
Mi amigo Juanma dice esta mañana que vive en su hogar la tristeza de la emigración y se pregunta qué ha cambiado en España, desde aquel Blanco y Negro repleto de maletas de cartón junto a los trenes, hasta el color de hoy en el que nuestros nuevos emigrantes comparten, anónimamente, las salas de embarque con ejecutivos, parlamentarios y turistas.
Yo le contesto que no son los mismos. Hoy emigran los nietos. Aquellos por los que la sociedad española, las familias digo, se han preocupado hasta el punto de invertir en su educación gran parte del presupuesto familiar.
«Apatía, incertidumbre y desmoralización. Crisis sí. ¿Pero Cuál? La económica no es más que la punta del iceberg»
Y es que el Blanco y Negro estaba lleno de trabajadores sin cualificar, de supervivientes con el estómago vacío, y el color, lo llenan, desgraciadamente, multitud de investigadores, ingenieros, médicos y jóvenes suficientemente preparados. Me lo acaba de decir doña Concha con los ojos llenos de lágrimas.

Acabo de saludar a la que fue la querida profesora de mi hijo mayor, ya jubilada. Y en la calle León, en la esquina histórica del «mentidero de los cómicos» me ha confesado que su hogar ha quedado invadido por la enfermedad de la tristeza. Sus dos hijos mayores, comparten emigración en Europa. El vástago, ingeniero industrial, en Suiza y la mediana, licenciada en Filología en el Reino Unido.
¿Y esto? ¿Acaso no es síntoma de crisis social? y es que estamos sometidos a la dictadura de la crisis económica por los informativos que dedican minutos y minutos a las subidas y bajadas de las bolsas, al peligro de la intervención y el alto coste de la deuda. Pero en la calle la crisis se vive en los sentimientos: Apatía, incertidumbre y desmoralización. Crisis sí. ¿Pero Cuál? La económica no es más que la punta del iceberg.
Como ya te comenté en facebook, el hecho de que sean jóvenes tan preparados es lo que nos hace sentirnos mal a los padres. Cuando nosotros teníamos su edad el objetivo era «tener una carrera» y machaconamente oíamos a nuestros progenitores: «estudia, estudia…» Despues repetimos el rol. No podía ser de otra forma. Y en la actualidad, hoy, ahora, ¡ya!, vemos en la mirada de nuestros hijos un punto de desencanto y perplejidad para el que no tenemos respuesta. Porque ellos siguieron el camino que les marcamos e hicieron bien su trabajo. ¿Y ahora qué?
Usted y yo compartimos la suerte y el privilégio de ser amigos de Juanma. El princípio de su escrito – Mi amigo Juanma vive en su hogar la tristeza de… – me ha impresionado, me había acostumbrado a»escaparme» a Madrid muy de tarde en tarde ( a mi pesar ) y no encontrarlo casi nunca en casa porque se había ido media hora antes -literal- a cualquier parte del mundo. Desde hace un tiempo sé, con una mezcla contradictória de alegría y tristeza, que en mi próxima «escapada» lo encontraré, casi con toda seguridad, en su hogar. Qué alegría y qué injusto…
El desarraigo desnuda, quiebra y si se hace locomotora rápida puede despeñarte, también conduce a tierras originales, alejadas de glutinosos charcos, aunque dejes rastros de pólvora seca. Se salvan los bien pertrechados aún cambiando de gabardina, aún secando lágrimas cercanas. Pero clamemos mejor por los malaventurados viajeros que no pueden cambiar ni el cordón de su zapato.
Vente a Alemania, Pepe… ya no es un recuerdo, parece más bien que fue una premonición. Buen post.
En España se sustituye el I+D por a+d. Apatía y desmoralización. Sin embargo Carma y Fred hacen vibrar a los medios de comunicación y a sus correligionarios, contagiando su energía. ¿Lograrían llevar al paro a ocho millones de personas si les dejaran hacer? Crearían nuevos puestos de trabajo overseas, tal que el de Bibi Aido, a 300 millones de euros la poltrona frau. O ¿solo es demagogia por mi parte y no quiero ver su esforzado camino en la rectitud, la solidaridad y el empuje la defensa del bien común?
De los tres sobrinos que tengo en edad de trabajar porque han finalizado sus carreras universitarias, una esta en Argentina, otra en Londres y la tercera en Dinamarca.
Espero que los míos tengan el coraje de marcharse a otros lugares en los que la gente sea mas libre, mas trabajadora y menos envidiosa. Donde se pagen mejores sueldo y se pueda tener un plan de vida. Yo tuve que irme de Madrid para mi primer trabajo. Lo hice y aprendí mucho, sacarse las castañas del fuego ayuda mucho, se crece emocionalmente. Deberían los padres estar orgullosos del valor de sus hijos al emprender la aventura.