
«Está muy de moda desacreditar a personajes famosos en las redes sociales, sobre todo por parte de individuos de dudosa moralidad»
Está muy de moda desacreditar a personajes famosos en las redes sociales, sobre todo por parte de individuos de dudosa moralidad muchas veces próxima a algunas formas de pensamiento totalitario que no tienen nada que ver con las democracias y lugares en los que estos manipuladores habitan.
Que los humanos son humanos, ya lo sabemos, que son seres inteligentes a veces lo dudo. ¿Cómo se pueden esgrimir obviedades acerca del comportamiento animal de nuestra especie sin reconocer que el chismorreo es una pieza insustituible de los grupos sociales? Sí, lo es pero hasta unos límites que no se deben cruzar porque después suelen convertirse en enfrentamiento y violencia.
Es más ¿cómo pueden los seres “listísimos” dar credibilidad a lo que en principio son chismorreos de congéneres bastante menos dotados intelectualmente que los criticados? El chisme es el arma del bobo, en general. Que gente que ha hecho del chismorreo su vida en programas de televisión ligeros para mentes ligeras, pueda ser tomada en cuenta como repartidor de verdades que tienen propósitos difamatorios es el colmo de la idiotez humana.
«Tratar de argumentar contra los demás los vicios y fallos que pertenecen por esencia a los seres humanos, independientemente del sexo, es una grandísima gilipollez»
Tratar de argumentar contra los demás los vicios y fallos que pertenecen por esencia a los seres humanos, independientemente del sexo, es aparte de una grandísima gilipollez una enorme idiotez que más tarde o más temprano se vuelve contra quién la detenta. “la famosa frase, creo que de Eugenio D’ors no deja lugar a dudas, “nada de lo humano me es ajeno”.
Las desviaciones sexuales, los comportamiento indebidos entre machos y hembras de la especie incluso los comportamientos sexuales solitarios de los propios humanos tanto hembras como machos, no pueden ser considerados aberraciones porque pertenecen al ámbito social y genético del propio animal humano. Y al que no esté de acuerdo que se pasee varias veces por el parque zoológico de la Casa de Campo en el recinto de los primates.
Tratar de desacreditar a alguien con insinuaciones de ataques de tipo sexual, revela el carácter hipócrita y zafio del que lo argumenta porque lógicamente ellos mismos no están libres de pecado. Podrá manifestarse este de manera distinta pero la base será la misma, una pulsión genética de supervivencia. Y si no hay nadie dispuesto a colaborar sexualmente con la no extinción de los genes humanos ya lo harán íntimamente los individuos, bastará aliviar las tensiones a mano o a dedo.
Las hembras como son las seleccionadoras tienen ese plus digamos de manipulación y por ello son inmunes al peligro de ser acusadas de violencia verbal o física. Rara vez se sentirá violentado un macho por un ofrecimiento sexual, es más se verán alagados y seleccionados. Así que si la vecina de habitación de un hotel le dice a un señor que su cálido lecho esta en la ciento tres no se considera insinuación ni abuso de poder, y lo es, ella detenta todo el poder, porque el machito asiente y lo más probable es que acabe devorado por su depredadora. ¿Es eso abuso de poder? Sí. Del poder que la naturaleza le ha dado como hembra de la especie. Y sí, sí lo es porque probablemente el pobrecillo macho, por muy alfa que sea no se podrá negar.
«Es curioso que el Me Too se produzca siempre a toro pasado, un despropósito que deja en muy mal lugar a la moda buenista e infame»
Ellas sí pueden, si un cantante famoso de ópera o de cualquier otra música, por decir algo, te dice que estará en el hotel tal del tal el tal del tal, solo se refiere a que estará, y por mucho que pretenda conseguir e insista y por mucha fama y poder que tenga no podrá hacer llegar más allá su insinuación. Esta situación si no es en relaciones de franca superioridad no se pueden tener en cuenta. Es curioso que el Me Too se produzca siempre a toro pasado, un despropósito que deja en muy mal lugar a la moda buenista e infame. En esencia, ese arma de superioridad la usó el macho porque la superioridad sexual la detentaba la hembra y él, el macho, se ve obligado biológicamente a usar esa situación que le deja en un lugar del mismo nivel que puede tener la hembra respecto a él. Lo curioso es que las hembras utilicen el argumento una vez alcanzado el objetivo deseado y rara vez renuncien a estas insinuaciones antes de conseguirlo.
«Usar este tipo de insinuaciones como arma arrojadiza y de destrucción del macho es un despropósito que deja en muy mal lugar a las hembras»
Es lo que se llama el juego sexual, que no tiene reglas y que es por definición una lucha sin cuartel para defender los derechos de uno y otro a la reproducción de sus genes con los mejores genes de otro ser vivo. Usar este tipo de insinuaciones como arma arrojadiza y de destrucción del macho es un despropósito que deja en muy mal lugar a las hembras. Pero desde luego, lo que resulta ya del todo asqueroso es que se busque desacreditar la fama de una persona, basándose en sus instintos biológicos.
Mientras estos no transgredan la relación normal que debe existir entre machos y hembras y la libertad, no hay porque ni tan siquiera considerarlo y menos aventarlo. Pero eso sí en la sociedad mosaico en donde la información resulta rápidamente diluida entre cientos de paredes teseladas con millones de nuevas noticias está muy de moda entresacar aquellas que desacreditan por la razón que sea a los considerados enemigos o instrumentos para la manipulación.