Watson’: ofrézcase «seguridad
y buenos empleos a todos los ciudadanos!»
«Y, eso, ¿Cómo se hace?», preguntarán las gentes sencillas.
(g)
«¡Aumentar el gasto público una ‘jartá’!»,
le responderán, como si ná, los lumbrerillas!
«¡He ahí -nos dirán- el único camino hacia la igualdad
y la integración!» («¡Chim-pom!»)
De otra suerte -opina nuestro ‘vanguardiano’ fantasmón-
vamos, todos, caminito de la perdición.
(h)
Y quede claro, nos recuerda, que la Unión
Europea debe ayudarnos, en tal sentido, un montón,
como es su responsabilidad y obligación. «¡Chim…» ¡Pues eso!
¡Ah…; y es que, con intelectuales tan esclarecidos
como nuestros lumbrerillas, quién no levantaría una nación!
(i)
Y luego van y se preguntan por qué tanto probo ciudadano
acaba deviniendo «un activista ultraconservador cada vez más irritado»:
con tanto lelo y tanto mediocre, en política y en los medios,
que no seamos ya ‘melonianos’ todos, en España,
de verdad que se me antoja un puro milagro.
(j)
En todo caso, antes quie sanchistas… con apoyos bilduetarras, ¡siempre mejor eso!
¡Que aún nos queda un poco de autorrespeto
y de dignidad en las entrañas!
P.S.: Por cierto que nada aquí comento
de todo el cúmulo de ‘mierda’ que ‘caga’,
el enano Évole, en ‘La Vanguardia’:
(k)
nada detesto tanto, digámoslo al momento,
como que mis humildes tuits apesten a cloaca!
Siquiera sea por respeto a Uds. y porque les aprecio.
Bueno: quizá me anime a ello cuando sepamos
el resultado de las elecciones generales:
(l)
el aroma de las grandes celebraciones, según creo,
minimiza cantidad el hedor de las substancias fecales.
¡Queden con Dios, señores, y feliz domingo!
Y ya saben: cada vez que se acuerden del puto sanchismo,
no les duelan prendas de abrazar todo buen ‘conservadurismo’