
«El señor Iceta hablaba de un plazo de diez años para que los españoles estén preparados para aceptar la secesión de Cataluña»
El señor Iceta hablaba de un plazo de diez años para que los españoles estén preparados para aceptar la secesión de Cataluña, como si no hubiésemos pasado ya por esto. Mientras voces como la del nuevo presidente del senado ya está pidiendo la absolución para los golpistas enjuiciados. ¿Les suena de algo?
El derecho a decidir es solo del Pueblo Español señores míos, pues es el titular único de la Soberanía Nacional Española. Recuerden cuando el Presidente federalista de la Primera República Española, Pi y Margall, estuvo a punto de romper la unidad de España al reflejar y sancionar en la Constitución Federalista que las regiones eran Estados Soberanos.
El 11 de febrero de 1873, al día siguiente de la abdicación de Amadeo I el Congreso y el Senado, constituidos en Asamblea Nacional, proclamaron la República por 258 votos contra 32, pero sin definirla como unitaria o como federal, postergando la decisión a las futuras Cortes Constituyentes.
Ese mismo día la autoproclamada Asamblea Nacional nombró como presidente del Poder Ejecutivo al republicano federal Estanislao Figueras, cuyo gobierno tuvo que restablecer el orden que estaba siendo alterado por los propios republicanos federales que habían entendido la proclamación de la República como una nueva revolución y se habían hecho con el poder por la fuerza en muchos lugares, donde habían formado «juntas revolucionarias» que no reconocían al gobierno de Figueras, porque era un gobierno de coalición con los antiguos monárquicos del Partido Radical, y tildaban de tibios a los «republicanos de Madrid».
«En muchos pueblos de Andalucía la República era algo tan identificado con el reparto de tierras que los campesinos exigieron a los ayuntamientos que se parcelaran inmediatamente las fincas más significativas de la localidad… algunas de las cuales habían formado parte de los bienes comunales antes de la desamortización».
En casi todos los lugares la República también se identifica con la abolición de las odiadas quintas, promesa que la Revolución de 1868 no había cumplido, como recordaba una copla que se cantaba en Cartagena. Según cuentan las crónicas de la época, todo sucedió en una reunión del Consejo de Ministros celebrada el 9 de junio de 1873. Después de numerosas discusiones sin llegar a ningún acuerdo para superar la crisis institucional que atravesaba el país y que le había llevado a sufrir varias crisis de gobierno y numerosos intentos de golpe de estado en menos de cinco meses, al parecer, Figueras había agotado su paciencia y, en un momento de la sesión, el presidente exclamó «Señores, voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros». Acto seguido, abandonó la sala.
Al día siguiente, al ver que no se presentaba en el Ministerio, los ministros Castelar y Pi y Margall ordenaron que fueran a buscarle a su casa. Allí, los criados aseguraron a los enviados que la noche anterior Figueras había hecho las maletas y había salido con la intención de tomar un tren con destino a Francia. Cosa que, efectivamente, había hecho.

«Figueras regresó unos meses más tarde, pero su prestigio ya nunca pudo recuperarse de aquella espantada nacional fruto de un auténtico hartazgo»
Una vez superado el estupor de que el máximo responsable del país hubiese huido sin importarle lo que dejaba atrás, Francisco Pi y Margall fue nombrado presidente de la República Española. Figueras regresó unos meses más tarde, pero su prestigio ya nunca pudo recuperarse de aquella espantada nacional fruto de un auténtico hartazgo.
El 10 de junio Figueras, presa del pánico, había huido a Francia, dejó disimuladamente su dimisión en su despacho en la Presidencia, se fue a dar un paseo por el parque del Retiro y, sin decir una palabra a nadie, tomó el primer tren que salió de la estación de Atocha. No se bajó hasta llegar a París. Eso sí remitió un telegrama al gobierno diciendo: «Llegué bien. Saludos».
Durante el mandato del federalista Pi i Margall , 11 de junio 1873 a 18 de julio 1873, se redactó la nueva “nonata” constitución federalista, el proyecto decía que las regiones eran estados soberanos. Pi y Margall defendía una república federal proclamada por ambas cámaras de las Cortes Constituyentes. Recordemos que Francesc Pi i Margall era catalán y nació el 20 de abril de 1824 en Barcelona. De esta manera se llegó al caos y al borde estuvo España de su desintegración, algo a lo que ahora nos aproximamos, ante el silencio responsable de nuestras autoridades. Con esa afirmación se declararon las repúblicas independientes de Cataluña, Málaga, Cádiz, Valencia, Granada, Sevilla, Alcoy, Cartagena, Algeciras, Almansa, Andújar y varias más. Muchas de ellas se enfrentaron entre sí dando lugar a situaciones cómicas si no fuese por lo trágico de sus desenlaces.

