
«Me he visto mil muertos mas viejo. He recordado a los ejecutados por el terrorismo de ETA a los que no conocí y de los que la policía no tiene ningún rastro de los matones que apretaron el gatillo»
Me he extrañado ante el espejo estas mañana con el anuncio de disolución de la banda terrorista. Me he visto mil muertos mas viejo. He recordado a los ejecutados por el terrorismo de ETA a los que no conocí y de los que la policía no tiene ningún rastro de los matones que apretaron el gatillo, en ese “falso conflicto” que enuncian miles de seres humanos de tuétano independentista y cerebelo con fronteras envuelto para regalo con la ikurriña.
Y claro está que sin ser un experto en terrorismo lo que me toca es quitarme ahora, de los pómulos, la barbilla y las ojeras, esas cicatrices interiores que el azogue me devuelve con el rojo de la sangre, desde los últimos días que las noticias me muestran el juicio a los jóvenes cachorros de Alsasua donde las víctimas oficiaron la entrega de la lista de los 300 asesinatos de ETA que están todavía sin esclarecer«.

«He reconocido también algunos de los escenarios del terrorismo de ETA. Todavía la sangre en los azulejos y las declaraciones sobrias, frías, indolentes y cobardes de los vecinos vascos que no vieron nada»
Conocí por mi trabajo, en los noventa, la desgracia, y la ruina, de algunos de los empresarios vascos sometidos al impuesto revolucionario. Eran años en los que, el juez señero, numero uno de Jueces para la Democracia, Juan Alberto Belloch perseguía, con férrea actitud, y una lectura pausada del código penal, el delito de pagar a los terroristas. La política, entonces, subrayaba la importancia delictiva de la colaboración con banda armada.
De aquella, mis pobres investigaciones, de reportero en prácticas, no me llevaron al Bar Faisán, que ahora estoy seguro, formaba ya entonces parte de la trama. Por ello no me extraña que hoy, este espejo de la memoria solo me devuelva arrugas de incomprensión que altaneras, demuestran ese cambio injusto e inverso que ha tenido el delito en relación con mi cara.
Si que tuve la suerte conocer a algunos de los familiares de las víctimas. A los padres y la hermana de Miguel Ángel Blanco, a los que acompañé en su casa aquella noche en los que millones de españoles creímos que el joven concejal podía aparecer con vida. A la hermana de Joseba, la bella y fuerte, brava como su madre, Maite Pagazaurtundúa, puntal del razonamiento y la inteligencia emocional. Y a Rubén Múgica, prometedor abogado que, como es lógico, nunca podrá olvidar la memoria de su padre.
He reconocido también algunos de los escenarios del crimen. Todavía la sangre en los azulejos y las declaraciones sobrias, frías, indolentes y cobardes de los vecinos vascos que no vieron nada porque no quisieron mirar. Pero sobre todo, y lo recuerdo ahora frente al espejo que me devuelve el esperpento del terror, he tenido miedo.
Se trata sencillamente de la cotidianidad espantosa de mirar en los bajos del coche, antes de arrancarlo, en Hondarribia, San Sebastián, Ordicia, Tolosa , en esa plaza de Andoaín, controlada por los chivatos y los vigilantes, muy cerca del horror, y en la mayoría de los bares de Bilbao, a la hora del aperitivo, donde hablar, y opinar, significa y marca el pecado social. Qué miedo.
Mañana no me atreveré a afeitarme ante el espejo. Estoy seguro. Porque me preocupa el silencio cómplice de los políticos que juegan al poder aceptando el pago de los muertos y son capaces de lucir impostado rostro cuando colocan los ramos de flores en homenajes televisados.
Pétalos de cuchillo, creo, que inodoros de acero ideológico, no taparán el tufo de las declaraciones vacías que hoy repiten hasta la saciedad huecas palabras para ocultar el sustantivo de los nombres y apellidos de las víctimas.
Sin sentido ni corazón. Y mucho menos razón de estado. Y lo grave y que más me preocupa,y lo reconozco es la esencia de mis miedos de hoy frente al espejo son esos ideólogos, expertos y concienciados por su cargado bolsillo de traidores denarios. Están ahí, señalando y mofándose de cada una de las arrugas que la incomprensión dibuja en mi rostro apenado.
Gracias Manuel
Reblogueó esto en yofumoenpipa.
Felicitaciones por tan apreciado y sentido trabajo.
Por favor, mi comentario no necesita de ninguna moderación. Antes de manipularlo prefiero que lo borre……
¿Cuál de los dos comentarios mi estimado Fran Macaor prefiere que borre? Porque no está en mi ánimo manipular nada. bastante de eso tenemos ya. Un muy cordial saludo con las gracias por sus palabras.
Desde la conciencia de la que humildemente puedo aun ejercer, no conozco hecho en el que le apagaras la voz a nadie. Don Manuel.
Nunca hubiera querido agregar nada a tus palabras.
Pero esto es tan extremo… Tanto como los que de algún terrorismo todavía nos contamos entre los vivos.
Comienza la violencia en la linea donde acaba la razón.
Trasiego de generaciones reflejadas en quien quiera conocer lahistoria.
Solo pienso y siento cuando abrazo a mi hijo de aun 17 años para que no tenga miedo nunca, pase lo que pase, porque esto no tendría sentido. Mediante Dios.