
«Y sinceramente no sé a qué juega el PP. Llevo votando este partido, que en España representa el centro moderado, desde el año 77 y todavía no me explico cómo después de tantos años ha decaído tanto como proyecto político»
Sinceramente no sé a qué juega el PP. Llevo votando este partido, que en España representa el centro moderado, desde el año 77 y todavía no me explico cómo después de tantos tiempo ha decaído tanto como proyecto político. Creo que se debe a la laxitud de sus nuevos dirigentes, que día tras día caen en la trampa del buenismo que las izquierdas han inoculado, a modo de virus, en los caletres de todo el personal, que mira que ya es difícil.
La situación tiene dos explicaciones, o nos hemos vuelto todos los españolitos gilipollas, incluyendo incluso a los mandos de los que tienen el deber de defender a España y a los españoles, por mandato Constitucional frente a los separatismos y frente a los populismo excluyentes, así como frente a las invasiones de otros pueblos o estamos rematadamente bobos. Pues apañados estamos, porque no se espera ningún movimiento de las fuerzas armadas o la policía nacional o la guardia civil, que debe de estar hasta los colodrillos de que les tomen el pelo en Ceuta y Melilla, para que paren la fiesta que nos reservan para este verano u otoño los habitantes del norte y centro de África.
Nos la preparan con la connivencia de algunas ONG falsas a las ordenes de algunos prebostes interesados en la ruina del país, con un desembarco de invasores en cinco mil pateras que partirán de Libia, porque si no, no se entiende la concentración tan masiva de este tipo de embarcación en las costas de Libia. Me gustaría saber que hace el CNI, pero sabiendo que está dirigido por el neblinoso y pringoso Pablo Iglesias, navegador de cloacas profesional, vaya usted a saber, a lo peor hasta les organiza un comité de bienvenida jaleador con matanza de corderos incluida y fogatas tribales en las playas de la costa de levante, esto último para los pobres hombres de color, color negro, como ustedes suponen, porque no van a ser verdes ¿no?, si fuera así serían espinacas.
Es esto que he contado o es que por otra otra parte que realmente existe el coronavirus, no nos han engañado. Eso sí, no nos han dicho que sus efectos son realmente mucho más perniciosos que un simple arrechucho, con posibilidad mortal si te pilla un poco flojo, parece que su verdadera gravedad consiste en hacer que la gente, incluso los dirigentes de los partidos en general, (¿qué les habrán prometido?), salvo alguna modesta y decente excepción, se hayan vuelto bobos de baba.
Bueno, no es nada raro, quizás solo sigan la tradición impuesta por los nuevos profesores, educados ya en las ultimas décadas, que en la actualidad imparten su sabiduría en colegios e institutos siendo más profesionales de la bobería que de la enseñanza. Muchas veces me causa impresión el nivel cultural de los Españoles, porque tras casi cuatro décadas de libertad y de estudios posibles para todo el mundo, por lo menos hasta un nivel elemental de los dieciséis años, es incomprensible. Claro así nos va. En España falta trabajo, pero ¿para quién?, pues para las personas que dejaron de estudiar al terminar la ESO, esos trabajos de dependientes, camareros, peones de obra, jornaleros, etc, que están muy bien y son muy dignos por otra parte, pero que no consiguen que nuestro país ocupe el lugar que debe ocupar en Europa, con numeroso personal bien formado, incluso a costa de emigrar en busca de mejores sueldos y es verdad que aquí las empresas pagan a los licenciados superiores verdaderas miserias.
Esto, en contra de lo que pudiera parecer, ha sido forzado y fomentado por los sindicatos de izquierda para no tener una sociedad desigualitaria. El problema es que igualar los sueldo por abajo trae varios problemas. La vagancia en primer lugar, porque ¿para qué trabajar más y mejor o estudiar más si el futuro que me aguarda es arrastrarme toda la vida por un sueldo como máximo de dos o tres mil euros? Y luego de envidia, todo el que arriesga y emprende gana mucho más, así que el que no tiene esa cualidad se ve constreñido a reptar por los sueldos de miseria que algunos gastan, sin tener muchas veces en cuenta el valor real del trabajador que sí se valora por ejemplo en países de una libertad de mercado absoluto, por la cuenta que le tiene al empleador de que no se le marchen los trabajadores buenos y bien preparados.
Esto claro es la manera de pensar Calvinista, no la nuestra. Cada parte tiene su responsabilidad. Por una parte puede achacarse ineficacia y vagancia a los trabajadores, no siempre es verdad y por otra parte puede achacarse avaricia a los empleadores y tampoco es cierto. Pero tratar de edificar una sociedad moderna y eficaz, con los pocos estímulos que se ofrecen, da como resultado la queja de la falta de productividad, el poco resultado económico real y la desesperanza en la prosperidad.
Siempre me impacto una frase de algunos sindicalistas “no trabajes tanto, que nos van a hacer trabajar a los demás” Patético, También es patético confundir horas de trabajo y reloj de ficha con eficacia y resultado o productividad en el trabajo. Y todo así. O los políticos de derechas y centro se quitan el pábilo buenista de familia bien y entran a saco en las reyertas navajeras de la izquierda o en España vamos de culo y cuesta abajo.
Así que ya sabéis, en el PP Pablo Casado ¡oído! Y en VOX Abascal ¡Oído!, lo hacen mejor, pero hay que rematar y el morro siniestro en España es largo como las mentiras que nos cuentan. ¿Qué pasa Ciudadanos, a las duras o a las maduras solo?…Otros que tal bailan. Y así la casa sin barrer y a punto de ser invadida por los sinvergüenzas, que no vienen precisamente de África, si no de las altas esferas financieras mundiales.
Y sinceramente no sé a qué juega el PP. Llevo votando este partido, que en España representa el centro moderado, desde el año 77 y todavía no me explico cómo después de tantos años ha decaído tanto como proyecto político. A lo mejor cambio mi voto, porque estoy harto de votar a los bisoños que no se enteran de con quienes se la juegan. Nunca estuvieron en los barrios bajos. Si fuera necesario no me importaría mudarme a otros lares lejanos, no soy de aquí soy una persona abierta al mundo y a las cosas nuevas y sorprendentes, pero no a lo que huele a naftalina y cloaca.