«La aventura del cantonalismo hizo inviable la revolución del 68 y contribuyó al derrumbe de la 1ª República»
La república de Granada declaró la guerra a la de Jaén y la de Jumilla amenazó a la de Murcia: “La Nación Jumillana desea vivir en paz con todas las naciones vecinas y, sobre todo, con la nación murciana, su vecina; pero si hoyara su territorio, Jumilla se defenderá, como los héroes del Dos de Mayo, y triunfará en la demanda, resuelta completamente a llegar, en sus justísimos desquites, hasta Murcia, y a no dejar en Murcia piedra sobre piedra«. La aventura del cantonalismo hizo inviable la revolución del 68 y contribuyó al derrumbe de la 1ª República; además forzó a la burguesía a posiciones más conservadoras y los militares padecieron el efecto de la indisciplina y la desintegración nacional.
Cartagena fue el cantón más atrevido y posiblemente determinante en la resolución final de la Primera República Española. Su aventura duró 6 meses durante 1873 y 1874. El 12 de julio de 1873, los revolucionarios se hacen con el gobierno civil , el militar y entran en el Ayuntamiento de Cartagena nombrando una Junta que en nombre del Cantón Independiente de Cartagena y toman el control del arsenal y del puerto, donde estaba amarrada la mayoría de la flota española, la cual se une a la sublevación. En el Castillo de Galeras se iza la bandera cantonalista, para ello se empleó una bandera turca que una vez pintada de rojo , significando la sangre derramada, se identificará con el Cantón.
Lógicamente, el proyecto cantonalista es rechazado por las Cortes y dimite el presidente Pi y Margall, el 18 de julio (otra vez esta fecha…) le sustituyó Salmerón. Pí no era partidario de actuar contra los cantonalistas, “no hay más que dos caminos o la política o las concesiones“ .
Los cartageneros, con el armamento del arsenal y su flota, resisten el contraataque de las tropas gubernamentales. La armada cantonalista, al mando del militar progresista Antonete Gálvez, de Torreagüera, más conocido como “Toñete”, para los amigos, y a la orden de “a toa máquina” y con 500 hombre del Batallón de Cazadores de Mendigorría a bordo llegaron a bombardear con la fragata Victoria el puerto de Alicante. Se «recaudan» 8.000 duros y se incautan el vapor de guerra Vigilante. También organizó una marcha sobre Madrid, llegando hasta Chinchilla ( Albacete)… hubiera sido una buena oportunidad para los Carlistas. El objeto de estas incursiones por mar y tierra era incorporar localidades al cantón, y recaudar fondos o «contribuciones de guerra» para mantener el Cantón independiente
Cartagena era en ese momento un país independiente y tenía moneda propia, se acuñó el Duro Cantonal, con ello pretendían costear los gastos generados durante el periodo de lucha por su independencia. Se editaba un periódico propio ,llamado «El Cantón Murciano» . El gobierno independiente, se pone en contacto con el de Estados Unidos y solicita su ingreso en la Unión y le pide ayuda para mantener su independencia frente al poder centralista de Madrid, los americanos estudiaron seriamente la propuesta, pero su resolución ya llego tarde.

«Desde la conquista del reino de Granada, el Cantón de Cartagena ha sido la única ocasión, hasta ahora, en que se ha puesto en duda la Unidad Nacional»
Después de seis meses de asedio, Cartagena se rinde el 12 de enero de 1874 al general López Domínguez. Se condenó a muerte a los culpables de rebelión y muchos huyeron al exilio en Argelia. La ciudad fue devastada por un intenso bombardeo, que destruyó el 70 % de los edificios de Cartagena. Desde la conquista del reino de Granada, el Cantón de Cartagena ha sido la única ocasión, hasta ahora, en que se ha puesto en duda la Unidad Nacional.
Así se produjo la ignominia “cantonal” de 1873, durante la I República; con el intento fracasado de Cartagena de convertirse en “Estado de EEUU”, y el intento fracasado de “Toñete” de “tomar Madrid”.
En cuanto a las efímera Republica federal catalana, el 21 febrero de 1873 se produce un motín federalista en Barcelona, proclamando el Estado Catalán y exigiendo la disolución de las tropas de Cataluña. La República Catalana, se proclama el 8 de marzo una vez ha huido de la ciudad de Capitán General , Eugenio de Gaminde y Los federalistas nombran a Baldomer Lostau presidente de la república. El ayuntamiento de Barcelona, principal impulsor de la insurrección, llegó a izar la bandera separatista, lcon dos franjas coloradas llenas de pequeñas estrellitas.

«La misma picia se ha cometido en la actual Constitución al introducir en ella términos inexplicables, indefendibles e injustificables como el de nacionalidades»
El 10 de marzo el Gobierno central atiende a las exigencias separatistas y decide disolver el Ejército de Cataluña. El 20 se septiembre, Emilio Castelar asume la presidencia del Gobierno de España y envía al general Martínez Campos a Barcelona y se restablece la normalidad.
Fueron 7 meses de Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Esto mismo ocurrió otras 2 veces más, durante la 2ª República, pero en este caso los periodo fueron más efímeros.
La misma picia se ha cometido en la actual Constitución al introducir en ella términos inexplicables, indefendibles e injustificables como el de “nacionalidades” que ahora defienden unos antigualitarios neosocialistas capitaneados por el señor Pedro Noyno. Aquello fue únicamente una bomba de relojería y que nos ha conducido a la situación actual dado que se dejó en manos de los nacionalistas la educación, que ha sido empleada como herramienta de manejo y prostitución de las mentes de miles de jóvenes casi acabando con la concepción de conjunto y la visión de futuro, algo a lo que muchos todavía nos resistimos.
Repito… ¿les suena de algo?… Si hoy no votamos nos deslizamos irremisiblemente a un proceso revolucionario.