
«Se ha pervertido el lenguaje y lo que es peor el sentido de las palabras y lo que expresan»
Este mundo se está volviendo de un rancio, que ya no hay quién crea en la libertad y la democracia, que pueda vivir a gusto en él. Se ha pervertido el lenguaje y lo que es peor el sentido de las palabras y lo que expresan. Durante siglos se ha enseñado el correcto uso de las palabras, para que mediante éstas se pudieran expresar ideas coherentes o incoherentes, dentro del contexto en el que se utilizaban, pero siempre en un ámbito de pensamiento estructurado.
Para que una persona pueda expresarse correctamente, no solo en el sentido de elaboración de frases, si no también en el contenido intelectual de las mismas, debe tener un pensamiento también lógico y ordenado. De hecho expresar ideas que no pueden estructurarse internamente antes de convertirlas en palabras, por el motivo que sea, disfunción, cerebral, falta de memoria o de inteligencia, incluso dominio de la propia estructura del lenguaje y pensamiento, conduce a situaciones ridículas en las que por muy iguales que sean los contenidos que expresan unos y otros no podrán llegar a entenderse.
«Veo individuos que o no utilizan correctamente el lenguaje para expresar sus ideas o directamente carecen de las herramientas de pensamiento capaces de ordenarlas de manera que se ajusten a la realidad»
Me refiero hoy a este tema porque últimamente veo individuos que o no utilizan correctamente el lenguaje para expresar sus ideas o directamente carecen de las herramientas de pensamiento capaces de ordenarlas de manera que se ajusten a la realidad y tengan sentido, fuera de su desorden intelectual. El ejemplo por excelencia es el concepto de democracia. En una democracia uno no puede hacer lo que le venga en gana, porque si tomas decisiones excluyentes sin contar con el resto de habitantes de esa democracia estas cometiendo un delito, uno de fascismo contra la propia democracia. No es lo que uno quiera, si no lo que admiten las normas que regulan la convivencia o sea la Constitución.
Todo esto lo digo por creer en la inocencia de quienes defienden lo contrario por no pensar en que torticeramente este hecho se produzca con conocimiento de causa para aprovecharse de los que no tienen la suficiente formación intelectual como para entender que están manipulando y tergiversando el lenguaje. Cuando hablamos de democracia, debemos hablar por lógica también de estado de derecho. El estado de derecho, es aquel en el que los individuos han pactado unas normas y leyes que han de cumplirse, para la correcta convivencia en sociedad y en libertad. De hecho no puede haber libertad de ningún tipo sin normas y leyes a las que atenerse, votadas por todos. Los grupos sociales necesitan valores por los que regirse y en una democracia esto se pacta consensuando y votando una constitución por la gran mayoría del pueblo que la asume. Da igual que algunos no la voten o voten en sentido contrario, porque precisamente la esencia de la democracia es que se rige por la opinión mayoritaria de los que conforman la sociedad. Esto mientras que se mantenga la posibilidad de variar de opinión en siguientes futuros y siempre por consenso de las mayorías.

«Los problemas de convivencia surgen siempre de las voces discordantes que parten ya de una base errónea como es valorar su idea por encima de la de los demás»
Los problemas de convivencia surgen siempre de las voces discordantes que parten ya de una base errónea como es valorar su idea por encima de la de los demás. “Mi pensamiento vale más que el tuyo o somos muchos, sin llegar a ser mayoría, los que defendemos un cierto postulado”. Esto es falso. Para que algo sea legítimo en democracia debe someterse a la opinión de todo el pueblo del que dependen las normas que por consenso se dieron en un momento dado. Una parte de la población, no puede decidir nada en una democracia, sin contar con la opinión, volcada en las leyes que son avaladas por la Constitución que se votó por todos los demócratas en un momento dado. Puede decirse “cámbiese la Constitución” de acuerdo, pero esto debe hacerse recurriendo al voto de todos los que integran esa democracia y no atendiendo solo a una parte minoritaria.
Está de moda decir que existe el derecho a la autodeterminación de los territorios. Esto es una falsedad, porque ningún territorio se estructuró bajo una base previa de acuerdo democrático, y si por avatares históricos, salvo excepciones que no vendrían al caso en una democracia. El derecho de autodeterminación como tal, no existe en las leyes, porque en todo caso pertenecería al conjunto global de los individuos que formaron y votaron una Constitución en libertad. Solo la reforma de ésta, por consenso, podría variar las normas que se pactaron y votaron en su día por todas las personas integrantes de un país. Se engañan aquellos que piensan que las minorías por la fuerza pueden obtener la separación o el poder. En este caso algunos políticos de Cataluña que han arrastrado a su pueblo a una situación de odio insostenible. No, no es así, en el estado de derecho, nadie tiene la potestad para actuar contra de la libertad y el deseo de la mayoría que está depositada en la soberanía del pueblo que votó su constitución que es la ley de leyes.